“Esta movilización tuvo propuestas concretas”, subrayó Fabiana Túñez,
una de las fundadoras de La Casa del Encuentro, que participó en el
llamado a las manifestaciones que llenaron las calles de Buenos Aires y
otras ciudades el miércoles 3 en demanda de que acaben las muertes por
razones de género.
En diálogo con IPS, Túñez dijo que “se espera que todos los
funcionarios, funcionarias y precandidatos electorales que se sacaron la
foto, ahora recojan la fuerza del guante de la calle y la incorporen en
sus agendas políticas para profundizar el trabajo contra la violencia
hacia la mujer”.
La convocatoria a la movilización surgió espontáneamente en las
redes sociales, a partir de la consigna de “Ni Una Menos” (ni una mujer
muerta más por ser mujer), lanzada por un grupo de periodistas, artistas
y activistas.
La respuesta en Buenos Aires, frente al Congreso legislativo, y en
otras ciudades desbordó los perímetros de los parques, de las avenidas y
de las calles aledañas, bajo ese lema que consiguió, en un país
políticamente muy polarizado, unir a antagónicos sectores sociales,
partidistas, sindicales, estudiantiles, y hasta conservadores
religiosos.
“Basta de femicidios”, “Dejemos de criar princesas indefensas y
machitos violentos”, “Disculpen las molestias, no están asesinando”,
“Si nos quieres no nos pegues, no nos violes, no nos mates”, enarbolaban
algunos carteles improvisados por 200.000 manifestantes, tan solo en la
capital y según las fuentes más conservadoras. La mayoría eran mujeres,
pero también había muchos hombres y familias.
“La sociedad está harta de escuchar sobre femicidios. Eso fue un
caldo de cultivo propicio que hizo ebullición”, reflexionó Tuñez.
En Argentina, según los casos recabados de la prensa por su
organización no gubernamental, en los últimos siete años fueron
asesinadas 1.808 mujeres por razones de género, lo que dejó además miles
de huérfanos, algunos obligados a convivir con los asesinos.
Según las cifras suministras durante la protesta, que remarca que son
parciales, en 2008 había un femicidio cada 40 horas en este país de 43
millones de personas y en 2014 se acortó a uno cada 30 horas.
Precisamente, una de las demandas es que existan estadísticas
oficiales sobre los femicidios, en otros países denominados
feminicidios. También que se garantice el acceso a la justicia, la
protección y más refugios, para las víctimas de hombres violentos.
“Pediremos reuniones con precandidatos (a las elecciones generales de
octubre) para desarrollar más líneas de propuesta y ojala nos escuchen,
porque seguiremos diciendo, y esto lo marcó muy bien esta
manifestación, que es un tema transversal”, continuó Túñez.
“Todos los partidos tienen que incorporar en una propuesta concreta,
lo que la sociedad ya trasformó en una agenda concreta”, planteó.
El documento, leído durante las concentraciones por artistas como la
dibujante Maitena (Burundarena), solicita“la implementación,
presupuesto y un adecuado monitoreo del Plan Nacional de Acción para la
Prevención Asistencia y Erradicación de la Violencia Contra las mujeres,
que está en la Ley 26.485 de Protección Integral de las Mujeres”, pero
que no ha sido reglamentado.
La calle habla
“Pedimos que se cumplan las leyes, que no haya jueces machistas,
combatir que mi hija, por salir en minifalda, cualquiera pueda tener
derecho de tocarla o violarla”, dijo a IPS una de las manifestantes en
la capital, Soraima Torres.
“Hay que enseñar al hombre a no lastimar, a no violar, a no golpear, a
no matar, a pedir igualdad de género. Yo no soy menos que un hombre”,
continuó su hija Mariela, sosteniendo en brazos a su pequeña niña.
Los organizadores piden también que se garantice la educación sexual
integral, impulsada por el gobierno de Cristina Fernández, pero que
todavía no fue implementado totalmente, por la presión de grupos
conservadores.
Una educación que según otra manifestante, Evelyn Garazo, de 18 años,
tiene también que cambiar el modelo de amor de las propias mujeres.
“Amigas que tienen novios violentos verbales, o muy controladores,
que no las dejan salir con amigas. Y a ellas les parece normal porque se
los está pidiendo supuestamente el chico que la ama”, señaló a IPS.
Como dijo Maitena, los femicidios tienen detrás parámetros culturales
que “tienden a pensar a la mujer como objeto de consumo y descarte”.
Así dijeron sentirse en las calles dos estudiantes que por primera vez participaban de una manifestación.
“No tiene que existir violencia ni de lo más chiquito, que te griten
por la calle, hasta que te violen o maten”, dijo una de ellas, Candela
Rivero.
“Se da por hecho siempre que el hombre va a ser superior que la mujer
y que vamos a estar en ese lugar de salir a la calle y te grite un
hombre, te toquen la cola, te hagan cualquier cosa y vos te la tenés que
aguantar porque si decís algo no sabés si te va a agarrar o hacer algo.
Te tenés que callar y seguir caminando con miedo”, protestó.
También ellos
Muchos hombres que participaron en la protesta están dispuestos a acompañarlas en esos reclamos
“Hay que exigir cambios también desde la televisión si en serio
queremos erradicar la violencia de género. Es obscena la cantidad de
publicidades que sitúan a la mujer en un lugar de hace cinco décadas”,
dijo a IPS el economista Sergio Drucaroff.
“¿Acaso creen que yo no compro jabón en polvo, detergente o pastas?
Son inadmisibles las decenas de programas que tienen segmentos dedicados
a los chistes machistas, peyorativos sobre las mujeres”, consideró.
“Nosotros tenemos que concientizar como hombres a todos aquellos
hombres machistas, que maltratan a su mujer o que la agreden de palabra,
porque eso es golpearla también. Tenemos que demostrarles que ser más
machos no es ser violentos”, opinó a IPS el empleado público Luis
Bignone.
Muchas de las quejas fueron contra la justicia e incluyeron a la presidenta, quien apoyó la manifestación.
“De algunos jueces mejor ni hablar: apenas seis meses de condena para
un hombre que molió a golpes en la calle a una mujer”, sostuvo
Fernández.
“No es sólo un problema judicial o policial. Estamos ante una cultura devastadora de lo femenino”, escribió en Twitter.
Familiares de víctimas
En el “día que las mujeres dijeron basta”, según titularon medios locales, también participaron familiares de las víctimas.
Uno de los casos que agitaron la protesta fue el reciente asesinato a
golpes de Chiara Páez, de 14 años y embarazada, enterrada en la casa
de su novio también adolescente.
Pero ese fue apenas uno de los femicidios de más repercusión, entre
muchos otros de mujeres, la mayoría en manos de sus parejas o exparejas.
Julia Ibarra, portaba el cartel de su hija Tamara López, de 21 años,
asesinada en El Tigre, un municipio bonaerense donde se denunciaron
varios casos de violaciones y muertes, en medio de hipótesis de tráfico
de drogas con complicidad de las autoridades, y de trata de personas.
“Tamara salió el día 15 de enero alrededor de las 23:00 de casa y me
dijo voy y vuelvo. Yo denuncié a quienes la tenían aterrorizada pero
apareció muerta nueve días después”, relató a IPS la madre de Tamara,
que era novia de un vendedor de drogas, vinculado a por lo menos otros
dos casos de muerte de mujeres.
Editado por Estrella Gutiérrez
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