La situación se agudiza
en México, en los hechos, aunque, con lo que ha mostrado el gobierno
estadunidense en sus primeros días, el mexicano procura dar una
impresión de independencia en los discursos, que no en los hechos.
Se da un segundo golpe de aumentos de precios en la energía, que
incluye otra vez a la gasolina, la cual el año pasado ya registró por lo
menos cuatro alzas. En el caso de la electricidad quieren dar una
apariencia de respeto a la mayoría, y los aumentos se dirigen a
productores y comerciantes; sin embargo, sí afectan a la mayoría, a
través del aumento de los precios aún mayor, porque en la producción de
casi todo –desde el pan y las tortillas– los precios más altos de la
energía que usan aumentan el costo de producción y distribución. Las
previsiones apuntan a aumentos de precios mayores a los registrados en
los últimos años.
Después de tantas mentiras durante lo que va del sexenio, y desde
antes, ya nadie cree sus discursos. Lo que llama más la atención es la
reducción importante en la inversión, claramente en la extranjera, de 20
por ciento el año pasado. Ya hasta los más recientes discursos
oficiales olvidan a la absoluta mayoría de la población y se dirigen
principalmente a las empresas.
Todo esto ha estimulado tendencias de unidad nacional en los
afectados. Ya en el estado de México se canceló el proceso unitario para
la gubernatura entre el PRD y el PAN; el primero buscó alianza aunque
sea con algunos otros partidos de izquierda. Se prevén casos similares
en otras entidades.
Este proceso no se da sólo aquí; en Europa, en algunos casos, ya está
más avanzado. Hay un resumen al respecto en un artículo en este
periódico el jueves 2 de febrero, de Emir Sader, intitulado
El gobierno de izquierda resulta en Europa, pero hay silencio. Ahí se informa del éxito que ha tenido el gobierno de alianza de izquierda en Portugal, que une a los partidos socialista, comunista y Frente de Izquierda. En el año y medio que lleva mostró que al romper con el modelo neoliberal dominante en Europa occidental, avanza en lo económico y con el apoyo popular; señala pasos, estimulados por estas circunstancias, y en el mismo sentido, en Francia y, todavía en posibilidad, en España. Critica seriamente que el ejemplo portugués no sea difundido.
Aquí, además de que las manifestaciones de protesta se han
vuelto diarias, se empiezan a dar datos que confirman que la política
oficial es de liquidación y privatización graduales de Pemex. En 2016
despidió a 11 mil 438 empleados; su deuda sigue subiendo cada vez más y
la producción de las refinerías continúa bajando.
Esta última, en 2016, se redujo 12.3 por ciento, especialmente en la
de Cadereyta; en Nuevo León, 22.7 por ciento; la de Ciudad Madero en
32.5, y la de Minatitlán en 25.8 por ciento.
La producción de petróleo crudo se redujo de 2.5 millones de barriles diarios en 2012 a 2.035 millones en diciembre pasado.
La producción de Pemex de gasolina en 2013 (primer año completo de
este gobierno) fue de 437.7 miles de barriles. Esa producción, en
diciembre de 2016 ya era sólo de 258.6 miles. Bajó 40 por ciento. Claro,
quieren compensar ese crimen contra la nación subiendo el precio de la
gasolina y echando la culpa al alto precio de las importaciones.
También, al aumentar éstas crecieron las mordidas de los funcionarios.
El 27 de febrero
con su habitual lentitud, Pemex hará pública una mayor información sobre los datos anuales de 2016, que confirmarán una política privatizadora y de estancamiento económico, contraria a lo que dicen sus discursos.
Las medidas del gobierno quieren contrarrestar el descontento que ya
llega a los empresarios, que han reducido sustancialmente su inversión.
Pero la gran mayoría está más descontenta, y las protestas siguen en
aumento.
Hay un elemento importante en estas últimas, pues se van uniendo
dentro de cada urbe, y entre unas y otras ciudades. Esta tendencia puede
derivarse, y sería muy importante, en un movimiento que empezó a un
nivel cada vez más nacional, pueda derivar en un movimiento masivo único
en el país. Y este último y el ejemplo europeo pueden estimar también
la formación de un frente progresista, con vistas a elecciones. Lo peor
que tenemos en el cuadro político es que actualmente a la caída del PRI
puede suceder otra vez el PAN, del que ya debimos aprender en sus dos
sexenios.
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