A la memoria de Erwin Flores Contreras
No es la primera ocasión en que acontecimientos ocurridos en el estado
de Guerrero nos llaman a la solidaridad desde diversas trincheras,
mucho menos no es primera vez, que los normalistas de Ayotzinapa, son
víctimas de la violencia de estado y de la hipocresía de los medios de
comunicación masivos.
Se ha cumplido un mes de la
desaparición de 43 estudiantes de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”
y del asesinato de 6 personas, entre ellos, tres estudiantes a manos
del Estado mexicano. La conmoción y el dolor se han extendido a buena
parte del territorio nacional y poco a poco se va gestando un
movimiento de solidaridad entre diferentes escuelas y universidades del
país, que podría desembocar en un gran movimiento popular, que haga
frente al terror que hoy gobierna en la nación.
Guerrero es
centro del dolor del pueblo de México, la indignación se expresa de
muchas formas, y sin embargo, lo único que se ha logrado es la
comprobación de que el asesinato y la desaparición forzada son una
práctica común en México, y para muestra, la infinidad de fosas con
restos humanos que han aparecido. No es noticia nueva, aunque la
magnitud siempre sospechada y pocas veces comprobada, ha incrementado
la rabia que se siente ante tan grave situación e impunidad. El
Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas
(RNPED), indica que durante la gestión de Enrique Peña Nieto más de 8
mil mexicanos han desaparecido, engrosando los casi 13 mil
desaparecidos durante el gobierno de Felipe Calderón -más de 21 mil en
total-, en los últimos años.
Vivimos tiempos de ruptura y de
construcción, el desprestigio que han alcanzado los partidos políticos
(de todos los colores) era inimaginable unos años atrás, la falta de
confianza en el sistema judicial y descrédito a la mayoría de los
medios de comunicación, abren paso a la construcción y consolidación de
nuevas formas de organización social y comunicación, que se van
articulando desde una perspectiva crítica e incluso escéptica a todo lo
existente hasta ahora.
La salida del gobernador de Guerrero,
solo sirve de distractor, la fuga del alcalde de Iguala y el show de la
llamada primera dama, son secundarios ante la brutalidad de los hechos.
No se pude permitir tal cinismo cuando nos dicen que no hay más avances
en las investigaciones. Sabemos que saben que sucedió, sabemos que se
ocultan los unos a los otros en las cúpulas del poder político y
económico, no somos los ingenuos que nos creen. El dolor y la rabia que
sienten los familiares, los compañeros de la Normal Rural, y que
sentimos todos, no tiene olvido. En la memoria del pueblo de México,
hay muchas fechas trágicas (Tlatelolco, Acteal, Atenco, Oaxaca,
Ayotzinapa, etc.), muchas matanzas, desapariciones y mentiras, no se ha
olvidado ninguna, simplemente aguardan la llegada de la justicia.
Desde esta humilde trinchera nos expresamos por la inmediata aparición
de los 43 normalistas desaparecidos, por el castigo a los culpables
materiales e intelectuales de esta violencia gubernamental, y de igual
forma llamamos a los intelectuales, escritores y artistas para que
intensifiquemos la demanda que ahora une a todo México y que no debemos
permitir que nadie se interponga ante el clamor doloroso
¡Vivos los llevaron, vivos los queremos!
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