Pedro Echeverría V.
1. El domingo, mientras López Obrador celebraba su mitin con Zócalo
lleno en la ciudad de México –según pude constatar durante hora y
media- me dirigí al Congreso del Frente Popular de la Ciudad de México
que se desarrolló en cuatro mesas y una plenaria en el sindicato de
telefonistas. Nunca he tenido dudas de que en el DF –como capital del
país con unos 16 millones de habitantes- ha sido desde que fue
Tenochtitlan y desde que fue conquistada en 1521, el centro de las
principales actividades políticas de la nación. De allí la preocupación
del Frente Popular y de más de 500 organizaciones y partidos, que
tengan su sede central en la capital.
2. No pensé que AMLO llenara el Zócalo por la enorme campaña que la
clase dominante ha hecho contra él, pero también por los muchos
silencios y falta de actividades masivas de él y sus seguidores contra
el fraude electoral de 2012, contra la reforma energética y leyes
privatizadoras, así como contra la desaparición y asesinatos de
campesinos en Tlatlaya, Michoacán y estudiantes de Ayotzinapa y demás
causados por los gobiernos federal y locales. Y aunque en el mitin
exigió la aclaración de esas decenas de asesinatos y se deslindó de las
acusaciones del PRI respecto a Guerrero, AMLO no ha dejado de pensar en
que lo electoral es el único camino.
3. Contrario al electoralismo de López Obrador, corrientes como la
de Javier Sicilia, el EZLN, la CNTE, el Congreso Social, el Frente
Popular, no ven que por ese camino haya alguna oportunidad para que la
situación cambie de raíz en México. Se habla muy poco de movimientos
armados o guerrilleros para enfrentar al ya muy grande ejército de la
burguesía, pero se extiende la convicción de que sólo grandes
movimientos de masas en las calles y plazas, con ocupaciones y
bloqueos, pueden desarrollar la conciencia y entendimiento de la lucha
de clases. Por ello la burguesía está editando leyes contra las
manifestaciones y bloqueos.
4. La clase gobernante y empresarial –en nombre del “combate contra
la delincuencia”- ha contratado a otros cientos de miles de militares.
Desde el 2 de octubre de 2013 comenzó a encapsular o acordonar las
manifestaciones bloqueando calles y avenidas con militares, perros y
caballos y el uso indiscriminado de gases lacrimógenos, balas de goma y
de metal. Camiones, camionetas y tanques militares parecen estarse
multiplicando para detener a los estudiantes y anarquistas más
valientes y destacados. Según varias confesiones de estudiantes no solo
se llevan a dos o tres sino a 43 como en Iguala, a 50 o a 100 en una
sola jalada.
5. Escribió por ahí hace muchos años un poeta que en el Norte de
México (con seis estados colindantes con EEUU) se trabaja; que en el
Centro (en particular con el DF) se piensa y que en el Sur del país
(con Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Yucatán) se sueña. Evidentemente son
muy generales esos juicios, sin embargo pienso que no se alejan de la
realidad. Podría ser el gran defecto de la definición fácil en el
México sencillo de aquellos tiempos, aunque hoy sea mucho más
complicado; hoy quizá tendría que decir que en el sur se lucha, aunque
en el sureste se siga soñando con el petróleo, el turismo y “Peregrina”.
6. En el Norte se trabaja porque la gran burguesía norteña –en
estrecha asociación con socios yanquis- ha consolidado industrias
mediante un intenso trabajo de explotación terrible a los trabajadores
y creándoles sindicatos blancos al servicio del capital. La poderosa
burguesía norteña, particularmente la de Monterrey, estableció una
fuerte competencia con la gran burguesía del Centro. Recuerdo los
enfrentamientos de los presidentes burgueses Echeverría Álvarez y López
Portillo con aquella burguesía norteña a la que se acusaba de
reaccionaria y proyanqui que provocó en parte la devaluación del peso
en 1976 y luego la de 1982.
7. El poeta señaló que en el Centro se piensa porque allí (en el DF,
como capital del país) se concentran todos los poderes políticos,
sindicales, las universidades, las actividades culturales, sobre todo,
las grandes batallas políticas entre los partidos y los grupos de
oposición. Los análisis, las discusiones, las propuestas, incluso la
mayoría de las organizaciones centrales, arreglan sus acuerdos en el
Centro para desde allí promover la difusión en la República. La ciudad
de México –como dice el congreso del Frente Popular- es prioritario;
aunque Zapata y Villa –dirigentes campesinos revolucionarios muy
arraigados en su región- no comprendieron.
8. Cuando el poeta reflexionó diciendo que “en el sur se sueña”
seguramente se refería a las canciones guerrerenses, veracruzanas y
yucatecas; no tuvo en cuenta las grandes batallas de los pueblos de
Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Michoacán que en los últimos 50 años han
puesto a temblar a los terratenientes y explotadores de esa región. Y
aunque las batallas muchas veces aisladas en esas regiones han sido
derrotadas por la burguesía, el descontento crece y sólo falta
coordinarlas para lograr una fuerza imparable del pueblo. El gobierno
nunca ha sido el poder, ha sido sólo el instrumento y la máscara. El
poder del pueblo debe estar siempre en las calles, en la toma de
instituciones, fábricas y tierras. (27/X/12)
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