7/23/2013

Programa de Empleo de Peña Nieto sólo formalizará el trabajo precario; es una simulación para maquillar las cifras: Héctor de la Cueva



Mientras permanezca vigente la política económica y laboral que propicia la precarización e inestabilidad en el trabajo, los bajos salarios, la privatización de la seguridad social  y la jubilación, elPrograma para la Formalización del Empleo será una simulación, una falsa promesa que pretende curar el cáncer de la informalidad con una aspirina, afirmó hoy el coordinador del Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (CILAS), Héctor de la Cueva.



Sin duda es positivo reconocer el alto grado de informalidad en que se encuentra inmerso el mercado laboral mexicano, pero no basta un programa que atiende apenas un porcentaje mínimo del problema; es necesario apuntalarlo con medidas concretas para elevar la calidad de los puestos de trabajo. “De conformarse con ese programa a Peña Nieto corre el riesgo de convertirse de presidente del empleo formal al del empleo precario; algo similar a lo que le sucedió a Felipe Calderón quien pretendió ser el presidente del empleo y terminó siendo el del desempleo galopante”, agregó De la Cueva.


Hay que ser conscientes de que la gente elige trabajar en la informalidad porque ahí gana un poco más, porque en la informalidad tiene mayores posibilidades de resolver sus urgencias económicas. De trabajar por una paga muy baja, sin prestaciones, sin acceso a la seguridad social  ni a un retiro digno, las y los trabajadores prefieren una opción que en lo inmediato le genera un mayor ingreso.

Tal como está planteado ahora, aseveró el directivo del CILAS, el programa anunciado la víspera servirá solamente para incrementar las estadísticas para que el gobierno nos haga creer que está cumpliendo. Es correcto formalizar el empleo, porque es un importante detonador económico, pero lo que hay que garantizar el empleo digno, en términos de la Organización Internacional del Trabajo: el “trabajo decente”; es decir, con niveles de salario decorosos, con acceso al Seguro Social y créditos para vivienda, con estabilidad y garantía de respeto a sus derechos de libre organización.

De la Cueva insistió en que es poco creíble que el programa mencionado represente una solución a la informalidad y a las necesidades de la clase trabajadora cuando está impulsado bajo el amparo de una política económica basada en la depauperación de la mano de obra que, además, se encuentra en el umbral de una crisis.

“El propio Peña Nieto fue quien apadrinó una reforma laboral que protege y facilita la contratación temporal, la subcontratación, el despido con todas las ventajas para el empleador  e impone salarios bajos. La idea de trabajo formal del gobierno es el modelo Burger King o Walmart, totalmente precario e inestable”.

No es difícil pensar que lo que sucederá es un repunte estadístico. Miles de jóvenes podrán acceder a una chambita  y por tanto aparecerán como empleados formalmente, pero lo que no se dice es que podrán ser despedidos sin complicaciones en dos o tres meses. “El programa de Peña Nieto es una simulación, un engaño”, concluyó De la Cueva.



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