Serpientes y Escaleras
Salvador Garcia Soto
En la política real, veremos cómo impactan las maquinarias, acarreos y movilizaciones, junto con las dádivas y pagos económicos el día de la jornada electoral
(Foto: ESPECIAL)
Con cierres de campaña iniciados ayer en los estados y un ambiente crispado por la cerrada competencia en procesos locales, nos acercamos a la votación del próximo 7 de junio con más incertidumbres que certezas. Primero por la confusión y hartazgo en el electorado por las campañas sucias y guerra de acusaciones entre candidatos y el efecto que eso tendrá en fenómenos como el abstencionismo o el llamado civil al “voto nulo”; segundo por el fantasma de la violencia que ronda en varias regiones conflictivas del país, por tensiones y sociales o por la presencia del narcotráfico; y tercero, porque como es habitual en los últimos días de campañas, se desató la guerra de encuestas, cifras y pronósticos entre partidos y candidatos.
Mientras, un optimismo no siempre sustentado se oye en los cuarteles de campaña. Lo mismo en el gobierno federal y el PRI donde dicen que “no habrá sorpresas” y están muy confiados que la alianza con el PVEM mantendrá la mayoría del partido gobernante en la Cámara de Diputados, con números similares a los de ahora; que en el PAN donde hacen “cuentas alegres” de que ese partido puede llegar a los 200 diputados producto de un “voto de castigo” contra el gobierno priísta y sus promesas incumplidas; o en el PRD, donde se resisten a aceptar la debacle pronosticada y afirman que mantendrán sus bastiones como Distrito Federal, Michoacán y Morelos.
En los estados sólo tres elecciones parecen más o menos definidas: Campeche, por la cómoda ventaja del PRI y su candidato Alejandro Moreno; Baja California Sur, donde el PAN asegura, con base en encuestas de Consulta Mitofsky y Parametría, que la ventaja de Carlos Mendoza es de nueve puntos, aunque el PRI insistía ayer en su cierre que Ricardo Barroso “dará la sorpresa”; y Guerrero, donde la ventaja del priísta Héctor Astudillo sobre un dividido PRD y su candidata Beatriz Mojica, no varió las últimas semanas.
En otras entidades no se ve aún claro: empate técnico en Querétaro entre el panista Francisco Domínguez y el priísta Roberto Loyola (según encuesta del diario Reforma); una ventaja mínima, pero ventaja de 6 puntos del tricolor Juan Manuel Carrera contra la blanquiazul Sonia Mendoza, en San Luis Potosí, y un cierre de pronóstico reservado en Colima entre el priísta Ignacio Peralta y el panista Jorge Luis Preciado.
En algunos casos se avecinan tormentas. Sonora (donde se denunció el hallazgo de boletas electorales cruzadas a favor del PAN) es de los más tensos. Aún con el cierre espectacular de la priísta Claudia Pavlovich, que remontó de 15 puntos abajo en las encuestas y cierra con ventaja sobre el panista Javier Gándara, según varios sondeos, la batalla será a muerte y es muy posible que la elección termine en tribunales; Michoacán es el otro estado donde lo cerrado de la disputa entre Silvano Aureoles y Ascención Orihuela, aunado a las condiciones particulares del estado, hacen difícil el pronóstico.
Y finalmente, mención aparte merece Nuevo León, “joya de la corona” de las nueve gubernaturas en disputa. Las últimas encuestas conocidas se contrapuntean: por un lado Reforma, que dio ventaja a Jaime Rodríguez El Bronco por 5 puntos contra Ivonne Álvarez, y por el otro los últimos sondeos de EL UNIVERSAL y Excelsior, le dieron 8 puntos de ventaja a la priísta sobre el candidato independiente. Eso hace pensar que en Nuevo León la disputa se definirá por dos factores: por un lado la estructura y el voto duro, donde el PRI tendría ventaja, o por el otro una participación masiva e histórica del electorado nuevoleonense que podría hacer historia y hacer ganar por primera vez en el estado y el país a un candidato sin partido.
Todo eso nos lleva a lo incierta que será la noche del 7 de junio y el amanecer del día después. Las encuestas, a decir de expertos, no son ni pronósticos ni ciencia exacta y definen sólo la fotografía del momento. En el lugar común, diríamos que “la última palabra la tendrán los electores”, pero en la política real, veremos cómo impactan las maquinarias, acarreos y movilizaciones, junto con las dádivas y pagos económicos el día de la jornada electoral y otros chanchullos que prevalecen en nuestra imperfecta democracia.
sgarciasoto@hotmail.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario