10/24/2015

Guatemala: Delinquir por amor



“Delinquir junto a ellos es un sacrificio, es demostrarles cuánto los aman. Sin embargo, esa idílica relación se acaba cuando son condenadas, a veces a 25 años de prisión, por los delitos de extorsión y asociación ilícita”
 Alba Trejo

Guatemala, 07 oct. 15. AmecoPress/Especial de SEMlac.- Es la nueva prueba de amor sin límites. Delinquir junto a ellos es un sacrificio, es demostrarles cuánto los aman. Sin embargo, esa idílica relación se acaba cuando son condenadas, a veces a 25 años de prisión, por los delitos de extorsión y asociación ilícita.
"Entonces es cuando las guatemaltecas descubren que el cuento de hadas se acabó, que el príncipe las abandonó y solo las utilizó para cometer un acto delincuencial en su nombre", comenta Andrea Barrios, del Colectivo Casa Artesana.
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Se trata de las jóvenes que hoy guardan prisión por los delitos de extorsión y asociación ilícita, crímenes que en este país surgieron hace menos de una década, mantienen en zozobra a la población y han cobrado la vida de cientos de hombres y mujeres.
Barrios dijo a esta agencia que las mujeres privadas de libertad son utilizadas por los pandilleros de la mara 18 y la Salvatrucha, quienes generalmente son el esposo, novio o conviviente, para cobrar, transportar o guardar dinero producto de la extorsión.
Menciona que lo peor es que ellas llegan a la cárcel con la ilusión de haber cumplido y que ante los ojos de ellos son unas heroínas, en una "onda que es por amor".
Actualmente el número de mujeres privadas de libertad en Guatemala suman 1.760, de ellas 600 están en prisión por cometer extorsión y 500 por asociación ilícita, de acuerdo con estadísticas del sistema penitenciario.
El documento elaborado por el Programa mujer, justicia y género hace un comparativo de hace una década, cuando las mujeres privadas de libertad no llegaban siquiera a 60 y estaban allí por cometer homicidio o robo.
Unas 17 mujeres entrevistadas en prisión, que solicitaron anonimato por su seguridad, coinciden en que están en esa situación por haber hecho un favor.
Norma Cruz, activista de la Fundación Sobrevivientes, agrega que muchas de las mujeres allí cumplían con su rol femenino de obedecer a los hombres vinculados sentimentalmente a ellas y que desde prisión les daban órdenes.
También puede ocurrir que no denuncian atendiendo a su rol tradicional de guardar silencio y no involucrarse en las actividades de los hombres. El 98 por ciento de las entrevistadas coinciden que pasaron de ser amas de casa a ser privadas de libertad.
Sin embargo, el viceministro de Seguridad, Elmer Sosa, asegura que la Policía Nacional Civil (PNC) las captura in fraganti recibiendo el dinero de la extorsión y por ese delito van a prisión.
La fiscalía del Ministerio Publico contra extorsiones y estructuras señala que las mujeres capturadas han comentado que nunca formaron parte de una estructura, sino que solo conocían a una persona que las involucró en el delito y que, como tenían necesidad del dinero, cometieron el ilícito.
Según señala Yolanda Sandoval, de la Fiscalía contra la violencia contra la mujer, ellas protegen al hombre que aman, porque ascienden solo si son pareja del jefe y eso implica pasar algunas pruebas como asesinar policías, obtener extorsiones, golpear a otras mujeres y conseguir vendedores de armas ilegales.
La mayoría de las guatemaltecas privadas de libertad tienen entre los 18 y 30 años de edad, y cuando acaban de llegar idealizan la situación, "la ponen como historia de amor, es un amor de darlo todo", vuelve a reafirmar Barrios, de Casa Artesana.
Los tres motivos por los que están en prisión son que las engañaron, por ambiciosas y por tontas enamoradas, y cuando se les dice lo último hasta se ríen porque saben que por eso están allí, indica.
"Yo lo llamo la prueba de amor de este siglo, que ya no es acostarse con el hombre amado, y por eso ha aumentado el número de jovencitas en prisión", destaca Barrios.
Para las pandillas, las extorsiones son una forma de obtener dinero sobre la base del miedo. Las autoridades del Ministerio Público informaron públicamente que hay delincuentes que, al momento de su detención, tenían en sus cuentas hasta 50.000 dólares producto de ese delito y que muchas de las mujeres fueron quienes recogieron ese dinero en tiendas, restaurantes, casas particulares u otros negocios.
Informes oficiales del grupo Panda, que se dedica a documentar las estructuras delincuenciales, indican que hay 70 clicas (grupos pequeños) de pandillas, y que podrían estar conformadas al menos por 19.000 pandilleros en el país.
"Detrás hay causas estructurales profundas", dice Leonel Dubón, de Refugio de la Niñez.
Actualmente se busca trabajar con el Ministerio Público en una acción positiva, dándole una perspectiva de género al mencionar que ellas son obligadas a delinquir, aunque sea por amor.
Hay que hacer ver que a la pena que se les condena por cometer ese delito se suma otra pena colateral, señala Barrios, y es que no serán madres porque las detienen en edad reproductiva. Pierden su derecho a la maternidad.
Foto: Archivo AmecoPres. Andrea Barrios, del Colectivo Casa Artesana. 

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