Violencia obstétrica, pan de cada día en el sector salud
Sin
que se tomen en cuenta la opinión y la libertad de las mujeres sobre
sus derechos reproductivos, en las áreas de gineco-obstetricia de los
hospitales ellas son agredidas y violentadas.
En México las mujeres, sobre todo las jóvenes, las de escasos recursos o
de origen indígena, no pueden decidir libremente sobre su cuerpo y su
salud.
Como cada 28 de mayo, “Día Internacional de Acción por la Salud de las
Mujeres” (fecha que se conmemora desde 1987), defensoras de Derechos
Humanos (DH), organismos internacionales y especialistas en salud,
demandan a las naciones acciones concretas para abordar las múltiples
causas de enfermedad y muerte que afectan a la población femenina.
Este año, activistas internacionales lanzaron la campaña “Nuestra salud,
nuestros derechos, nuestras vidas”, a fin de hacer ver a los gobiernos
la relevancia de garantizar a las mujeres servicios de salud basados en
sus necesidades, especialmente en materia de salud sexual y
reproductiva, lo que en México es una urgencia para las mexicanas.
La falta de poder de decisión se ve aún más agravada durante el
nacimiento de sus hijas e hijos; pues aunque el proceso de parto debería
ser natural y placentero, a las mexicanas comúnmente se les niega la
posibilidad de decidir cómo y en dónde desean que se lleve a cabo.
Por el contrario, ellas son violentadas, maltratadas verbalmente
haciendo alusión a su sexualidad, y sometidas a procedimientos médicos
muchas veces innecesarios como la cesárea.
Según cifras oficiales, el 45.2 por ciento de los nacimientos en el país
ocurren por cesárea, la mayoría de ellas sin razón de ser, pues la
Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que la incidencia no
exceda del 15 por ciento.
A lo que se suma que acudir a una clínica y hospital no garantiza que
las mujeres no mueran durante el parto. El Observatorio de Mortalidad
Materna identificó que de las 861 muertes maternas registradas en 2013,
57.6 por ciento ocurrieron en una clínica u hospital del servicio
federal o estatal de salud; 18.9 en instituciones de seguridad social, y
7.9 por ciento en una unidad privada.
AGRESIÓN NORMALIZADA
Aunque no se han generado los indicadores correspondientes, se sabe que
en las salas de parto del sector público y privado los médicos obstetras
que atienden a las mujeres suelen agredirlas de forma verbal, hacen
comentarios sobre su sexualidad, bromean sobre lo que ocurre en el
evento, y hasta afirman que ellas merecen el sufrimiento que padecen.
De acuerdo con la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (Conamed), la
especialidad que más recibió quejas de 2003 a 2007 fue ginecología y
obstetricia.
Feministas, académicas y especialistas en salud sexual identifican estos
maltratos como violencia obstétrica, un tipo de agresión que aún no se
contempla en la legislación nacional.
En diciembre de 2014 se presentó ante la Cámara de Diputados una
iniciativa de reforma a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia, para incluir la definición de violencia
obstétrica, entendida como “toda acción u omisión por parte del personal
médico y de salud que dañe, lastime, denigre o cause la muerte a la
mujer durante el embarazo, parto y puerperio”.
También se incluía “la negligencia en la atención médica que se exprese
en un trato deshumanizado, en un abuso de medicación y patologización de
los procesos naturales, considerando como tales la omisión de la
atención oportuna y eficaz de las emergencias obstétricas. Practicar el
parto por vía de cesárea, cuando hay condiciones para llevarlo a cabo de
forma natural, además del uso de anticonceptivos o esterilización sin
consentimiento voluntario”.
Asimismo, “obstaculizar sin causa médica justificada el apego precoz del
niño o niña con su madre, negándole la posibilidad de cargarlo y
amamantarlo inmediatamente después de nacer”.
Aunque la minuta fue aprobada en la Comisión de Igualdad de Género de la
Cámara baja, la saliente Legislatura federal dejó pendiente la
aprobación en el pleno de la iniciativa. En el país la violencia
obstétrica sólo está tipificada en Oaxaca y Veracruz.
LLAMADO INTERNACIONAL
El pasado 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, la OMS reclamó a
los países acciones más enérgicas e invertir en investigación y apoyo
para detener este problema de salud pública y de DH.
Para Lina Rosas Berrio, directora de la organización civil Kinal
Antzetik, la medicalización y patologización del proceso de parto es
producto de una “construcción histórica”.
Durante la reciente presentación del libro “Imagen instantánea de la
partería”, la especialista explicó que en el siglo XX comenzó la
“industrialización del parto”, los médicos sustituyeron a las parteras,
los hospitales remplazaron a los hogares y, entre otras cosas, el examen
de la o el recién nacido sustituyó al contacto materno.
Lo que se tradujo en que las mujeres no sean consideradas
“protagonistas” del parto y sólo sean agentes pasivos. Tampoco son
consultadas sobre la forma en que quieren atender el nacimiento de sus
hijas e hijos.
En tanto, la Asociación Mexicana de Partería promueve un cambio en la
forma en la que se da la atención al parto. La atención humanizada –
señala– es una práctica no violenta que asegura el respeto de los DH de
la madre y el producto, de los derechos reproductivos y sexuales de las
mujeres, además de que contribuiría a disminuir los costos de atención
médica, y la muerte materna.
Para este tipo de atención es necesario el respeto de la cultura,
rituales y conocimientos ancestrales y tener una visión del parto como
un hecho fisiológico, trascendente, íntimo y personal.
De acuerdo con la Asociación, es indispensable que sean retomadas las
recomendaciones de la OMS para la atención durante el parto, que señalan
que se debe permitir que las mujeres tomen decisiones acerca de su
cuidado, la libertad de movimiento y posición durante el trabajo de
parto y posparto, no hacer episiotomía de rutina (incisión en el perineo
para agrandar el orificio vaginal y facilitar el parto), y no hacer
rasurado y enema de rutina, además de permitir la toma de líquidos y
alimentos durante el trabajo de parto.
CIMACFoto: Yunuhen Rangel Medina
Por: Anaiz Zamora Márquez
Cimacnoticias | México, DF.-
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