Alberto Aziz Nassif
A medida que se acerca el 7 de junio la atención se concentra en el estado de Nuevo León, que anuncia ser la noticia de estas elecciones complicadas y conflictivas. Se llama Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón, apodado El Bronco. Es una imagen cercana a la de un Pepe El Toro norteño, el popular personaje de las películas de Pedro Infante. Habla el lenguaje popular como el ciudadano de la calle, está inmerso en el sentido común y suda la cultura norteña, mal hablado y directo. Este político compite como candidato independiente y tiene amplias posibilidades de ser el próximo gobernador de Nuevo León. La única nube en su ruta pueden ser las inequitativas reglas del financiamiento que pudieran impugnar una posible victoria por rebase de topes de campaña. ¿Qué modelo político se construye con El Bronco? ¿Por qué es un desafío para el sistema de partidos?
El personaje puede gustar o ser rechazado, ser demasiado rústico y poco refinado, pero lo cierto es que, hoy por hoy, es la figura a vencer en la contienda que se considera la joya de la corona de las nueve gubernaturas en juego. Es el político que navega como ciudadano, tiene experiencia, perteneció 33 años al PRI, en donde tuvo múltiples cargos de partido y de gobierno, hasta que llegó a ser alcalde del municipio de García, (143 mil habitantes, cercano de Monterrey), y ahí empezó su fama. Fue un Pepe El Toro que enfrentó a los cárteles de la droga que asolaban ese municipio, y en dos ocasiones estuvo a punto de perder la vida; le secuestraron a una hija pequeña y, por lo que dicen algunos de los habitantes del municipio, logró un modelo de gobierno directo y eficiente. A pesar de tener un perfil populista (por la relación entre líder y pueblo en su discurso), no deja de ser una paradoja que El Bronco tenga una carrera ascendente por la gubernatura donde el empresariado y la modernidad tienen un peso decisivo. El origen está en un gobierno local exitoso y en el uso intensivo de las redes sociales. En septiembre de 2014 renunció al PRI —en buenos términos—, y empezó la aventura poco inocente, a pesar de haber nacido el 28 de diciembre de 1957, de una candidatura sin partido que hoy puntea en las encuestas.
Pero no todo es la versión romántica del hombre aventado que dice hablar con la verdad y crítica la rigidez de los políticos o lo cerrado de los partidos, también está la otra parte: el fenómeno Bronco es un desafío al sistema de partidos y lo será cada vez más. En otros países hemos visto cómo se han venido abajo sistemas de partidos y han surgido políticos carismáticos como sucedió en Italia con Berlusconi o con Chávez en Venezuela. Las crisis de estos sistemas fueron expresión de una partidocracia que se derrumbó para abrir la puerta a frentes y coaliciones personalistas.
El Bronco es la expresión de un hartazgo ciudadano con los partidos tradicionales que han gobernado ese estado. Sería el colmo que el PRI volviera a ganar la gubernatura después de un sexenio plagado de errores y claras huellas de corrupción. Por su parte, el panismo, que ya tuvo en sus manos el gobierno del estado, no ofrece una diferencia importante con el tricolor. Ni el aparato del PRI ni las promesas de regreso del PAN tienen suficiente potencial de un triunfo. Además, la declinación de Fernando Elizondo (un ex panista que renunció a su partido en febrero de 2014), quien competía con el registro de Movimiento Ciudadano, le otorga al Bronco un componente muy interesante, porque se trata de un político con experiencia en el gobierno federal y local (senador, secretario y gobernador interino), que conecta con sectores empresariales y hace un equilibrio importante al perfil de Jaime Rodríguez. La partidocracia ha sido desafiada en Nuevo León y, como dice el dicho popular, para que la cuña apriete tiene que ser del mismo palo. Eso pasa con la dupla Rodríguez-Elizondo, carisma y administración.
Después de Nuevo León viene la elección presidencial en 2018. La partidocracia en México tiene por fin un límite: no es el voto nulo, sino el voto independiente lo que anuncia una novedad en el 2015.
PD. Carmen Aristegui lleva 10 semanas y dos días fuera del aire…
Investigador del CIESAS.
@AzizNassif
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