Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto
El lunes 29 de septiembre, tres días después de la masacre y desaparición de los normalista de Ayotzinapa, a María de los Ángeles Pineda Villa la vieron llegar, apurada, hasta las oficinas de Protur en Acapulco. No era la primera vez que los trabajadores de esas oficinas del gobierno de Guerrero veían a la arreglada señora entrar a ese lugar, pero sí sería la última. Esa tarde, cuando ya había estallado el escándalo por la muerte de seis jóvenes y el secuestro de otros 43 en Iguala, la esposa del alcalde entró directo al despacho principal; ahí la esperaba el gobernador del estado, Ángel Aguirre Rivero.
La reunión entre el hoy gobernador con licencia y María de los Ángeles tampoco era la primera. Se habían visto varias ocasiones en esas mismas oficinas que eran uno de los lugares donde solían encontrarse, siempre en privado. Pero esta vez, según testimonios de quienes la vieron ingresar, Lady Iguala no lucía ni tan altiva ni tan segura como siempre; se le veía más bien preocupada y se encerró casi una hora con el gobernador.
Justo un día después de esa reunión, la mujer acusada por la PGR de haber ordenado, junto con su marido la muerte y desaparición de 43 normalistas, se trasladó al DF y más tarde al estado de Puebla acompañada de José Luis Abarca. Los dos desaparecieron el 30 de septiembre convirtiéndose en prófugos de la justicia, luego de que el alcalde presentará ese martes al Cabildo municipal una solicitud de licencia a su cargo.
Ese fue el último encuentro entre el gobernador Aguirre y María de los Ángeles. El último de una larga cadena de encuentros que estos dos personajes, según testimonios de ex funcionarios cercanos al mandatario con licencia, sostenían con cierta frecuencia. Esas reuniones eran parte de lo que en el “pueblo chico” de Chilpancingo era un secreto a voces: que entre Aguirre Rivero y Pineda Villa había un tórrido romance que sucedía aun cuando ella era, según la PGR, “la principal operadora” del cártel de los Guerreros Unidos junto con sus hermanos.
Las oficinas de Protur, ubicadas en Acapulco Diamante, eran el lugar favorito del gobernador para reunirse en secreto con su amiga de Iguala, según refieren testigos de esos encuentros. Aunque también a últimas fechas, antes de la masacre que puso el foco público en esa relación, a María de los Angeles la vieron entrar un par de ocasiones a la “Casa Acapulco”, una lujosa mansión de playa, propiedad del gobierno del estado, ubicada en la zona de Las Brisas, donde también veía al gobernador.
La relación era parte de la cercanía estrecha que Aguirre Rivero mantenía con la pareja de poder de Iguala y ocurría a sabiendas incluso del alcalde José Luis Abarca, quien tenía también otras relaciones sentimentales por su cuenta. De hecho, hay en Iguala quien afirma que esa era la forma en que la pareja se acercaba a políticos encumbrados que podían brindarles protección y encubrimiento a sus actividades delictivas: Abarca presentaba a la señora y ella se encargaba de la seducción a los hombres del poder.
Esa cercanía explicaría por qué Aguirre, aun cuando recibió una llamada del secretario de Gobernación, Miguel Osorio, desde el 28 de septiembre, en la que le pidieron mantener estrecha vigilancia sobre el alcalde y su esposa, no sólo no acató la instrucción, sino que además se reunió con María de los Ángeles el 29 de septiembre, un día antes de la fuga de ambos. ¿Alertó el gobernador con licencia a su “amiga” de que los investigaban a ella y a su esposo? ¿Le ayudó a planear su escape y salida del estado? De ser así, Ángel Aguirre Rivero no sólo se relacionó con dos personajes vinculados a la delincuencia, sino además los habría encubierto y les habría facilitado huir. ¿Qué dirá respecto a esas relaciones la PGR?
NOTAS INDISCRETAS… El deslinde de Andrés Manuel López Obrador del alcalde de Iguala, José Luis Abarca, recibió dura respuesta del PRI. “No se liberan de la responsabilidad con un deslinde porque fueron avisados de los vínculos que Abarca tenía”, dijo Emilio Gamboa, mientras Manlio Fabio Beltrones comentó que “Abarca recibió apoyo de políticos que fueron advertidos de tales nexos y aún así lo respaldaron”. López Obrador negó ayer, en el Zócalo, haberse reunido con Abarca, luego de que se publicó una versión del diputado local Óscar Díaz Bello que afirma que en su campaña de 2012 le advirtió a AMLO de los vínculos de Abarca y su esposa con el crimen, a lo que el tabasqueño habría respondido: “Hay que apoyar a todos por igual”… Los dados abren semana. Doble Serpiente.
sgarciasoto@hotmail.com
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