4/26/2010

Ámbito laboral: recuento de daños

Amenos de una semana del Día del Trabajo, diez integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) instalaron, en el Zócalo capitalino, una huelga de hambre a la que se irán sumando más participantes. Esta acción de protesta obliga a recordar que permanece sin solución el conflicto creado por el gobierno federal con el desconocimiento de la dirigencia de esa organización sindical y con la posterior extinción –por decreto presidencial– de Luz y Fuerza del Centro, en octubre del año pasado. El acoso al SME no es un caso aislado, sino que se inscribe en un patrón de hostigamiento a sindicatos independientes, como ha ocurrido con el Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana, a cuya dirigencia se ha perseguido desde el gobierno anterior.

Por añadidura, el partido en el poder ha presentado ante la Cámara de Diputados una iniciativa de reformas a la Ley Federal del Trabajo que, de aprobarse, acotaría la posibilidad de firmar contratos colectivos, constituir organismos sindicales y declarar huelgas, bajo la orientación de la denominada flexibilización de las condiciones laborales, que no es sino una estrategia de desprotección de los trabajadores.

Por lo demás, y a pesar de las cifras alegres manejadas por el discurso oficial, en lo que va de la presente administración el desempleo se ha duplicado, lo cual, sumado a la pérdida de más de seis millones de puestos de trabajo durante el gobierno foxista, configura un escenario de catástrofe para los trabajadores.

La situación de los salarios no es mejor: de acuerdo con datos del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial publicados la semana pasada, durante 2009 el ingreso promedio de los trabajadores perdió cerca de 20 por ciento de su valor, debido al rezago de los incrementos salariales con respecto a la inflación registrada en la economía nacional. La crisis internacional, cuyos efectos se agravaron y acentuaron en el país debido a la complacencia de las autoridades y a su renuencia a adoptar medidas para contrarrestarlos, afectó negativamente el número de empleos y la tasa de ocupación, aunque el daño fue mayor en la calidad de los empleos y el ingreso, apuntaron los organismos financieros internacionales.

Es inevitable vincular la desastrosa circunstancia laboral con el crecimiento de la población en situación de pobreza –que sólo durante el año pasado se incrementó en más de cinco millones de personas– y con el ahondamiento de la desigualdad, ya desde antes pavorosa y exasperante.

Resulta difícil desconocer, a estas alturas, la incidencia de tales fenómenos (desempleo, pérdida del poder adquisitivo, pobreza, desigualdad) en la proliferación de diversas expresiones delictivas y en la violencia descontrolada que padece el país. Si bien no es fácil documentar un vínculo causal entre los primeros y la segunda –ni tiene por qué suponerse un tránsito automático ni inevitable del desempleo a la delincuencia–, ilegalidad e informalidad económica son, obligadamente, dos válvulas de escape de la angustiosa situación económica en que subsisten millones de familias.

Es mucho más clara, en cambio, la relación entre el catastrófico desempeño oficial en el ámbito laboral y la irritación social que recorre el país, y que puede desembocar en escenarios de ingobernabilidad. La paciencia de las mayorías desfavorecidas tiene un límite, y da la impresión de que los actuales gobernantes están empeñados en alcanzarlo. Tal es la situación en vísperas del Primero de Mayo.

Diez miembros del SME comenzaron la acción hasta que sean cientos: Martín Esparza

Emprenden electricistas huelga de hambre masiva en el Zócalo

Organizaciones sociales fraternas manifestaron su decisión de participar en el ayuno colectivo

Foto

Miembos del Sindicato Mexicano de Electricistas, familiares y simpatizantes marchan hacia el

Zócalo en apoyo a la huelga de hambre que empezaron ayer integrantes del gremio


Foto Cristina Rodríguez.




























































Patricia Muñoz Ríos
Periódico La Jornada
Lunes 26 de abril de 2010, p. 38

A ver ahora qué dicen de las huelgas de hambre en Cuba cuando van a tener en el Zócalo una de decenas de trabajadores, planteó el líder del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), Martín Esparza Flores, en la instalación del campamento en que 10 integrantes de este gremio iniciaron ayer un ayuno masivo, en demanda de que les regresen su empleo.

La huelga de hambre de miembros del SME comenzó este domingo, luego de una misa en la sede del sindicato oficiada por el sacerdote jesuita Carlos Rodríguez, del Centro de Acción y Reflexión Laboral, y de la marcha que los electricistas en resistencia, acompañados de sus esposas e hijos, emprendieron hacia el Zócalo.

El secretario del exterior del sindicato, Fernando Amezcua; un hermano del secretario general del sindicato, Pablo Esparza Flores, junto con los trabajadores Gustavo García Escárcega, Obed Vicencio Becerril, Cayetano Esteva Cabrera, Leonardo Alcalá Aguilar, José Ángel Téllez, Roberto Salcedo Alemán, Gonzalo Alcántara Rodríguez y Luis Maya Molina, son los primeros 10 electricistas que ayunarán.

Posibilidad en estudio

Este lunes, a las 10 de la mañana, se instalarán otros 10 huelguistas y así sucesivamente, hasta que sean cientos, informó Martín Esparza, quien agregó que incluso estudiantes y miembros de organizaciones sociales fraternas manifestaron su decisión de participar en el ayuno colectivo. Sin embargo, esta posibilidad está en evaluación.

El campamento del SME, ubicado a espaldas del museo monumental e itinerante México en tus sentidos, está compuesto por decenas de catres en espera de los demás huelguistas, que ayer fueron acompañados por representantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), legisladores, los dirigentes del Frente Metropolitano de Organizaciones Populares (FMOP), María Rosete, dirigente de los ambulantes de Tepito; del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Salud, y de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala, entre otros.

En la instalación del recinto, bajo un sol inclemente, Esparza hizo ver que realizan esta huelga de hambre como acción de desobediencia civil a más de seis meses del ilegal decreto del presidente Felipe Calderón, que los dejó sin su fuente de trabajo.

En este 1º de mayo, dijo, el gobierno tiene que rendir cuentas no sólo de sus acciones cometidas contra los trabajadores del SME, sino contra el gremio minero y concretamente los mineros de Cananea, donde a 100 años de la Revolución Mexicana se quiere repetir la historia de represión. No sólo eso: también tiene que rendir cuentas de lo que ha hecho este gobierno contra los trabajadores, a los cuales ha empobrecido y desempleado, dijo.

Fernando Amezcua, luego de plantear que aun estando en huelga de hambre no va a parar sus actividades, señaló que se trata de un movimiento pacífico, que busca la solución definitiva a este conflicto, salvaguardar las conquistas laborales de los antecesores y el rescate de la credibilidad de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Antes, en la misa que se llevó a cabo en la sede del SME, el jesuita Carlos Rodríguez pidió a los trabajadores que se van a huelga de hambre que dirigieran un mensaje a sus familias. Uno de ellos dijo: “Hoy me levante y sé que es mi último día de desempleado… Mañana voy a regresar a trabajar”.

Rodríguez pidió a los asistentes que abarrotaron la sede, orar por los que inician este ayuno, a quienes animó a tener coraje para lograr la justicia y esperanza, y no abandonar la lucha. Oró para que Dios ilumine la cabeza de los gobernantes de este país y abandonen la arrogancia para encontrar una solución al conflicto.

Los trabajadores estrenaron camisetas. Son blancas y tienen rotulado: Hay quienes viven de la historia; hay quienes aprenden la historia, nosotros estamos haciendo historia.


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