La vida de América del Valle Ramírez, defensora de
la tierra y el territorio de Atenco, integrante del Frente de Pueblos en
Defensa de la Tierra, tiene un antes y un después del año 2001
Fue en octubre de ese año que el gobierno del
entonces presidente Vicente Fox decidió construir el nuevo aeropuerto en
Texcoco, y expropiar miles de hectáreas de terreno, en su mayoría ejidales.
Desde antes, América, que hoy tiene 39 años de
edad, creció en casa de padres defensores de Derechos Humanos. “Desde niña vi a
muchas personas llegando a nuestra casa a buscar a mi padre (Ignacio del Valle,
más tarde uno de los líderes de la resistencia en Atenco), para que le apoyara
en algo, asesorara en algo. Y empecé a escuchar bastantes historias. Estuve
rodeada cotidianamente con eso”, narró en entrevista con Cimacnoticias.
Cuando estuvo en la secundaria, en 1994, el
levantamiento zapatista fue otra influencia importante en su vida, y ya en la
universidad, América cursó la Universidad Pedagógica Nacional, empezó la huelga
en la UNAM, en 1999. “Participé desde el primer día, desde entonces en la
universidad empecé a tener un criterio más propio, más amplio”, explicó, aunque
nada la preparaba para la represión que enfrentarían a partir de 2001.
“Después del 2001 nuestra vida cambia totalmente,
tanto de mujeres como la comunidad en general”, resumió la lucha contra el
aeropuerto, que culminó con los acontecimientos del
3 y 4 de mayo, 2006, la represión brutal de la resistencia, con
golpes, detenciones, y tortura. El 28 de noviembre de 2018, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH) declaró al Estado
mexicano responsable por las
graves violaciones a Derechos Humanos cometidas contra once mujeres que
sufrieron detenciones ilegales y arbitrarias; tortura física, psicológica y
sexual; y falta de acceso a la justicia.
“A mí no me violaron,” comentó sobre el impacto de
la represión en las mujeres defensoras, “pero sí me violaron a través de mis
hermanas, a través de las compañeras. Entraron a nuestras casas. Saquearon en
nuestra casa, nuestro hogar, hurgaron entre la ropa, nuestras prendas, para
“dejar huella”. Nos violan a través de asaltar nuestro hogar. Y nos viola la
vida.”
Las mujeres se empoderaron en la
lucha
América encontró que la lucha también ha tenido
efectos positivos para las mujeres: “Hay procesos de liberación, también. Porque
históricamente, quiénes son los titulares, los dueños legales de la tierra, en
su mayoría son los hombres. No hay ejidatarias. Las pocas que hay, no es porque
en la comunidad las elijan, sino que a algunas se las hereda un padre a su
hija.”
Del Valle destacó que “las mujeres son parte
fundamental para la productividad de la tierra. Las campesinas la trabajan, la
cuidan, intervienen en las decisiones de cómo la tierra se distribuye para los
hijos. La tierra para nosotros es vida. Es historia, presente y futuro.”
“A veces, las compañeras no se dan cuenta del gran
poder que tienen, pero que ejercen en la vida de los hechos, en el mejor
sentido de la palabra. Su participación mueve a la comunidad, contó la
defensora, y por lo tanto también la vida de sus familias, y a ellas mismas. Nos
quieren terminar, desterrar. Tenemos solamente dos caminos: o lo permitimos,
nos morimos en vida, les dejamos el paso, o nos fortalecemos. Esta dureza, esta
crueldad, la transformamos en fortaleza”, dijo.
La justicia no la consiguieron en México, “los
responsables andan a gusto en España”, pero sí existe la sentencia de la CoIDH.
Las once compañeras “siguen enarbolando una bandera muy grande y muy digna”,
consideró del Valle, y dijo que otros compañeros, todavía están buscando
la vía ante la CoIDH para buscar justicia por la tortura sufrida.
El aeropuerto de Texcoco, “no es un libro cerrado
como pudiera parecer”, advirtió, “la batalla no está del todo resuelta.” En
primer lugar, la consulta iniciada por el presidente Andrés Manuel López
Obrador en Octubre del 2018, fue muy cuestionada por las y los defensores
mismos, porque no se adhirió a los estándares internacionales, como el Convenio
169 de la Organización Internacional del Trabajo. Sin embargo, decidieron
participar, “bajo protesta.”
En segundo lugar, que se hayan suspendido los
trabajos en el aeropuerto, no quiere decir que los problemas se terminaron o
que deja del todo en paz a los pueblos. “Recordemos que el aeropuerto era un
gran negocio”, dijo del Valle. Ella teme que seguirá el desarrollo y la
gentrificación de la región alrededor de la obra. Las áreas ejidatarias ya se
privatizaron, en muchos casos a base de la corrupción.
Hoy, las y los defensoras siguen con la vía jurídica y con acciones
para que se restituyan las tierras que se expropiaron en su momento. Y
para que “aquellos que violaron, asesinaron, golpearon, que siguen
impunes, en algún momento sean castigados. Ahí señalamos directamente a
Enrique Peña Nieto”, recordó. “Esta barbarie, nos rasgó el alma, nos
lastimó muchísimo”, concluyó.
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