Samuel Schmidt
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Conocí al vampiro canadiense, un luchador de lucha libre en el que se inspiró una película. Y platicando en confianza le pregunté si los temas fuertes, como el campeonato mundial o cuándo se juegan la cabellera o la máscara se dirimía en un gimnasio, en una especie de competencia en igualdad de condiciones, porque me parecía que la función en la arena es un espectáculo muy bien montado.
Su respuesta me dejó frío y tiró la última confianza que tenía yo sobre un resquicio de honestidad deportiva: Todo se arregla, si te llegan al precio dejas lo que sea, campeonato, cabellera, máscara. Su argumento me informó que no hay un resquicio de honradez en el espectáculo. Es para entretener aunque engañen a la gente al hacerle creer que en verdad es una competencia. Cuándo pregunté sobre la sangre que se ve ocasionalmente, me dijo que también está considerado, aunque a veces hay accidentes.
Un día sentado esperando el tren en Tel Aviv me puse a leer el periódico deportivo que alguien abandonó en una banca, me tocó justo la edición donde se reportaba una investigación sobre el fraude en el futbol, cómo se compraba partidos, jugadores, árbitros y como se conducían las apuestas, que en ese momento alcanzaban mil millones de shekel (a 3.5 por dólar), la nota mostraba como gracias a la mafia rusa, ese manejo tenía una dimensión internacional. Tal vez no debía sorprenderme la dimensión de esos manejos en un país tan chico.
Hasta ahí me quedaba claro que los malos eran unos mafiosos, que por lo visto tienen un espacio de acción globalizado, porque si hay alguien que ha sabido explotar la globalización, son los miembros del crimen organizado (del sector privado y del sector público).
Ahora estalla el escandalo de la FIFA y con él nos enteramos que arreglan partidos de copa mundial, como sucedió en Corea donde ayudaron al equipo de casa en juegos contra España e Italia. Resulta ahora, nos enteramos por las acusaciones que salen desde Estados Unidos, que en la poderosa asociación se venden sedes del mundial, contratos de patrocinio y vaya usted a saber que más. Sorprende que éstos rumores se escuchan desde hace tiempo, posiblemente esparcidos por aquellos cuyos sobornos no fueron lo suficientemente importantes para lograr sedes de campeonato mundial.
La acusación y detención de sospechosos se ha concentrado en la capa dirigente de la FIFA, de la que su presidente ha salido intocado y hasta se ha logrado reelegir, el por supuesto culpó a los detenidos, aunque me resisto a creer que no estuvo enterado de la danza de los millones y más me resisto a creer que no lo haya salpicado.
También dudo que la podredumbre se quede solamente en esa cúpula y que no baje a las federaciones de los países, las que, por ejemplo en el caso de México, se manejan como clubes de oligarcas que logran enormes beneficios. Por lo pronto en Brasil están de plácemes porque uno de los que cayeron en desgracia fue de los que apoyaron a los militares en sus tareas de tortura y exterminio de opositores. Ahí el daño es agravado y el gobierno no tuvo la capacidad política de derrumbar a tal esperpento y mucho menos, evitar que siguiera beneficiándose con recursos públicos.
Lo serio de los fraudes de la FIFA es que hay muchos recursos públicos involucrados, porque en principio son los gobiernos los que pujan por atraer las sedes de los campeonatos, me imagino que para sus fines turísticos y son los gobiernos los que construyen estadios que posteriormente beneficiarán a los dueños de los equipos. Eso explica los conflictos que vivió Brasil porque invirtió una fortuna en el mundial con recursos que debió haber invertido en beneficio social. El circo beneficia temporalmente. Se requiere entonces una investigación sobre el origen de esos fondos públicos de los que se apropiaron los dirigentes de FIFA, lo que ya habla de diversos niveles de corrupción. Si los gobiernos los extorsionaron indudablemente hicieron un uso ilegal de recursos públicos. Si las empresas transnacionales (se menciona a Nike) extorsionaron a ejecutivos y dirigentes de FIFA para promover sus negocios también infringieron diversas leyes. Por supuesto que hay temas de evasión de impuestos, tema que está utilizando Estados Unidos con los detenidos (igual que con Al Capone). Ya desde ahora notamos que se valdrán de muchas lagunas legales para lograr impunidad, como la utilizó Blatter para reelegirse por quinta ocasión). Por eso se requiere de una comisión mundial que investigue el asunto y se lleve a la máxima tribuna mundial (la muchas veces inútil Organización de las Naciones Unidas) para que se asuma un correctivo. No solamente han engañado a la audiencia, sino que han traficado con influencia y recursos públicos.
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