Por: Redacción Revolución
Por: Edgar Rosas y Eridani Palestino
Fotografías: Eridani Palestino
(27 de mayo 2015).- “Ayotzinapa vive, la lucha sigue” ese fue el
mensaje principal que se dejó escuchar desde la mañana en las calles de
la Ciudad de México, luego de que a 8 meses del ataque a los
estudiantes normalistas en Iguala, aún no hay respuesta claras y sí
intentos cantados, por parte del gobierno, para cerrar el caso sin
ofrecer pruebas contundentes.
La 12va Acción Global por Ayotzinapa, convocada por los padres de
los estudiantes desaparecidos y realizada este martes, tuvo como
objetivo principal llegar al zócalo, sin embargo por diversas
cuestiones, entre ellas la visita de la presidenta de Brasil, Dilma
Rousseff, el objetivo no se alcanzó.
Las movilizaciones comenzaron alrededor de las 10:30 de la mañana.
Cuatro puntos distintos fueron los elegidos para iniciar lo que sería
una nueva jornada de lucha, de resistencia al olvido y exigencia de
justicia en torno al caso Ayotzinapa.
El Auditorio Nacional, la calzada Ignacio Zaragoza, el metro
Taxqueña así como Indios Verdes fueron los sitios de encuentro, en
donde cientos de personas se aglutinaron para desplazarse por diversas
vías importantes de la Ciudad y expresar su rechazo de las políticas de
Estado, “que implementa la desaparición forzada como método para
generar terror”.
Esta nueva jornada de movilización no quitó el dedo del renglón y
los que participaron manifestaron su convicción de que el responsable
de los ataques “Fue el Estado”. De igual manera expresaban su rechazó
al olvido y enérgicamente decían: “Nos Faltan 43”.
La idea de la participación del ejército en los ataques del 26 y 27
de septiembre se mantienen muy viva, por lo que los manifestantes de
este día exigían dejar de proteger a las fuerzas castrenses e iniciar
una investigación sobre su participación.
A pesar de que se ha difundido la idea que la lucha en torno a
Ayotzinapa cada vez más va perdiendo el apoyo de la sociedad, las
constantes muestras de solidaridad hacia los padres se hicieron
presentes durante las movilizaciones. En el caso del contingente que
partió de la calzada Ignacio Zaragoza, el apoyo de los automovilistas,
así como de ciudadanos que transitaban y se unían al reclamó, se dio en
diversas ocasiones.
Este contingente que inició su recorrido en el oriente de la ciudad,
fue encabezado por 6 de los padres, madres y familiares de los
normalistas, entre ellos, Melitón Ortega.
Durante el andar por esta vialidad, el padre de Mauricio Ortega
-normalista desparecido desde hace 8 meses- enfatizaba que el gobierno
no ha hecho otra cosa más engañar a los familiares de los
desaparecidos, y sentenció que las autoridades sólo se han burlado del
pueblo de México. Recordó la intentona del gobierno por cerrar el caso
hace un par de meses, sin embargo, reiteró que a la fecha no hay
evidencia científica que avale su hipótesis.
En tal sentido, apuntó que el gobierno tiene escondidos a los
normalistas, por lo cual exigió que los presente con vida. Dijo que
Peña Nieto es el responsable y él, junto con otros, debe abandonar su
cargo.
La caravana de manifestantes que salió de Zaragoza contó en todo
momento con la presencia de un gran número de elementos policiacos,
situación que llamó la atención de los manifestantes, que demandaban un
intento de intimidación por parte del gobierno capitalino al mandar
tantos elementos a vigilar una movilización de proporciones pequeñas.
En el trayecto las fuerzas del orden bloquearon en repetidas
ocasiones el paso de la movilización hacia algunos puntos, entre ellos
el Palacio Legislativo de San Lázaro y las inmediaciones del Zócalo. A
cada instante la vanguardia de la movilización pedía a los
manifestantes impedir que los policías que custodiaban la actividad se
metieran entre las filas de los que marchaban y erradicar un posible
intento de disolución.
“Esto es una muestra del carácter represor del gobierno del D.F”,
señalaban mediante la camioneta de sonido, que en todo el trayecto
denunció la actitud de los cuerpos de policía y que no dejó de exigir
la presentación con vida de los 43 y de reprochar la actitud tomada por
el gobierno federal en torno al caso.
En palabras de los manifestantes, este movimiento de justicia no
sólo se limita a la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa,
sino se mueve en aras de exigir justicia para todos los abusos
presentados en el poder, además de exigir se acabe el “sistemático uso
de la desaparición forzada” y la aparición de los más de 22 mil
desparecidos que hoy en día existen en el país.
Si no hay solución, habrá revolución
Los padres de los normalistas realizaron un mitin frente al
Hemiciclo a Juárez debido a las dificultades que encontraron para
llegar al zócalo.
Durante sus participaciones, demandaron la actitud tomada por la
policía capitalina durante el desarrollo de las movilizaciones. Al
respecto Melitón Ortega señaló que en la jornada de manifestaciones,
los elementos policiacos del DF impidieron y hostigaron la realización
a plenitud de la marcha, con lo cual se da cuenta “del tipo de gobierno
de izquierda que hay en la capital”.
Las participaciones de los padres tuvieron un reclamo común, el cual
se dirigía a Peña Nieto para exigirle entregar a los normalistas. “El
gobierno sabe dónde están nuestros hijos, que no se hagan tontos. El
gobierno piensa que porque somos pobres nos íbamos a quedar callados”,
señalaban los padres y madres víctimas.
Asimismo sentenciaban que a 8 meses el gobierno no ha dado
respuestas satisfactorias, por lo cual, aseguraron, el priísta
mexiquense debe salir de los Pinos. “Fuera peña Nieto, no puede
permanecer en el cargo. Es un delincuente y es autor intelectual de los
hechos de Igual”, reclamaban en las participaciones.
En lo referente, demandaban a Peña Nieto su incapacidad, y
reiteraban que “si no es competente para dar respuestas claras, que se
vaya y lo deje para quien sí pueda”.
De igual forma, expresaban que el gobierno, a través de su actitud,
ha lastimado moralmente a los padres, y sentenciaron que los familiares
de los desaparecidos se encuentran unidos en busca de la verdad.
En tal sentido, los padres agradecieron el apoyo que a 8 meses el
pueblo de México y las organizaciones ha brindado a su lucha y pidieron
que “no nos abandonen porque la lucha no termina aquí”.
“Hay que caminar juntos. Les pido que no nos abandonen, que nos
sigan apoyando. No dejáremos de luchar hasta encontrarlos. La lucha no
acaba aquí (…) El gobierno va a caer, no le tenemos miedo. Si no hay
solución va haber revolución”, subrayaron.
No nos callarán
Las gotas de sudor escurrían al rededor de su cara, su mirada
observaba detalladamente a las personas que escuchaban las voces de
aquellos padres que siguen buscando a sus hijos desaparecidos desde el
26 de septiembre del año pasado.
Con una mueca y recargado en la bocina, Felipe de la Cruz cerró por
un momento los ojos y volvió a tomar el micrófono. Sin titubear, se
dirigió a las mujeres, hombres y niños que se encontraban enfrente del
Hemiciclo a Juárez. Recordó porqué se siguen manifestando contra el
Gobierno después de 8 meses. Ocho meses de dudas, angustia, dolor,
miedo, traición.
“Si piensan que nosotros nos vamos a callar, queremos decirles que
están equivocados. Son ocho meses, pero estamos como el primer día,
seguimos dando la batalla; donde quiera que estén nuestros jóvenes, los
vamos a encontrar, porque vivos se los llevaron y…”
En ese momento el señor de la Cruz mencionó que las elecciones se
acercan y dijo que en una nota del periódico lo habían postulado para
ser aspirante político en el partido Morena. Lo desmintió totalmente.
Con el dedo índice señaló a los periodistas y recalcó que primero se
aprendieran bien su nombre, ya después podrían seguir diciendo
“infamias” sobre él.
No pasó mucho tiempo cuando una pila enorme de propaganda electoral
apareció enfrente del templete. Las fotos de los jefes delegacionales
se encontraban ahí, no importaba el partido, desde el Partido del
Trabajo (PT), hasta del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Todos eran parte de esa pila enorme que rebasaba el metro de altura.
Los fotoperiodistas estaban listos con sus cámaras, se preparaban
para tomar la foto perfecta que sería publicada al día siguiente en los
periódicos y portales online. Una mujer de camisa roja se acercó y con
un papel en llamas incendió lo demás.
El fuego creció poco a poco, las caras de los candidatos se
derretían, el fuego siguió creciendo y los fotógrafos querían la
primicia. El humo nos ahogaba, todos se esparcían, nuestros ojos se
ponían rojos y nuestras voces se apagaban.
Pasaron diez minutos y todos disfrutaban de esa hoguera, muchos
posaban para la foto, pero en algún momento dos motocicletas con dos
policías cada uno se acercaron y con un extintor apagaron el fuego,
algo que a los manifestantes no les pareció. Muchos les reclamaron
porqué lo hacían.
Eso solo fue provocación, pues en tan solo cinco segundos los golpes
ya se hacían presentes. Empezaron a utilizar los extintores para diluir
a los manifestantes, muchos se enojaron y empezaron a tirar botellas de
plástico, pero como siempre el uso de la fuerza fue primero y los
granaderos comenzaron a corretear a las personas como si fuera animales.
La prensa decidida se adentró a la batalla, parecía una guerra.
Piedras, palos y botellas por todos lados. La provocación de los
granaderos iba más allá de solo apagar el fuego. Empezaron las peleas,
golpes a la prensa, el miedo y la adrenalina invadía el lugar. Se
sentía que se avecinaba otra represión.
Fueron quince minutos de enfrentamientos y golpes, todos se
dispersaron. Unos decidieron irse, otros querían ver qué pasaba; se
rumoraba la detención de tres personas. Una vez más se utilizó el uso
excesivo de la fuerza, el objetivo de la policía fue acertado: diluir
la marcha y lo logró.
Pero esta no será la última marcha, todavía faltan más porque
mientras el gobierno no atienda las demandas de los padres de
Ayotzinapa, la lucha seguirá. Porque si vivos se los llevaron y vivos
los quieren de regreso.
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