Comunicado de la Representante Especial del Secretario General para la Violencia Sexual en Conflictos, Zainab Hawa Bangura, para Conmemorar el Día Nacional para la Dignidad de las Mujeres Víctimas de Violencia Sexual en el Conflicto Armado Interno en Colombia
Escrito por Zainab Hawa Bangura (ONU)
Del 24 al 26 de Mayo de 2015, visité La Habana, Cuba para tratar el
tema de la violencia sexual asociada al conflicto, con las delegaciones
del Gobierno de Colombia y las FARC-EP en las conversaciones de paz,
así como con los garantes de Cuba y de Noruega. Mi visita coincidió con
la conmemoración inaugural del 25 de Mayo, que Colombia ha declarado el
Día Nacional para la Dignidad de las Mujeres Víctimas de Violencia
Sexual en el Conflicto Armado Interno. Con esta ocasión, he instado a
las partes a escuchar las voces de las mujeres y a colocar su
protección y empoderamiento en el centro de los diálogos.
Mi visita a La Habana sucede en un momento difícil para el proceso de paz. Imploro
a las partes a hacer todo lo posible para asegurar que las ganancias
que ya se han logrado por los diálogos de paz, no se pierdan, y que
cada uno se comprometa a desescalar el conflicto y a crear un
calendario que ayude a las partes a finalizar el resto de acuerdos sin
demora. Reitero el compromiso del Secretario General y del sistema de
las Naciones Unidas en la búsqueda de la paz.
Durante el periodo del cese al fuego unilateral de las Farc
se han reducido las confrontaciones armadas, ha habido menos población
civil desplazada, y menos vidas perdidas. Estos son dividendos
tangibles y significativos de los diálogos de paz. Es mi
esperanza que un cese bilateral al fuego pueda ser instaurado para
consolidar estas ganancias hacia una paz duradera y asentar las bases
para alcanzar unos acuerdos definitivos este año.
Por invitación de las Farc, sostuve consultas con su delegación ante la mesa de diálogos de paz. Los
y las integrantes de la delegación me hablaron del rol de las mujeres
en las Farc y delinearon las políticas de tolerancia cero y los
procedimientos que tienen establecidos para prevenir y castigar la
violencia sexual al interior de sus filas, o si un miembro de las Farc
comete estos crímenes contra civiles. La delegación expresó su
compromiso para atender este tema como una prioridad en las
conversaciones de paz, y su disposición de cooperar con mi mandato.
Tuve la oportunidad de reunirme con el Gobierno, y de sostener un
encuentro con la Sub-Comisión de Genero, compuesta por ambas
delegaciones ante la mesa de conversaciones, cuyo propósito es asegurar
que todos los aspectos de los acuerdos promueven la igualdad de género
y el empoderamiento de las mujeres. Este es un mecanismo sin
precedentes, y su éxito es crucial para alcanzar una paz duradera y
sostenible en Colombia. También puede servir como una inspiración para
la resolución de conflictos alrededor del mundo.
Todas las personas alrededor de la mesa están de acuerdo con que es
crucial abordar la violencia sexual y otras graves violaciones de los
derechos humanos de las mujeres. También están de acuerdo en que la
violencia contra las mujeres está enraizada en las desigualdades
estructurales de género y en la discriminación. Insto a las partes a
construir sobre esta base en común, y a mirar el proceso de paz como
una oportunidad histórica para transformar el estatus de las mujeres en
la sociedad colombiana a través de cambios estructurales.
Me ha animado saber que las partes han acordado realizar acciones
conjuntas en el área de descontaminación del territorio de la presencia
de minas y otros artefactos explosivos. La violencia sexual, la
violencia basada en género y la discriminación son como ‘minas en la
sociedad’, y hago un llamamiento a las partes a trabajar conjuntamente
para poner en marcha medidas específicas que atiendan esta amenaza, la
cual también tiene graves consecuencias de largo plazo.
Cuando visité Colombia en Marzo, tuve la oportunidad de reunirme con
el Gobierno, así como con otros actores, para conocer las importantes
medidas legislativas y políticas públicas que se han adoptado,
incluyendo el programa de reparaciones para víctimas de violencia
sexual y la innovadora legislación, como la Ley 1719 para garantizar el
acceso a la justicia para las víctimas de violencia sexual en el
conflicto, las cuales he reconocido como inspiración para otras partes
del mundo. En mis reuniones con sobrevivientes y organizaciones de
mujeres en Bogotá y en Chocó, escuché su mensaje claro y contundente:
‘queremos la paz’, ‘queremos que los crímenes de violencia sexual sean
reconocidos por todos’, y ‘debe haber garantías de todas las partes de
que esto no volverá a suceder’.
Las Naciones Unidas refirmamos nuestro compromiso de apoyar este
esfuerzo histórico para poner fin a 50 años de un conflicto que ha
generado un gran sufrimiento a todo el pueblo de Colombia,
especialmente a sus mujeres, niños y niñas.
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