México
no tuvo golpes de Estado en la década del 70 del siglo pasado, como si
sucedió en el resto del continente. Por eso, en aquel momento, hacía
allí viajaban exiliados de toda América Latina, que buscaban sobrevivir
de dictaduras cívico-militares que los perseguían sólo por sus ideas
políticas. En aquellos años, México recibía hospitalario a personajes
de todo el continente.
Hoy, en octubre de 2014, al momento de
escribir estas líneas, México duele. Duele porque, desde hace casi un
mes atrás, 43 estudiantes de Ayotzinapa -Iguala, Guerrero- están
desaparecidos. “Confianza vamos a tener hasta que nos entreguen a nuestros hijos. Queremos hechos, no declaraciones”,
dijeron a La Jornada familiares de los jóvenes desaparecidos, apuntando
al gobierno nacional, y al ex presidente municipal de Iguala, José Luis
Abarca, quien está prófugo a este momento.
Y duele también
porque el propio Estado mexicano reconoce, a través del Registro
Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED), que
durante la gestión de Peña Nieto más de 8 mil mexicanos han
desaparecido, engrosando los casi 13 mil desaparecidos durante el
gobierno de Felipe Calderón -más de 21 mil en total-.
Hay un
dato adicional que da cuenta de la gravedad del tema: en la búsqueda de
los jóvenes, se encontraron nueve fosas en los cerros que rodean
Iguala. Sin embargo, ninguno de los estudiantes desaparecidos se
hallaba allí. ¿De quiénes son, entonces, dichos cuerpos? Es la pregunta
que, a esta hora, se realizan los investigadores, abrumados por una
realidad de dolor y muerte.
Ahora bien: la movilización en unas
veinte ciudades del mundo el pasado miércoles sirvió para mostrar que,
si bien duele, México no está sólo. Así, concentraciones en Los
Angeles, Viena, Munich, Phoenix, Napoles, Montreal, Managua, La Paz,
Madrid, Chicago, Barcelona, Bogotá y Buenos Aires, entre otras
ciudades, se sumaron a las movilizaciones que, simultáneamente, se
daban en el DF, Iguala, Morelia, Oaxaca, Cancún, San Cristobal y
Querétaro.
¿Alcanzará la solidaridad internacional para
evidenciar lo que en Iguala se está viviendo? ¿Ayudará a que los medios
hegemónicos del continente reflejen mejor la situación de un país casi
siempre “bendecido” por la cobertura de la mass media? ¿Dará un paso
adelante el gobierno de Peña Nieto en esclarecer lo que está
aconteciendo? Todas preguntas válidas, importantes, que igualmente no
nos ayudan a alcanzar a dimensionar lo que allí está pasando. Por que
México duele. Y vaya como duele…
Juan Manuel Karg (@jmkarg). Periodista y analista internacional
No hay comentarios.:
Publicar un comentario