La imagen que se da de los personajes femeninos está hipersexualidad y supeditada al varón
Madrid, 29 mayo. 15. AmecoPress. El
mundo de la cultura por lo general es un terreno hostil para las
mujeres, tanto en lo profesional como en lo referente a la imagen que se
proyecta de ellas en las producciones. Los datos dicen que el número de
mujeres en puesto de responsabilidad en empresas y ámbito público es
muy bajo, pero también vemos que dependiendo de los sectores ese número
tiende a descender aún más. Uno de ellos es de la cultura. Se habla
mucho de que hay un número muy reducido de mujeres directoras o
productoras de cine, pero también hay otros ámbitos en los que se
reproduce la misma situación, por ejemplo, el cómic.
El mundo del
cómic es muy amplio, pero vamos a analizar concretamente la imagen que
se da de los personajes femeninos en el género de ciencia ficción y,
concretamente, en el de superhéroes y superheroínas. Aspectos como el
papel que desempeñan o la hipersexualización de las mujeres en este
género son los que más debate generan.
La mujer supeditada al hombre
La edad oro del
cómic se da entre los años 1930 y 1950, periodo en el que nace el
primer superhéroe de la historia: superman. Durante esta etapa se
crearon muchos personajes femeninos incluso muchos de ellos fueron
protagonistas de su propia historia, pero muy pocos consiguieron tener
el nivel de popularidad y aceptación que tuvieron sus compañeros
varones. De hecho, aquellas sí triunfaron fue porque estaban ligadas de
algún modo a un personaje masculino.
En su tesis de
máster, José Manuel Annacondia López pone de ejemplo el caso de
“Superman” y su análoga “Supergirl”. En ella sostiene que para ser un
superhéroe hay que tener un idealización del potencial del ser humano
que vaya más allá de las limitaciones de la especie (fuerza, velocidad,
resistencia etc en su grado máximo). Según ello, la versión femenina
debe tener también las mismas cualidades, pero estas directrices no se
cumplen siempre. Analiza los propios nombres, es decir, el análogo de
“Superman” es “Superwoman”, no “Supergirl” tal y como se llama en el
cómic. Según avanza en su análisis va exponiendo que estas
denominaciones no son aleatorias y más teniendo en cuenta que este
personaje de superheroína presenta una edad mayor a la del personaje
masculino. “Distinguir entre ‘man’ y ‘girl’ va más allá de la mera
categorización sexual que diferencia entre hombres y mujeres, ya que
asigna unos roles de género claramente marcados a unos y a otras”, dice
José Manuel. Sostiene además que la infantiliza y margina.
Analistas en la
materia aseguran que así todo, las mujeres en el cómic siempre han
tenido habilidades diferentes a las de los hombres. A ellos se les
otorga principalmente fuerza y resistencia, mientras que ha ellas se les
proporciona poderes que sustituyen a esas dos cualidades. Por regla
general siempre han sido acompañantes de los superhéroes, damiselas en
apuros o femmes fatales que les complicaban la vida. Es decir, tenían
más de villanas que de heroínas. El sociólogo Bruno Lorenzo también lo
explica así en una entrevista a Pikara Magazine “las mujeres en los
primeros años de MARVEL Comics eran personajes secundarios a la sombra
de los varones, siempre representadas con habilidades defensivas o
basadas en la magia, nunca con la fuerza física”.
Hipersexualización de los personajes femeninos
Cuando entra en
debate la hipersexualización del cuerpo femenino en los cómics también
se pone en cuestión la de los varones, sin embargo, habría que
distinguir entre cuerpos sexualizados y cuerpos idealizados. Es cierto
que los personajes de cómic varones lucen un físico perfecto según los
cánones sociales, pero cuando se les va a representar se suele partir de
cuerpos atléticos y musculosos teniendo como resultado una imagen que
simboliza un ideal de fuerza, destreza y poder. Sin embargo, en el caso
de la mujer lo que se busca es resaltar su sensualidad, erotismo y
belleza, no la fuerza o el poder de la heroína, de forma que el
resultado final se aleja mucho de un físico atlético. Aquí vemos un
ejemplo claro de cada uno de los sexos: Wonder Woman y Superman
Pero más de una
vez esta hipersexualización ha traído problemas. En el verano de 2012
la editorial DC cómics adelantó la que sería su portada del número 0 con
Catwoman como protagonista. En la primera imagen vemos cómo era la
portada original. Pero las redes sociales se incendiaron ante esta
representación, por lo que decidieron cambiarla y ponerla como
observamos en la segunda fotografía. El único cambio que sufrió fue que
le subieron la cremallera del traje.
Esta
representación de las mujeres tiene consecuencias a la hora de que la
sociedad construya el arquetipo de mujer, de forma que el cómic –junto a
muchos otros elementos- forma parte de la construcción de estereotipo
de género. Bruno Lorenzo recuerda algunas de las ideas que a lo largo de
los años ha ido defendiendo el guionista Alan Moonroe, quien decía que
el cómic tenía a su manera tanta culpa como los medios de comunicación
de masas a la hora de representar una imagen distorsionada de las
mujeres a los lectores. Prosigue parafraseando Lorenzo que “decía él,
que tienen los jóvenes con las mujeres, antes de conocer y empezar a
relacionarse con una mujer real, era a través de unos arquetipos y unas
representaciones que en nada se parecen al mundo real”.
La unión hace la fuerza
La industria
del cómic está dominada mayoritariamente por hombres. Por ejemplo, en
2014 Marvel, la primera editorial estadounidense en cuanto a ventas,
tenía en noviembre 611 autores acreditados de lo cuales solo 66 eran
mujeres (un 10% de toda la plantilla).
En nuestro país
parece que las mujeres que se dedican al mundo del cómic han decidido
aplicarse el refrán “la unión hace la fuerza” y se ha fundado Asociación
de Autoras de Cómic en diciembre de 2013 a raíz del Festival de Cómic
en Granada: Comicca Fest, en el que solo participan autoras. En su
página web podemos ver que entre sus principales objetivos están la
recuperación del trabajo de mujeres olvidadas que formaron parte del
mundo del cómic, incrementar el número de lectoras, fomentar la
divulgación desde la perspectiva de género, y estimular la comunicación y
creación de vínculos entre las autoras, tanto dentro como fuera de
nuestras fronteras.
Susanna Martín,
coordinadora de Enjambre, autora y miembro de la AAC, comenta en una
entrevista publicada en Pikara Magazine que es necesario cambiar la
mirada porque “ocurre que al identificarnos en roles masculinos, porque
es lo predominante, cuando se crea un cómic con un personaje femenino se
identifica como ‘cómic femenino’ o ‘para chicas’, porque no es lo
habitual, y así seguimos etiquetándonos y perpetuando la hegemonía
masculina. Por eso es tan importante crear nuevos personajes femeninos”.
Sin embargo,
dentro de AAC es complicado hablar de feminismo porque se concentran
muchas sensibilidades diferentes. Aunque todas ellas persiguen un mismo
fin, no siguen el mismo camino. Muchas de ellas están convencidas de que
si se declaran abiertamente feminista se van a cerrar muchas puertas de
golpe debido al desconocimiento por parte de la sociedad sobre el
significado real de la palabra. Por ejemplo, Lucía González, directora
de Comicca Fest apuesta por llevar a cabo lo que serían unas prácticas
feministas pero sin llegar a explicitarlas. En una entrevista asegura
que “en la última edición eliminé la palabra ‘coño’ del cartel, porque
sabía que así no me imprimirían. Y porque para una persona no es lo
mismo leer ‘coño’ en un panfleto a ver después a Ana Belén Rivero en el
festival y escuchárselo decir 20 veces”.
La
representación de los personajes femeninos en los cómics no es casual,
sino que forma parte del imaginario colectivo patriarcal instaurado en
la sociedad. Sin embargo, este tipo de medios lo que hacen es reforzar
esa imagen entrando a su vez en un círculo vicioso: reproducen, crean y
refuerzan a partes iguales. Es importante feminizar los espacios de
responsabilidad dentro de las editoriales, de forma que la
representación de las mujeres en el material final cambie.
Foto: Archivo AmecoPress
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