Entrevista a Gema Otero, experta en Género e Igualdad de Oportunidades y creadora del cuento coeducativo “SuperLola”
Gloria López
Madrid, 26 mayo. 15, AmecoPress. Gema
Otero es Licenciada en Geografía e Historia por la Universidad de
Sevilla, Experta en Igualdad por la Universidad Pablo de Olavide de
Sevilla, autora del éxito “SuperLola”, la superheroína que más mola, y
responsable de La Señora Malilla, una plataforma de creación y difusión
de proyectos coeducativos.
Y es que,
como la protagonista de SuperLola, Gema sueña con un mundo mejor en el
que todas las niñas y niños se sientan libres para ser lo que quieran.
Para eso construye cuentos coeducativos que rompen con los estereotipos
sexistas y ayudan a educar para cuestionarlo todo y ser libres.
¿Quién es SuperLola y qué ha supuesto para ti?
SuperLola es
una niña inquieta, divertida y valiente que quiere cambiar el mundo.
Crear este cuento para mí ha supuesto mucha visibilidad. Y es
maravilloso ver el impacto que tiene en los pequeños, en los talleres
que hacemos en colegios, institutos. Es una herramienta para mejorar el
empoderamiento de las niñas y aumentar su autoestima y también para
lograr la complicidad de los niños. Siempre invito a los tutores y
tutoras que me acompañen durante el desarrollo de los talleres para que
recojan toda la información aportada por el alumnado. Durante las
sesiones, niñas y niños expresan sus deseos, sentimientos y emociones
que quedan reflejadas en los dibujos que realizan al final de cada
sesión. Es sorprendente ver cómo las niñas se dibujan muy empoderadas,
grandes, tomando los espacios, valientes, y los niños asumen papeles
secundarios que normalmente no toman, por ejemplo, como copilotos.
¿Cómo surge la idea?
SuperLola nace
como un proyecto personal en forma de relato oral que cuento a mi hija
Lola. Yo trato de educarla para que aprenda a ver la vida desde el
inconformismo y la rebeldía. Un día me preguntó si las niñas podían ser
lo que quisieran y que por qué no había disfraces de superheroínas. De
ahí surge un cuento. Luego pido ayuda a mi amigo Juan Antonio Muñoz para
la ilustración. En una semana alcanzamos miles de visitas en youtube y
empezamos a realizar presentaciones del cuento en colaboración con áreas
de Cultura e Igualdad de diferentes ayuntamientos y a impartir talleres
dentro y fuera de Andalucía. Gracias a la voz en off de mi hija Lola y a
la música de Fernando Núñez, el material supone una herramienta
didáctica muy útil para trabajar con ella dentro y fuera de las aulas.
Esta experiencia me lleva a embarcarme en un proyecto profesional con el
objetivo de crear y difundir materiales didácticos, lúdicos y creativos
que permitan trabajar los valores coeducativos en las aulas y fuera de
ellas.
¿Qué es la coeducación para ti? ¿Cómo tratas de desarrollarla tú? ¿Cuáles son sus principales objetivos?
La coeducación
es una educación para la igualdad. Es muy importante tener en cuenta las
diversidades y educar en igualdad para que los niños y las niñas elijan
su camino con libertad. La educación debería ser un camino lleno de
ventanas abiertas. Por eso es importante construir historias que inviten
a ver y sentir el mundo de otra manera y que muestren nuevos modelos de
niñas al margen de los roles y los estereotipos tan anclados en nuestra
cultura de género. No podemos ser libres si solo nos enseñan a ser
princesas.
La coeducación
permite tomar conciencia de las desigualdades de género y de cómo éstas
facilitan y perpetúan la sobrevaloración de “lo masculino” frente a “lo
femenino”. Todavía los roles y estereotipos que se transmiten muestran a
unas niñas cuyo objetivo en la vida está en función de satisfacer a
otros, ser bellas para y por otros, princesas, dependientes y nunca
protagonistas, mientras que los niños aparecen “empoderados” pero
basándose en la dominación y la violencia. A través de la educación en
igualdad, niños y niñas aprenden nuevas formas de jugar y de
relacionarse entre sí. Es importante trabajar en los niños valores
esenciales como el cuidado, la libre expresión de sentimientos y
emociones personales o el trabajo doméstico como motor fundamental de la
economía. Mientras que en las niñas es vital trabajar el
empoderamiento, la autonomía o la toma de conciencia de su propio
cuerpo.
¿De qué manera se puede educar el pensar y el sentir fuera de los estereotipos de género?
Es un proceso
que pasa por deconstruir, siempre digo que es un trabajo desde las
tripas. Es decir, es un trabajo personal muy importante porque hemos
sido educadas y educados para no ver las desigualdades. Así que lo
primero que hay que hacer es ponerse unas gafas violetas y así,
inmediatamente te posicionas. Pero tiene que salirte a ti, porque si no,
lanzas a los niños y niñas mensajes contradictorios, dices una cosa,
pero haces otra. Claro que es difícil.
Por otro lado,
los mensajes están ahí (en la televisión, los roles establecidos,
estereotipos….), vivimos rodeados de muchos contenidos tóxicos. Y no
puedes usar la prohibición, eso no funciona, sino que se trata de dotar
de herramientas, ofrecer alternativas, para que elijan. Es apasionante
romper con todos esos estereotipos que nos limitan, que nos hacen
desiguales, que están incluso en el origen de la violencia de género,
que se va fraguando desde pequeños.
¿Cómo valoras el sistema educativo de nuestro país y las reformas de los últimos años?
Pienso que el
modelo educativo se ha degenerado. La educación no es solo sumar y
restar, yo apostaría por un modelo de educación en valores y por enseñar
a cuestionarlo todo. Enseñar a conocer, investigar, plantearse retos;
enseñar valores como el respeto, la cooperación, la resolución pacífica
de los conflictos; visibilizar los aportes de las mujeres en todos los
ámbitos; ofrecer otros modelos, incluir la diversidad, debatir de todo,
enseñar que hay otras formas de estar en el mundo, hablar de la muerte,
de la identidad sexual, nombrar, hablar, mostrar, investigar, valorar el
trabajo doméstico y de cuidado, enseñar a trabajar por proyectos. A
pesar de todo, soy positiva. Soy feminista, estoy a favor de una
educación laica, pública y gratuita. Creo que tenemos muchas
herramientas que necesitamos adquirir.
¿En qué nuevos proyectos trabajas actualmente?
En estos
momentos me encuentro inmersa en un proyecto formativo y artístico
llamado “Somos el mundo”, que se va a convertir en un libro, y que tiene
que ver con el empoderamiento y la participación de las mujeres
mediante la escritura.
Seguimos
trabajando en la difusión de cuentos coeducativos como “Lalo, el
príncipe rosa” que muestra otras formas de vivir y sentir la
masculinidad, “Circulitos en la barriga”, que trata de la libertad de
las mujeres a decidir si quieren o no quieren ser madres, o “Corazón
ovillo”, un cuento que reflexiona sobre los vínculos amorosos y la
importancia de la autonomía personal en niñas y niños.
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