Feminicidios & Cuba
El Ciudadano
Entrevista a Mariela Castro es hija del primer mandatario cubano Raúl Castro y es también la principal promotora de la sanción de una ley de matrimonio igualitario para la isla. |
“Nosotros no tenemos, por ejemplo, femicidios. Porque Cuba no es un país violento, y eso sí es un efecto de la revolución”
Mariela Castro desde el Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba
(CENESEX) que dirige hace 15 años impulsó una reforma en la ley de
trabajo para quitar la “discriminación por orientación sexual” y fue
responsable de una política efectiva para la prevención del VIH. Castro
relató el proceso de cambio y precisó: “Hablamos de una ley de igualdad
de oportunidades, porque la palabra matrimonio todavía genera muchas
emociones.”
-¿En qué consiste su modelo de educación sexual?
-La sexualidad estuvo
desde siempre marcada por relaciones de poder y por ideas, leyes,
doctrinas basadas en esas relaciones. No siempre ha estado claro cómo
cambiar ese modelo, ahora por suerte lo está cada vez más. Nuestro
enfoque de la educación sexual busca mostrar cómo se fue creando esa
diferencia en detrimento de otras identidades de género y sexuales.
-¿La categoría clase social sigue siendo el principio ordenador?
-No es la única, pero es clave.
Porque no la pasa igual un hombre gay pobre, que uno rico; un
transgénero migrante y uno blanco. En la formación que hacemos con
activistas trabajamos esos entrecruzamientos y fomentamos la
solidaridad. Por ejemplo, con los activistas LGBT trabajamos para que no
centren en sí mismos, que no se sitúen como únicas víctimas, fomentamos
que articule con otras causas justas y con toda la sociedad cubana. No
tiene sentido aislarse, segregarse.
-La Revolución era muy conservadora en estos temas, ¿cómo lograron transformar ese rasgo?
-A mí me gusta hablar de este
tema, no me resulta incómodo, al contrario, me permite explicar nuestro
punto de vista y reconocer lo que hay que reconocer. Todo el mundo
quería que la primera revolución de América Latina fuera perfecta. Pero
no es posible. Los pueblos que quieran hacer revoluciones lo entenderán.
No se puede saberlo todo, se cometen errores. Mi papá siempre me decía:
“Fue un salto al abismo. Queríamos hacer justicia, pero no sabíamos
cómo se hacía.” No sabíamos cómo gobernar revolucionariamente, porque no
es lo mismo que ser revolucionario. Es una generación que ha hecho un
gran esfuerzo, le merecemos un respeto que no podemos obviar. Porque lo
nuevo y lo renovador cree que siempre tiene las mejores respuestas, pero
las ideas biologicistas o patologizadoras también fueron vanguardia.
-¿Este cambio implicó una renovación?
-Claro. El día que la revolución deje de renovarse ya no va a ser una revolución. En estos temas se trabajaba para la renovación pero no se lograba porque no teníamos todas las herramientas, tuvimos que indagar, estudiar y reflexionar mucho.
-¿Cuáles eran los principales obstáculos?
-Los prejuicios que aprendimos de nuestros ancestros españoles, y africanos también, y que estaban en el mundo entero. Esos prejuicios no ayudaban a que se defina una política clara. Se proponían reflexiones, pero no propuestas.
-¿Cuál es la situación de los derechos de las mujeres en la isla hoy?
-La cosa buena es que las mujeres estamos organizadas, y eso da mucha fuerza. Hay muchas campañas, programas de televisión, de radio, espacios científicos. Se ha trabajado en el empoderamiento y hoy somos el tercer o cuarto país con mayor presencia de mujeres en el parlamento, hay mayor número de graduadas universitarias mujeres, hay paridad salarial desde 1959. Nosotros no tenemos, por ejemplo, femicidios. Porque Cuba no es un país violento, y eso sí es un efecto de la revolución.
-¿Y la prostitución?
-No la consideramos trabajo, porque en Cuba hay otras alternativas, pero al que se persigue es al proxeneta. Hay muchas cosas que inciden y hay que tratarlas cuidadosamente para no estigmatizar.
Fuente: http://www.elciudadano.cl/2016/11/06/337030/mariela-castro-activista-lgtb-cubana-nosotros-no-tenemos-por-ejemplo-femicidios-porque-cuba-no-es-un-pais-violento-y-eso-si-es-un-efecto-de-la-revolucion/
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