(apro).- Ante la “falta de claridad en la definición de
seguridad interior” y el riesgo de militarizar la vida pública, al menos
120 organizaciones de la sociedad civil, aglutinadas en el colectivo
#SeguridadSinGuerra, llamaron a autoridades civiles a asumir su
responsabilidad en la inexistencia de la profesionalización de las
corporaciones policiacas.
José Antonio Guevara Bermúdez, director
ejecutivo de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de Derechos
Humanos (CMDPDH), advirtió que tanto el gobierno de Enrique Peña Nieto
como legisladores de PRI y PAN, “quieren legalizar las actuaciones
ilegales que han venido desempeñando las Fuerzas Armadas”, creando una
confusión en el debate público entre las definiciones de seguridad
interior, seguridad nacional y seguridad pública, así como el papel que
jugarían las fuerzas castrenses.
“Lo que creemos es que nos van a
dar un madruguete y por eso estamos insistiendo en que se dé a conocer
con tiempo el proyecto de ley o iniciativa que se está perfilando”, dijo
Guevara al tiempo en que exigió que en el debate público se incluya la
opinión de quienes han sido afectados por la actuación militar en los
últimos diez años.
“Habría que preguntarle a todas las víctimas
del abuso militar, qué es lo piensan de que los militares tengan una
legislación para ejecutar arbitrariamente, para poder torturar o poder
desaparecer”, apuntó.
Luego señaló que las iniciativas que hasta
ahora se conocen y tienen fuerza, la del senador panista Roberto Gil
Zuarth y del diputado priista César Camacho Quiroz, “son peligrosas”
porque pretenden equiparar el poder militar al civil, y mantener “la
tendencia para que los militares cada vez ocupen más espacios públicos”.
El
director de la CMDPDH puntualizó que el llamado que hacen las
organizaciones de #SeguridadSinGuerra es “exigir que los gobernadores y
los políticos, a nivel estatal, federal y municipal, rindan cuentas,
pues ha habido diez años de un descuido generalizado, un desvío de
recursos importantísimo para las tareas de seguridad, para el
fortalecimiento de las policías en detrimento de la seguridad pública”.
Juan
Francisco Torres Landa, de México Unido contra la Delincuencia (MUCD),
destacó que de la revisión de la Cuenta Pública 2015, la Auditoría
Superior de la Federación (ASF) hizo 443 observaciones sobre 147
auditorías a recursos federales destinados a la seguridad pública.
Al
indicar que ninguna autoridad de los tres niveles de gobierno “se
salva” de las observaciones, Torres Landa retomó un análisis que hizo el
Instituto Mexicano de la Competitividad (Imco) para ilustrar el mal
manejo de fondos públicos.
A nivel federal, la ASF detectó
“opacidad en el manejo presupuestal de la Gendarmería Nacional, un
cuerpo de seguridad al que se destinaron 2 mil 842 millones de pesos; a
nivel estatal, la ASF reportó gastos no comprobables y simulación en
obras que tan sólo para el estado de Sonora alcanzan los 108 millones de
pesos; a nivel local descubrió que los gobiernos malgastan el subsidio
para la seguridad que reciben de la Federación, pues lo dedican a
actividades ajenas a la persecución del delito, como demuestra el caso
Veracruz”, dijo el activista.
María Elena Morera, de Causa en
Común, apuntó que, tomando como ejemplo el caso de Veracruz, que pese a
que por lo menos desde 2013 la ASF detectó irregularidades en el uso de
fondos públicos destinados a la seguridad pública y a la capacitación de
policías, por parte del gobierno del ahora prófugo de la justicia
Javier Duarte, “no vimos entonces las carpetas de investigación
correspondientes abiertas por la Procuraduría General de la República
(PGR), tanto que el señor se despidió en un programa de televisión y
está libre”.
Morera criticó que el secretario de Gobernación,
Miguel Ángel Osorio Chong, acuse a los gobernadores por la falta de
profesionalización de las policías y de la inseguridad, “cuando la
Consejo Nacional de Seguridad es de competencia federal, y es el área de
la supervisión del uso eficiente de los recursos”.
Luis
Fernández, de Participando por México, agregó que los mismos datos
oficiales demuestran que durante los últimos diez años la estrategia de
seguridad en la que se puso al frente a las fuerzas armadas, ha sido
errada.
“Los datos ahí están, según el Sistema Nacional de
Seguridad Pública, desde 2007 a la fecha se registraron 213 mil
homicidios dolosos; hay más de 30 mil personas desaparecidas, según el
Registro Nacional de Personas Desaparecidas, sin contar los migrantes”,
recordó.
El activista reconoció que las organizaciones que están
en el colectivo #SeguridadSinGuerra están conscientes de que “se
requiere construir policías confiables y capacidad preventiva por parte
de autoridades civiles para poder retirar gradualmente a las Fuerzas
Armadas de las calles”.
Agregó que “cualquier ruta de salida
requiere de la adopción de fuertes contrapesos legislativos y judiciales
a la actuación excepcional de la Fuerzas Armadas, así como de la
existencia de mecanismos de responsabilidad de los gobiernos civiles, y
sobre todo un compromiso contundente por acabar con la corrupción”.
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