"No hay que permitir por ningún motivo quedarnos callados, quedarnos en silencio sin actuar, a favor o en contra, pero hay que moverse", dijo el actor Odiseo Bichir.
La obra de teatro El último preso o la policía
interpretada por los hermanos Bichir y dirigida por su padre, Alejandro
Bichir, es una “crítica feroz a cualquier sistema totalitario, a través
de un enorme sentido del humor”, dijo el actor Demián Bichir.
En entrevista para Aristegui CNN, señaló que la obra se desarrolla en”un país ficticio en donde existe un último preso de todas las cárceles porque todo funciona de manera perfecta y la gente es feliz. Queda un último necio que se ha negado durante diez años a firmar su acta de lealtad al gobierno, hay diferentes elementos con los que la gente se identifica de manera muy fácil, no habla de ningún país en particular pero es terrible la vigencia y la cercanía con cualquier realidad”.
“No hay ninguna razón más por la que se deba permanecer en las cárceles, decide firmar su carta de lealtad y unirse a las filas del gobierno. A partir de ahí el sistema se colapsa, este andamiaje que ha sido creado para funcionar, y que requiere un pedacito de oposición y requiere de algún tipo de chivo expiatorio para poder funcionar. El momento en que se quedan las cárceles sin presos, no va haber necesidad de más cuarteles de policía, ni policías y por supuesto no se destinarán más recursos a ese sector y por lo mismo no habrá que robarse”.
Comentó que “este pequeño núcleo de gente necesita un último preso, hay un sargento que se dedica a provocar a la gente de manera encubierta, disfrazado de civil, para arrestar a alguien y tener más presos en la cárcel, pero no hay tal porque la gente es feliz y defiende a su propio gobierno.”.
“La idea de salir y charlar antes de la obra, literalmente recibirlos en el teatro que es nuestra casa, hay que mimar más al espectador del teatro… es una manera de tener un contacto más directo contigo”, contó acerca de la dinámica que realizan en cada función.
“Las historias que te cuentan son muy interesantes”, añadió.
“Nos educamos en los tiempos en las que las temporadas de teatro eran de martes a domingo, ahora son de viernes a domingo”, recordó.
La obra es “una forma dócil de invitarte a una reflexión profunda... la gente necesita este espacio para olvidarse absolutamente de todo”.
El actor Odiseo Bichir interpreta al sargento en la obra, quien “se disfraza a su pesar, porque es un amante de su uniforme, está perdidamente enamorado de su uniforme de sargento, sufre muchísimo, se siente desnudo cuando no lleva puesto su uniforme, tiene que servir en esta misión especial para provocar a los ciudadanos a que digan algo en contra del gobierno, cualquier cosa, que le saque la lengua para poderlos arrestar, y en lugar de lograr su misión, regresa molido a palos a entregar su reporte a la comisaria, la pasa muy mal el pobre”.
Luego “tiene que entrar en una nueva misión todavía más complicada que lo va a volver loco al pobre, porque él solamente tiene una visión cuadrada de blancos y negros, y cuando finalmente en los sueños aparecen sus pesadillas, este dilema de ¿quién soy yo en realidad?, ¿qué papel juego?, se da la parte más absurda del personaje, donde ya no sabe quién es él y tampoco los espectadores, el desenlace nos mostrará qué fue lo que le gano. Es un canto a la libertad, la comedia”, contó Odiseo, quien dijo “adorar” al personaje del sargento.
Comentó que Bruno Bichir “está haciendo el coronel, quien es el jefe de la policía, lleva toda la obra el coronel, los tres actos de la obra que transcurren de una manera muy vertiginosa. Es una obra muy completa”.
“Se nutre El último preso o la policía de lo mejor que ha dado la comedia mundial, Cantinflas, Tin Tan… no es un teatro inofensivo por ser cómico”, agregó Odiseo.
El director de la obra, Alejandro Bichir, aseveró que “esta obra la había hecho en 1982, con grandes amigos y actores famosos… ahora se trató de recordar esos éxitos y ponerla porque cuando la releí, creí que tiene la misma vigencia que hace 30 años”.
Como anécdota, contó: “Yo me pongo una cachucha que me regaló Demián hace mucho tiempo, que adelante decía ‘yo soy el director’, pero apenas me daba la espalada y detrás decía ‘¿díganme qué hago?’, eso lo empleo yo incluso con mis alumnos. Cuando estoy dirigiendo con ellos alguna obra, cotorreo un poco sobre eso, porque yo siento que el director ahora ya no es aquel ‘dictadorzuelo’ que solía ser, que tenía la verdad absoluta, no, yo coordino esfuerzos”.
“Muchas veces siento que puede ser bueno que se les deje crear, siempre confío en el especialista…. yo director de escena tengo que saber, ahí esta mi reto”, agregó.
Confesó que la primera vez que se reunieron Los Bichir, para hacer una obra juntos, “salimos de pleitos”.
Además dijo que decidieron traer la obra “justamente porque estaba haciendo televisión, entonces Demián me dice, ¿por qué no haces teatro?, porque no hay quién lo produzca, entonces dicen (los Bichir), la hacemos nosotros, escoge. Pensé en dos obras que me encantan, como es esta, que había tenido mucho éxito a lo mejor por eso, quiere uno ir a la segura”.
“Ha sido una experiencia fantástica… he tenido la suerte de que casi todas las obras ponen el dedo en la llaga, atacando la injusticia…”, finalizó.
Audio de la entrevista:
En entrevista para Aristegui CNN, señaló que la obra se desarrolla en”un país ficticio en donde existe un último preso de todas las cárceles porque todo funciona de manera perfecta y la gente es feliz. Queda un último necio que se ha negado durante diez años a firmar su acta de lealtad al gobierno, hay diferentes elementos con los que la gente se identifica de manera muy fácil, no habla de ningún país en particular pero es terrible la vigencia y la cercanía con cualquier realidad”.
“No hay ninguna razón más por la que se deba permanecer en las cárceles, decide firmar su carta de lealtad y unirse a las filas del gobierno. A partir de ahí el sistema se colapsa, este andamiaje que ha sido creado para funcionar, y que requiere un pedacito de oposición y requiere de algún tipo de chivo expiatorio para poder funcionar. El momento en que se quedan las cárceles sin presos, no va haber necesidad de más cuarteles de policía, ni policías y por supuesto no se destinarán más recursos a ese sector y por lo mismo no habrá que robarse”.
Comentó que “este pequeño núcleo de gente necesita un último preso, hay un sargento que se dedica a provocar a la gente de manera encubierta, disfrazado de civil, para arrestar a alguien y tener más presos en la cárcel, pero no hay tal porque la gente es feliz y defiende a su propio gobierno.”.
“La idea de salir y charlar antes de la obra, literalmente recibirlos en el teatro que es nuestra casa, hay que mimar más al espectador del teatro… es una manera de tener un contacto más directo contigo”, contó acerca de la dinámica que realizan en cada función.
“Las historias que te cuentan son muy interesantes”, añadió.
“Nos educamos en los tiempos en las que las temporadas de teatro eran de martes a domingo, ahora son de viernes a domingo”, recordó.
La obra es “una forma dócil de invitarte a una reflexión profunda... la gente necesita este espacio para olvidarse absolutamente de todo”.
El actor Odiseo Bichir interpreta al sargento en la obra, quien “se disfraza a su pesar, porque es un amante de su uniforme, está perdidamente enamorado de su uniforme de sargento, sufre muchísimo, se siente desnudo cuando no lleva puesto su uniforme, tiene que servir en esta misión especial para provocar a los ciudadanos a que digan algo en contra del gobierno, cualquier cosa, que le saque la lengua para poderlos arrestar, y en lugar de lograr su misión, regresa molido a palos a entregar su reporte a la comisaria, la pasa muy mal el pobre”.
Luego “tiene que entrar en una nueva misión todavía más complicada que lo va a volver loco al pobre, porque él solamente tiene una visión cuadrada de blancos y negros, y cuando finalmente en los sueños aparecen sus pesadillas, este dilema de ¿quién soy yo en realidad?, ¿qué papel juego?, se da la parte más absurda del personaje, donde ya no sabe quién es él y tampoco los espectadores, el desenlace nos mostrará qué fue lo que le gano. Es un canto a la libertad, la comedia”, contó Odiseo, quien dijo “adorar” al personaje del sargento.
Comentó que Bruno Bichir “está haciendo el coronel, quien es el jefe de la policía, lleva toda la obra el coronel, los tres actos de la obra que transcurren de una manera muy vertiginosa. Es una obra muy completa”.
“Se nutre El último preso o la policía de lo mejor que ha dado la comedia mundial, Cantinflas, Tin Tan… no es un teatro inofensivo por ser cómico”, agregó Odiseo.
El director de la obra, Alejandro Bichir, aseveró que “esta obra la había hecho en 1982, con grandes amigos y actores famosos… ahora se trató de recordar esos éxitos y ponerla porque cuando la releí, creí que tiene la misma vigencia que hace 30 años”.
Como anécdota, contó: “Yo me pongo una cachucha que me regaló Demián hace mucho tiempo, que adelante decía ‘yo soy el director’, pero apenas me daba la espalada y detrás decía ‘¿díganme qué hago?’, eso lo empleo yo incluso con mis alumnos. Cuando estoy dirigiendo con ellos alguna obra, cotorreo un poco sobre eso, porque yo siento que el director ahora ya no es aquel ‘dictadorzuelo’ que solía ser, que tenía la verdad absoluta, no, yo coordino esfuerzos”.
“Muchas veces siento que puede ser bueno que se les deje crear, siempre confío en el especialista…. yo director de escena tengo que saber, ahí esta mi reto”, agregó.
Confesó que la primera vez que se reunieron Los Bichir, para hacer una obra juntos, “salimos de pleitos”.
Además dijo que decidieron traer la obra “justamente porque estaba haciendo televisión, entonces Demián me dice, ¿por qué no haces teatro?, porque no hay quién lo produzca, entonces dicen (los Bichir), la hacemos nosotros, escoge. Pensé en dos obras que me encantan, como es esta, que había tenido mucho éxito a lo mejor por eso, quiere uno ir a la segura”.
“Ha sido una experiencia fantástica… he tenido la suerte de que casi todas las obras ponen el dedo en la llaga, atacando la injusticia…”, finalizó.
Audio de la entrevista:
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