6/06/2015

Ni Una Menos, grito contra femicidios ingresa en agenda argentina

Los manifestantes desbordaron la plaza ante el Congreso legislativo de Argentina, en Buenos Aires, para demandar que cesen las muertes machistas de mujeres en el país. Crédito: Cortesía de Ni Una Menos

 

Los manifestantes desbordaron la plaza ante el Congreso legislativo de Argentina, en Buenos Aires, para demandar que cesen las muertes machistas de mujeres en el país. Crédito: Cortesía de Ni Una Menos
BUENOS AIRES, 4 jun 2015 (IPS) - Tras la multitudinaria acogida de la convocatoria a manifestarse contra los femicidios en Argentina, sus organizadores comienzan a delinear los pasos a fin de hacer realidad el clamor de “Ni Una Menos”, aprovechando la fuerza de las calles para dictar agendas políticas a favor de las mujeres.
“Esta movilización tuvo propuestas concretas”, subrayó Fabiana Túñez, una de las fundadoras de La Casa del Encuentro, que participó en el llamado a las manifestaciones que llenaron las calles de Buenos Aires y otras ciudades el miércoles 3 en demanda de que acaben las muertes por razones de género.
En diálogo con IPS, Túñez dijo que “se espera que todos los funcionarios, funcionarias y precandidatos electorales que se sacaron la foto, ahora recojan la fuerza del guante de la calle y la incorporen en sus agendas políticas para  profundizar el trabajo contra la violencia hacia la mujer”.
La convocatoria a la  movilización surgió espontáneamente en las redes sociales, a partir de la consigna de “Ni Una Menos” (ni una mujer muerta más por ser mujer), lanzada por un grupo de periodistas, artistas y activistas.
La respuesta en Buenos Aires, frente al Congreso legislativo, y en otras  ciudades desbordó los perímetros de los parques, de las avenidas y de las calles aledañas, bajo ese lema que consiguió, en un país políticamente muy polarizado, unir a antagónicos sectores sociales, partidistas, sindicales, estudiantiles, y hasta conservadores religiosos.
“Basta de femicidios”, “Dejemos de criar princesas indefensas y machitos violentos”,  “Disculpen las molestias, no están asesinando”, “Si nos quieres no nos pegues, no nos violes, no nos mates”, enarbolaban algunos carteles improvisados por 200.000 manifestantes, tan solo en la capital y según las fuentes más conservadoras. La mayoría eran mujeres, pero también había muchos hombres y familias.
“La sociedad está harta de escuchar sobre femicidios. Eso fue un caldo de cultivo propicio que hizo ebullición”, reflexionó Tuñez.
En Argentina, según los casos recabados de la prensa por su organización no gubernamental, en los últimos siete años fueron asesinadas 1.808 mujeres por razones de género, lo que dejó además miles de huérfanos, algunos obligados a convivir con los asesinos.
Según las cifras suministras durante la protesta, que remarca que son parciales, en 2008 había un femicidio cada 40 horas en este país de 43 millones de personas y en 2014 se acortó a uno cada 30 horas.
Precisamente, una de las demandas es que existan estadísticas oficiales sobre los femicidios, en otros países denominados feminicidios. También que se garantice el acceso a la justicia, la protección y más refugios, para las víctimas de hombres violentos.
“Pediremos reuniones con precandidatos (a las elecciones generales de octubre) para desarrollar más líneas de propuesta y ojala nos escuchen, porque seguiremos diciendo, y esto lo marcó muy bien esta manifestación, que es un tema transversal”, continuó Túñez.
“Todos los partidos tienen que incorporar en una propuesta concreta, lo que la sociedad ya trasformó en una agenda concreta”, planteó.
Ni Una Menos, grito contra femicidios ingresa en agenda argentina
Soraima Torres, su hija Mariela y su nieta, tres generaciones de mujeres argentinas, enarbolan carteles con la consigna “Ni Una Menos”, en la manifestación contra los femicidios en Buenos Aires. Crédito: Fabiana Frayssinet/IPS
El documento, leído durante las concentraciones por artistas como la dibujante Maitena (Burundarena),  solicita“la implementación, presupuesto y un adecuado monitoreo del Plan Nacional de Acción para la Prevención Asistencia y Erradicación de la Violencia Contra las mujeres,  que está en la Ley 26.485 de Protección Integral de las Mujeres”, pero que no ha sido reglamentado.
La calle habla
“Pedimos que se cumplan las leyes, que no haya jueces machistas, combatir que mi hija, por salir en minifalda, cualquiera pueda tener derecho de tocarla o violarla”, dijo a IPS una de las manifestantes en la capital, Soraima Torres.
“Hay que enseñar al hombre a no lastimar, a no violar, a no golpear, a no matar, a pedir igualdad de género. Yo no soy menos que un hombre”, continuó su hija Mariela, sosteniendo en brazos a su pequeña niña.
Los organizadores piden también que se garantice la educación sexual integral, impulsada por el gobierno de Cristina Fernández, pero que todavía no fue implementado totalmente, por la presión de grupos conservadores.
Una educación que según otra manifestante, Evelyn Garazo, de 18 años, tiene también que cambiar el modelo de amor de las propias mujeres.
“Amigas que tienen novios violentos verbales, o muy controladores, que no las dejan salir con amigas. Y a ellas les parece normal porque se los está pidiendo supuestamente el chico que la ama”, señaló a IPS.
Como dijo Maitena, los femicidios tienen detrás parámetros culturales que “tienden a pensar a la mujer como objeto de consumo y descarte”.
Así dijeron sentirse en las calles dos estudiantes que por primera vez participaban de una manifestación.
“No tiene que existir violencia ni de lo más chiquito, que te griten por la calle, hasta que te violen o maten”, dijo una de ellas, Candela Rivero.
“Se da por hecho siempre que el hombre va a ser superior que la mujer y que vamos a estar en ese lugar de salir a la calle y te grite un hombre, te toquen la cola, te hagan cualquier cosa y vos te la tenés que aguantar porque si decís algo no sabés si te va a agarrar o hacer algo. Te tenés que callar y seguir caminando con miedo”, protestó.
También ellos
Muchos hombres que participaron en la protesta están dispuestos a acompañarlas en esos reclamos
“Hay que exigir cambios también desde la televisión si en serio queremos erradicar la violencia de género. Es obscena la cantidad de publicidades que sitúan a la mujer en un lugar de hace cinco décadas”, dijo a IPS el economista Sergio Drucaroff.
“¿Acaso creen que yo no compro jabón en polvo, detergente o pastas? Son inadmisibles las decenas de programas que tienen segmentos dedicados a los chistes machistas, peyorativos sobre las mujeres”, consideró.
“Nosotros tenemos que concientizar como hombres a todos aquellos hombres machistas, que maltratan a su mujer o que la agreden de palabra, porque eso es golpearla también. Tenemos que demostrarles que ser más machos no es ser violentos”, opinó a IPS el empleado público Luis Bignone.
Muchas de las quejas fueron contra la justicia e incluyeron a la presidenta, quien apoyó la manifestación.
“De algunos jueces mejor ni hablar: apenas seis meses de condena para un hombre que molió a golpes en la calle a una mujer”, sostuvo Fernández.
“No es sólo un problema judicial o policial. Estamos ante una cultura devastadora de lo femenino”, escribió en Twitter.
Familiares de víctimas
En el “día que las mujeres dijeron basta”, según titularon medios locales, también participaron familiares de las víctimas.
Uno de los casos que agitaron la protesta fue el reciente asesinato a golpes de  Chiara Páez, de 14 años y embarazada, enterrada en la casa de su novio también adolescente.
Pero ese fue apenas uno de los femicidios de más repercusión, entre muchos otros de mujeres, la mayoría en manos de sus parejas o exparejas.
Julia Ibarra, portaba el cartel de su hija Tamara López, de 21 años, asesinada en El Tigre, un municipio bonaerense donde se denunciaron varios casos de violaciones y muertes, en medio de hipótesis de tráfico de drogas con complicidad de las autoridades, y de trata de personas.
“Tamara salió el día 15 de enero alrededor de las 23:00 de casa y me dijo voy y vuelvo. Yo denuncié a quienes la tenían aterrorizada pero apareció muerta nueve días después”, relató a IPS  la madre de Tamara, que era novia de un vendedor de drogas, vinculado a por lo menos otros dos casos de muerte de mujeres.
Editado por Estrella Gutiérrez

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