Atienden necesidad comunicativa que Estado ignora
En
el municipio mazateco de Mazatlán Villa de Flores, en el estado de
Oaxaca, hace nueve años una joven de origen indígena defendió su derecho
y el de otras mujeres a informar y estar informadas. María Guadalupe
Blanco Méndez, ahora operadora de Radio Nanhdiá, marcó precedentes.
El gobierno de Oaxaca, encabezado entonces por el Partido Revolucionario
Institucional (PRI), quiso arrebatar el derecho de los medios
independientes a informar sobre la represión magisterial que se vivió en
2006 en la entidad, y optó por acallar a Radio Nanhdiá, consolidada en
el año 2000 como “puente de comunicación” para un pueblo que recibía más
información de Puebla y Veracruz (estados vecinos) que de su capital
estatal.
Guadalupe Blanco sobrevivió a una emboscada y al ataque de un grupo
paramilitar que sacó de manera violenta al personal de la emisora, y
cerró sus puertas dejando adentro el equipo técnico.
Tuvo que ser esta mujer quien dos años después se animó sin ningún apoyo
económico a revivir el proyecto y convertirse en directora de una radio
indígena integrada por muchas mujeres comunicadoras, desarrolló una
barra programática sobre los derechos femeninos, y se integró a la Red
de Mujeres de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias
(AMARC-México).
ATRAVESAR LABERINTOS
Previo
a su participación en el reciente Foro Internacional sobre Género,
Medios, Tecnologías de la Información y la Comunicación, y Periodismo
(realizado en el Centro Cultural España en esta capital y donde ella
participó como única representante de medios comunitarios junto a
investigadoras internacionales de las grandes industrias comunicativas),
Blanco platicó con Cimacnoticias sobre los obstáculos que enfrentan las
comunicadoras para liderar y preservar las radios comunitarias e
indígenas en el país.
–Angélica Jocelyn Soto Espinosa (AJSE): ¿Cuál es la función de las
radios comunitarias para el reconocimiento de los derechos femeninos al
interior de las comunidades?
–Guadalupe Blanco Méndez (GBM): Con la experiencia nos hemos dado cuenta
que no importa el partido político que gobierne en los estados, ya que
seguirá siendo la misma falta de atención a las comunidades. La radio
comunitaria es el instrumento tecnológico que permite atender la
necesidad comunicativa que el Estado está ignorando.
“En el caso de las mujeres, su participación como productoras y
operadoras de las radios les permite incursionar en ámbitos poco
tradicionales. Además, las barras programáticas que se generan están
orientadas a la defensa de todos los derechos”.
–AJSE: ¿La participación de las mujeres en las radios comunitarias sigue siendo más limitada que la de los varones?
–GBM: La violencia de género desgraciadamente nos une a todas las
comunicadoras; sin embargo, particularmente en estos contextos se nos
vulnera más porque las autoridades no tienen la formación adecuada sobre
cómo enfrentar la violencia; simplemente desconocen el marco legal que
defiende los derechos de las mujeres y siguen usando la tradición
comunitaria para juzgar.
“Ellas tienen que atravesar muchos laberintos para que puedan acceder a
otro nivel educativo, y las que lo logran se van a la ciudad y no
regresan a sus comunidades. Su contexto familiar también impide que
ellas participen. Cuando tenemos que salir del pueblo hasta por cuatro
días para reunirnos con otras comunicadoras les preocupa el cuidado de
sus hijas e hijos, sus animales, la casa y su asistencia a las juntas
comunitarias.
“Las mismas instituciones saturan el tiempo de las mujeres obligándolas a
ir a juntas sobre programas sociales. Cuando quieres hacer una
actividad distinta con ellas ya están cansadas”.
–AJSE: ¿Cuál es el papel de las mujeres en la radio comunitaria?
–GBM: La mayoría conforma el equipo operativo y generan la producción
radiofónica. Las compañeras de las comunidades aportan la filosofía de
vida para adecuar las producciones a los criterios ideológicos de la
comunidad.
“En estos 15 años de experiencia, en Radio Nahndiá han participado
mujeres de todas las edades. Ahora ya somos más en los ámbitos de
producción y técnico, incluso hay algunas que se formaron como
cineastas, pero nos siguen faltando mujeres en el ámbito de la
incidencia política, en los cabildos y en la exigencia a las autoridades
municipales sobre la rendición de cuentas”.
–AJSE: ¿Hay una diferencia en el tipo de contenidos cuando más mujeres participan en la producción?
–GBM: Definitivamente sí. Las radios de Michoacán, Puebla, Oaxaca,
Estado de México y Veracruz, por ejemplo, están generando producciones
que hablan en concreto de los derechos de las mujeres, son series
testimoniales y radionovelas.
“Las mujeres se identifican con las historias y cuando viven alguna
violencia llaman a la radio a pedir ayuda. Esto nos obliga a
capacitarnos para materializar este derecho. Yo misma he tenido que
integrarme a la Red de Auxiliares Comunitarias.
“Sin embargo, quienes dirigimos las radios comunitarias nos hacemos la
crítica de que no hay una apuesta para generar contenidos distintos,
como las pocas radionovelas que hay en México, en las que las mujeres
hacen el trabajo de contenido, de producción y de guión.
“Las radionovelas se basan en hechos de la comunidad y se relacionan con
la defensa de los derechos. Por ejemplo, en la radio de Oaxaca se
adaptó la historia de una joven acosada por la autoridad y que tiene que
salir de su comunidad porque no encuentra elementos que la apoyen, pero
como el núcleo comunitario aún es muy fuerte al final se ve cobijada.
“Cuando hay mujeres en espacios de decisión, como coordinadoras
generales, hay más orden y organización de tiempos. Nosotras creemos que
la función de las radios es que la información sea orientadora, que nos
permita superar dificultades, que nos va a gustar, entretener y nos va
ilustrar. No vamos a meter ideas ajenas a nuestros contextos”.
CENSURA EN LA COMUNIDAD
–AJSE: ¿Cuáles son los riesgos que enfrentan las mujeres en las radios comunitarias?
–GBM: A nivel federal es la persecución, la censura, la falta de un
cobijo legal que permita que la radio comunitaria se desarrolle, y la
descomposición social general. En el ámbito comunitario, es la
persecución de la autoridad municipal, que se niega rendir cuentas.
“Para las mujeres es muy difícil participar en la función política de
las radios comunitarias porque se convierten en sujetas públicas. En ese
nivel ellas son más propensas a sufrir campañas de desprestigio y
ataques personales. En las comunidades hay toda una estrategia de
difamación contra ellas.
“Por ejemplo, en 2013 tres compañeras (dos de ellas maestras) se
atrevieron a hacer un programa radiofónico (‘El poder de la palabra’),
para denunciar al síndico del municipio por mal manejo de recursos. Las
mujeres organizaron un levantamiento popular del que nunca salieron
triunfantes porque se desgastaron, y sólo una de ellas quedó al frente
del programa de radio. También fueron desprestigiadas frente al pueblo.
“Al
final (las mujeres dejaron de hacer programas) y se dedicaron a la
‘talacha’. No es que no estemos preparadas, pero es tan grande la carga
social como sujetas públicas que decidimos mejor no meternos”.
–AJSE: ¿Cuál es el futuro de las radios comunitarias en México?
–GBM: A pesar del clima de hostigamiento e inseguridad legal, nos sigue
alentando que las niñas y mujeres lleguen a la radio a pedir información
o a solicitar el espacio para resolver situaciones de la comunidad. La
radio es un elemento más de la vida comunitaria que si no está, hay un
vacío en la comunidad.
“No obstante países como Uruguay, Argentina y Chile tienen una mejor
legislación en materia de telecomunicaciones que en México, que avanza a
pasos muy pequeños. En esto tenemos que trabajar.
“No basta con que la Ley de Telecomunicaciones diga que hay ‘concesiones
de uso social, entre ellas comunitarias e indígenas’, ahora tenemos que
pelear sobre cómo nos permiten operativizar una radio sin tener una
cuenta bancaria de miles de pesos para pago de impuestos, derechos y
trámites en el Instituto Federal de Telecomunicaciones. No queremos que
nos exenten de las obligaciones pero sí que haya un equilibrio.
“Y para incorporar a más mujeres en las radios comunitarias es necesario
fortalecer las redes de mujeres comunicadoras que se formen
políticamente, porque a pesar de los pesares no vamos a dejar el
oficio”.
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Angélica Jocelyn Soto Espinosa
Cimacnoticias | México, DF.-
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