No comparto el que una mujer tenga que enseñar las tetas para expresar inconformidad ante el sistema patriarcal y sus injusticias; si hay cerebro hay que utilizarlo, si hay voz, si hay creatividad, si hay cólera y humanidad. Pero eso sí, defiendo a que todas las personas tengan el derecho a expresarse como mejor lo crean. |
Pesa la doble moral.
Es fácil dividir a las personas por categorías y a partir de ahí
decidir cuáles merecen que levantemos la voz por ellas. Es fácil,
también, aparentar cierta humanidad cuando ésta nos traerá beneficio
personal.
Es mucho más fácil aún, etiquetarse como feministas,
rojos, revolucionarios y de izquierda, porque da para los viajes, las
conferencias, los codeos y los sueldos. Pero la humanidad no tiene nada
que ver con etiquetas, la humanidad es la esencia del ser que siente,
piensa y actúa ante la injusticia de todo tipo, sin distinción de
ninguna.
Hace unas semanas violaron y asesinaron a una joven en
Argentina, lo cual motivó a una manifestación de todo el continente en
la que participó Guatemala y muchas organizaciones, grupos y entidades
feministas, se vio a jóvenes desnudarse y enseñar las tetas y las nalgas
en señal de protesta, (exhibicionismo para mi criterio) se dio pues
aquel gran espectáculo que al día siguiente salió en los medios de
comunicación.
Como punto y aparte, yo Ilka Oliva Corado no
comparto el que una mujer tenga que enseñar las tetas para expresar
inconformidad ante el sistema patriarcal y sus injusticias, si hay
cerebro hay que utilizarlo, si hay voz, si hay creatividad, si hay
cólera y humanidad. Pero eso sí, defiendo a que todas las personas
tengan el derecho a expresarse como mejor lo crean.
Si una
mujer quiere enseñar el clítoris en una pantalla gigante en el centro de
la plaza de su país y que con esto cree que está aportando a una
concientización sobre la violencia de género, que lo haga, es su
derecho, pero eso sí, que no piense que representa a las mujeres en
general y que también todas apoyamos y respaldamos su moción de que
aquello es una exposición artístico-política. Paso…
Si hay que
enseñar algo que sea el rostro, con la frente en alto, para que quien
nos vea y nos escuche sepa quiénes somos y desde dónde viene nuestra
denuncia y que la respaldamos con nuestro nombre y nuestro origen. Si es
por escrito también, que sea nuestro nombre y nuestra firma los que la
respalden.
Hace unos días violaron y ahorcaron a una niña de 8
años, en Zapaca. Paria. Expongo que era paria, no era rubia ni blanca ni
tenía ojos claros. Lo digo porque eso tiene mucho que ver, para que la
sociedad en sí, y organizaciones, grupos, entidades y artistas
feministas decidan si vale la pena pronunciarse ante semejante
ingratitud.
Y es cuando uno se pregunta, ¿de qué tamaño es la
doble moral de las personas? ¿Qué es lo que hace que el pronunciamiento
venga por unas y no por otras? ¿A que se firmen comunicados por unas y
no por otras? ¿A que unas enseñen las tetas y el hígado por unas y no
por otras? ¿A que unas con las puntas de los pezones excitados, (por la
cantidad de miradas observándolos en la vía pública) hagan
contorsionismo por unas y no por otras?
¿A qué se debe esa
falta de respeto a las ancestras que fueron golpeadas, violadas,
señaladas, asesinadas para que hoy en día exista el feminismo y la mujer
pueda exponer su sentir y su pensar con toda la fuerza de su cerebro y
su alma?
¿Por qué por la niña de 8 años, paria, no se
movilizaron con carteles, con “expresiones artísticas” con desnudos, con
sus voces? Va para el feminismo que se desmenuzó en “creatividad” el
día de las manifestaciones en Latinoamérica por la muerte y la violación
sexual de la joven argentina. Y va también para la sociedad en general,
que el año pasado se movilizó por su lucha contra corrupción. Aquí es
cuando se pregunta, ¿qué es una vida de una paria comparada contra la
oportunidad de fotografía y plataforma?
Queda comprobado una vez más que los parias, somos lo mismo en cualquier lugar del mundo.
Y por si queda duda, lo vuelvo a repetir, no soy feminista, soy paria y si me quieren etiquetar llámenme vendedora de mercado.
Y si alguien pregunta quién escribió esto, firmo con mi nombre y me hago responsable de lo que aquí está escrito.
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