El caso de Cantinflas, Pardavé y Resortes es similar. Pardavé indudablemente fue el actor más completo de los tres, y Resortes el mejor bailarín, pero el que mejor se administró, siendo un cómico estupendo, fue Cantinflas.
La democracia de google es implacable. Allí no caben adjetivos: el que está, está, y en su medida dictada por esa ciudadanía digital que vota al frecuentar páginas o replicarlas hasta construir verdaderos santuarios del imaginario colectivo. Allí están los novísimos santos patronos de la aldea digital y las santas milagrosas. Humphrey Bogart, Michael Jackson, Marilyn, Madonna, Lady Gaga, Shakira. Y en ese mundo digital, como en el otro, existen glorias internacionales, como escribiera el inolvidable Fernando Benítez, glorias nacionales y glorias municipales.
Cantinflas desde sus primeras películas se saltó las trancas de la carpa de barrio y del teatro del país. Por eso su nombre está impreso en el paseo de la fama de Hollywood, continúa multiplicándose en la aldea digital de google y el verbo intransitivo cantinflear seguirá imprimiéndose en todas las nuevas ediciones del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
¿Qué fibras tocó Cantinflas que lo hicieron tan famoso? ¿Qué hizo de un efímero personaje de teatro –todos los personajes teatrales están hechos para una representación, para el no más– un icono duradero? Todo cómico, todo humorista es un moralista. Los comediantes, los que se valen de la parodia, el artificio, la farsa, la burla, la bufonada para provocar la risa o la carcajada nos ofrecen una posición frente a la vida que nos dice que todo y todos somos candidatos para el choteo, para la ironía descarnada. La burla, la parodia, castigan con el arma de la risa, aplastan con la carcajada.
Y eso hizo Cantinflas: castigarnos con un espejo que nos hace sonreír por exagerar algunos de nuestros rasgos o matarnos a carcajadas por mostrarnos las cosas como son. Así como algunos tienen un Pepe Grillo que los aconseja, no existe político mexicano que no cuente con un Cantinflas que le susurre al oído hablar, hablar y hablar para no decir nada, para no decir esto ni aquello sino todo lo contrario, que no le aconseje cantinflear.
Cantinflear, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, es un verbo que significa hablar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada o actuar de la misma manera. Para mí es una caricatura del habla de los barrios pobres y de los pobres políticos que haciendo malabares verbales para no decir nada creen salvar cualquier riesgo o compromiso. Al parecer no hay político sin verbalismo vacío, no hay político sin cantinflear.
Y en el colmo del cantinflismo, ¿no el ex presidente Vicente Fox contrató a un vocero más que para fijar posturas gubernamentales para interpretar o traducir los dichos de su jefe con el clásico “Lo que el presidente quiso decir…?”
Ahora sabemos que Mario Moreno Cantinflas tuvo en realidad dos nacimientos: uno fechado el 12 de agosto de 1911, como lo registran las enciclopedias, y el otro que la leyenda ubica vagamente en la década de los 30, cuando el joven comediante inició su carrera en carpas.
Según esa leyenda con la que el cómico estaba de acuerdo y que Carlos Monsiváis rescató en una de sus crónicas, el joven Mario Moreno, intimidado por el pánico escénico, una vez en la carpa Ofelia olvidó su monólogo original. Comenzó a decir lo primero que le vino a la mente en una completa emancipación de palabras y frases y lo que salió es una brillante incoherencia. Los asistentes lo atacaron con la sintaxis y él se dio cuenta: el destino puso en sus manos la característica distintiva, el estilo que es la manipulación del caos. Semanas después, se inventó el nombre que marcó la invención. Alguien, molesto por las frases sin sentido gritó: Cuánto inflas
o en la cantina inflas
, la contracción se crea y se convierte en la prueba del bautismo que el personaje necesita.
El de 1936 fue un año importante en la vida de Cantinflas: inauguró el Follies Berger convirtiéndose en su artista exclusivo e inició con la película No te engañes corazón una abundante filmografía que incluye algunas de las mejores cintas del cine mexicano: Águila o sol y Ahí está el detalle –que se convirtió en el leit motiv del artista.
El peladito de lenguaje confuso y pantalón raido y amarrado con un mecate fue motivo de Diego Rivera y Rufino Tamayo. Hollywood, como apunté antes, los incluyó en su Paseo de la Fama y la Real Academia de la Lengua Española incorporó el termino cantinflismo en 1992, hace casi dos décadas. Mario Moreno murió el martes 20 de abril de 1993 a los 82 años víctima de cáncer pulmonar. Tres días duraron sus funerales, pero la leyenda de Cantinflas continúa.
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