Una maniobra para convertir una inexistente deuda de 50 millones de pesos del gobierno federal al gobierno del Estado de México, supuestamente contratada en 1997, en un mecanismo para transferir al menos 3 mil 100 millones de pesos del erario federal al mexiquense desde la administración de Enrique Peña Nieto, fue documentada y denunciada por el abogado Paulo Díez Gargari, defensor de la compañía Infraiber.
La demanda de hechos, de 13
cuartillas, presentada ante la PGR el pasado 26 de mayo por presunta
delincuencia organizada, involucra al exgobernador y actual presidente
de la República Enrique Peña Nieto, el exsecretario de Finanzas
mexiquense y exsecretario de Hacienda federal, Luis Videgaray; al
exsecretario de Infraestructura estatal y actual titular de la SCT,
Gerardo Ruiz Esparza; al exdirector de Banobras y aspirante priista a la
gubernatura, Alfredo del Mazo Maza, y al actual gobernador mexiquense
Eruviel Ávila.
La reconstrucción documentada por Díez Gargari
revela que estos funcionarios se coludieron para “crear un mecanismo que
les permitiera canalizar miles de millones de pesos de ‘dinero sucio’
al financiamiento ilegal de las campañas políticas del Estado de México,
a partir de un reclamo fraudulento y un derecho inexistente que ha
generado un quebranto multimillonario a la hacienda pública federal y ha
incrementado el costo fiscal del rescate carretero”.
La historia
se origina en 1991 cuando el gobierno del Estado de México supuestamente
aportó 50 millones de pesos para la liberación del derecho de vía de la
autopista Chamapa-Lechería, que “no quedaron incluidos en el sistema
fiscal carretero”.
En 1997, durante el sexenio de Ernesto Zedillo,
fueron considerados como aportaciones “no recuperables” esos 50
millones de pesos, de modo que el gobierno federal no asumió el
reembolso de esa cantidad supuestamente aportada para la liberación de
los derechos de vía.
El 29 de agosto de ese año, la Secretaría de
Hacienda designó a Banobras como agente financiero y mandatario del
gobierno federal en relación al rescate carretero. El 31 de agosto de
1997, el gobierno federal otorgó a Banobras, vía la SCT, “la concesión
para operar, explotar, conservar y mantener las autopistas carreteras”,
incluyendo la autopista Chamapa-Lechería.
Durante el gobierno
estatal de Enrique Peña Nieto, el 21 de marzo de 2007, el entonces
secretario de Comunicaciones e Infraestructura mexiquense, Gerardo Ruiz
Esparza, presionó al gobierno federal de Felipe Calderón para que “de
manera fraudulenta”, recuperaran los 50 millones de pesos.
Mediante
el oficio No. 21100000/08/2009, Ruiz Esparza informó a la SCT el 21 de
abril de 2009 que existía un convenio de concertación que preveía una
aportación de 50 millones de pesos, “pero que, en realidad, el gobierno
del estado habría aportado 125 millones de pesos y que esa cantidad
actualizada a la fecha con una tasa de interés de 10.0 puntos reales era
de 3,671 millones de pesos”.
Es decir, convirtieron una supuesta
deuda de 50 millones de pesos en otra de 3 mil 671 millones de pesos del
erario federal al erario mexiquense. Díez Gargari afirma en su demanda
que “la tasa de 10 puntos real anual que el gobierno del Estado de
México utilizó para llegar a esa cifra fantástica no tiene soporte legal
y/o contractual alguno”.
Actualizado a la inflación sería de 234
millones de pesos al 30 de abril de 2009 o de 344 millones de pesos al
30 de abril de este año, calculó el experto.
La ilegalidad con EPN en Los Pinos
Ruiz
Esparza no obtuvo respuesta del gobierno federal de Calderón, pero
cuando llegó Enrique Peña Nieto a Los Pinos, asumió la existencia
ficticia de un “convenio de transacción” que versa de “una obligación
inexistente (del gobierno federal) y un derecho inexistente (del
gobierno del Estado de México)”.
Según Díez Gargari, Peña Nieto,
el titular de Hacienda, Luis Videgaray, Ruiz Esparza en la SCT y Alfredo
del Mazo en Banobras diseñaron un “doloso” plan criminal “para crear un
vehículo que les permitiera canalizar al gobierno del Estado de México
miles de millones de pesos.
“Parte o la totalidad de estos
recursos habría podido destinarlos al financiamiento ilegal de las
campañas del Estado de México, incluyendo la de Alfredo del Mazo”,
afirma Díez.
El convenio de transacción obligó a la Secretaría de
Hacienda a pagar 3 mil 600 millones de pesos como reembolso. Tan sólo en
2016 habrían pagado al menos mil 600 millones de pesos y el quebranto,
al día de hoy, sería superior a los 3 mil 100 millones de pesos.
La
documentación aportada por Díez Gargari afirma que utilizaron al
Sistema de Administración del Sistema Carretero del Estado de México
(Saascaem). El 30 de septiembre de 2016 se ve al cierre del ejercicio el
saldo de 1 mil 600 millones de pesos en la cuenta Bancomer 0102614057
del Saascaem.
Estos recursos “no están registrados ni como ingresos ni como disposición de crédito en los estados financieros del Saascaem”.
El
31 de diciembre de 2014 en otra cuenta de Bancomer de Saascaem había
500 millones de pesos correspondientes al “pago al gobierno del Estado
de México del Convenio de Concertación de Acciones en la liberación del
derecho de vía, por la construcción de la carretera Venta-Lechería, en
su tramo Chamapa-Lechería”. Al año siguiente, al 31 de diciembre de
2015, el saldo de la misma cuenta Bancomer era de 0 pesos. Los 500
millones de pesos desaparecieron sin dejar rastro.
Para Díez Gargari esta justificación constituye “una auténtica confesión del delito”.
En
la Cuenta Pública Federal del 2016, en el apartado del ejercicio de
egresos de la SCT, no se hace referencia al Convenio de Concertación ni
al Convenio de Transacción. Simplemente se señala que en “subsidios” se
registró un gasto mayor al presupuesto aprobado de 305.9 por ciento,
entre otras cosas, al pago de “compromisos” con el Gobierno del Estado
de México, a través de la SCT.
Díez Gargari denuncia a los
funcionarios involucrados por ser autores no sólo de “un quebranto
multimillonario de la hacienda pública federal (superior a los 3 mil 100
millones de pesos probablemente)” sino también de actuar “de manera
deliberada y dolosa para incrementar sustancialmente el costo fiscal del
rescate carretero, en perjuicio de todos los mexicanos”.
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