Leonardo García Tsao
Cannes.
Siempre he desconfiado de los remakes, porque suelen no añadir nada a una película con fama de clásica. Así, la noticia de que Sofia Coppola estaba haciendo uno de The Beguiled (en México se tituló El engaño)
me llenó de zozobra, pues se trata de una memorable realización de Don
Siegel –bien llamado el poeta de la paranoia– que le dio a Clint
Eastwood, su actor favorito, un papel inusual: el de un soldado yanqui
herido durante la Guerra Civil, que es curado y atendido en un colegio
sureño para señoritas, donde él resulta ser el zorro que alborota al
gallinero. Cargada de tensión erótica y toques de Gran Guiñol, la
película fue un logrado ejemplo de melodrama Gótico Sureño.
Fiel a la anécdota de la original de 1971, el remake se
mantiene emocionalmente plano a pesar de que cuenta, en esencia, la
misma historia. Aunque Coppola ha dicho que quiso hacer una versión
feminista, el resultado es más bien neutro. En este caso, Nicole Kidman
es la puritana directora del colegio, Kirsten Dunst la maestra solterona
y Elle Fanning la alumna más coqueta, interactuando con un Colin
Farrell que mantiene su acento irlandés. Si bien él es un actor con más
recursos que Eastwood, no consigue encarnar al manipulador objeto del
deseo femenino con el mismo carisma.
La película muestra algo de progreso en la habilidad de la directora
–al menos, ya sabe resolver ejes de miradas–, pero es más decorativa que
decorosa. Los espléndidos claroscuros de la fotografía de Philippe
LeSourde, le dan un toque de elegancia, que es parte del problema. Esta
es una historia de bajas pasiones y venganzas castrantes, no una nueva
versión de Mujercitas.
La hija dilecta de Francis Ford sólo me ha convencido con sus dos
primeras obras. Y la vez anterior que estuvo en competencia en Cannes,
con la malograda María Antonieta (2006), fue sonoramente abucheada por el público. Ahora recibió sólo corteses aplausos en el estreno mundial de The Beguiled (algo así como Las seducidas, o Las cautivadas), que se une a la larga lista de remakes innecesarios.
Debo confesar que no vi la otra película en competencia, la francesa Rodin,
del veterano Jacques Doillon, porque mi instinto me advirtió sobre la
posibilidad de un latazo. No me equivoqué. Algunos colegas me
felicitaron por habérmela saltado y uno de ellos me contó que alguien
gritó
¡Cine viejo!, así en español, durante la proyección. Se trata, desde luego, de una biopic sobre el afamado escultor epónimo y sus amoríos con Camille Claudel. El crítico Jay Weissberg ha opinado en Variety que se trata de “una biopic meticulosamente reverente, atractivamente iluminada y muy aburrida sobre el escultor más revolucionario del siglo XIX”.
Ya en la recta final de la competencia, el consenso de los críticos
no ha sido benigno con la calidad de las películas. En la encuesta de la
revista Screen, sólo una película, la rusa Nelyubov, de Andrei Zvyagintsev, ha conseguido 3.2 puntos de un máximo de 5. Mientras las peor calificadas han sido la húngara Jupiter’s Moon, de Kornél Mundruczó, con 1.6; la francesa Le redoutable, de Michel Hazanavicius, con 1.5; The Killing of a Sacred Deer, del griego Yorgos Lanthimos, con 1.9, e Hikari, de Naomi Kawase, con 1.8. Los que son unos chicos malos son los representantes del periódico francés Libération, pues le han puesto tache a la mitad de los títulos vistos hasta ahora.
Twitter: @walyder
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