Elena Poniatowska
▲ Siri Hustvedt en el Festival Literature eXchange, en Aarhus, Dinamarca, en junio de 2019.Foto Hreinn Gudlaugsson
Muy amiga nuestra, muy amiga
de las mujeres, feminista, solidaria de todas nosotras, las mujeres, la
escritora Siri Hustvedt seguramente participaría en la marcha de hoy
domingo 8 de marzo y en la gran huelga del día 9 en protesta por los
feminicidios que sublevan a las mujeres de México, las que siguen vivas y
aún pueden ser victimadas y ahora manifiestan su rabia. Tienen toda la
razón en su enojo. No sólo las feministas protestan, todas manifestamos
nuestro rechazo.
Aprender de la condición humana a través de Siri Hustvedt, este
notable ser humano, es un privilegio. La escritora de origen danés,
integrante de una familia que vivió en el campo en Minnesota y hermana
de tres mujeres, nos remite a una vida de trabajo y disciplina. A partir
de los 18 años se instaló en un Nueva York muy sofisticado en el que
galerías de arte, museos, conferencias, estrenos y exposiciones
sobresalientes crean una atmósfera intelectual de alto nivel al que se
integró como crítica de arte, ensayista y analista de acontecimientos
culturales mediante su obra.
Así como John Berger y sus Ways of Looking nos enseñó a ver,
Siri Hustvedt, autora de siete libros, quiso que viéramos a través suyo
a la mente humana sometida a sufrimientos, humillaciones y
desilusiones. Sus libros conquistaron a un amplio número de lectores.
Siri lo sabe todo de confinamientos y depresiones por medio de su propia
enfermedad de los nervios (La mujer temblorosa o la historia de mis nervios) y la cantidad de veces que ha ayudado a enfermos mentales a salir de tratamientos demasiado agresivos.
Premio Princesa de Asturias de las Letras 2019, Siri Hustvedt es
ahora la escritora estadunidense más reconocida. Su obra abarca, además
de la historia del intento de una violación en su libro Recuerdos del futuro, su conocimiento de las artes, sobre todo en pintura y su capacidad para enseñarnos a ver mediante ensayos como Living, Thinking, Looking.
Candidata al Premio Nobel de Literatura (como también lo fue Susan
Sontag, quien la antecedió al recibir el Príncipe de Asturias en 1973),
Siri Hustvedt lo sabe todo de la estructura del cerebro humano y la
naturaleza de nuestra percepción. Nacida en 1955, no deja de trabajar
como ella misma reconoce:
Trabajo como maniaca para entenderlo todo antes de morir. Le falta mucho para morir, apenas tiene 64 años. Siri cuenta que una noche en que tenía que conocer a Susan Sontag en una cena casi pierde el aliento al escuchar que la propia Susan la felicitaba a ella por su libro, por su propia obra.
En la FIL de Guadalajara de 2019, la editorial Seix Barral y su directora Elena Ramírez lanzaron su novela Recuerdos del futuro traducida al español.
Siri, autora y personaje literario, trata un tema que nos concierne a
todas, la de la agresión en contra de las mujeres, que en México es una
terrible realidad, un clavo candente en la piel: el de los feminicidios
que nadie se ha propuesto remediar. Relata Siri en su novela que, en el
Metro en Nueva York, alguien agarró sus genitales, pero ella –alta y
muy ágil– pudo darle un codazo en el vientre y el agresor gritó de dolor
al salir del vagón, cosa que a Siri le resultó muy gratificante.
Aunque no parezca, la suya no ha sido una vida fácil; tuvo que
superar la muerte de su padre y su propia enfermedad nerviosa, a pesar
de que toda su obra literaria tiene como punto de arranque una enorme
cultura adquirida en el seno familiar y en su vida académica en
Manhattan. Memorias del futuro abarca un solo año de su vida (1978-1979) y retrata a
la artista como mujer joven, la artista que llegó a Nueva York a vivir, sufrir y escribir su misterio. Como el gran detective cuyas iniciales comparte SH (Sherlock Holmes), la escritora ve, oye y huele las señales que están en todas partes: en una cara, en el cielo o en un libro.
Fascinación por la medicina
Siri cita a una autora que admira sobremanera, a la francesa Simone Weil, quien dice que
la imaginación y la ficción suman más de tres cuartas partes de nuestra vida real. A los lectores, sobre todo a las mujeres, les llamará la atención saber que Siri es experta en siquiatría y neurobiología. Su fascinación por la medicina se inició porque al tomar la palabra en el funeral de su padre, Lloyd Hustvedt, en el que era la única oradora, empezó a temblar de modo incontrolable, como si padeciera un ataque de epilepsia. Siri, quien conoce el sufrimiento físico y sobre todo el mental (mucho más difícil de conocer), estuvo internada en el hospital Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York, y aprendió mucho de nuestra mente y nuestro corazón, porque su propia enfermedad la hizo regresar al hospital como voluntaria e interesarse en otros casos en los que su presencia y sus conocimientos resultaron fundamentales. A partir de su conocimiento tanto el de sí misma como el de otros, escribió sobre la alteración de la conciencia en La mujer temblorosa o la historia de mis nervios. Su novela más reciente, Recuerdos del futuro (título parecido al que tomó Elena Garro de una cantina: Los recuerdos del porvenir), cuyo tema principal es un intento de violación que no se consuma, ha tenido gran repercusión entre las feministas en España.
Debo reconocer que cuando Siri explica que sólo fue un
intento de violaciónme sorprende, porque en México el
intentono pasaría de ser un episodio al que se le da poca importancia, ya que la denuncia de una violación en cualquier juzgado sólo suscita la burla de los agentes del Ministerio Publico, del médico legista y hasta del sicólogo.
John Berger y sus Ways of Looking nos enseñó a ver, así Siri
Hustvedt revela su conocimiento de la mente humana sometida a
sufrimientos, humillaciones y desilusiones. Siri sabe todo del
confinamiento y de la depresión, y mejor aún, lo sabe a través de su
propia inseguridad y las veces que ha ayudado a enfermos mentales a
salir adelante.
Extraordinaria conocedora de la sique humana, no sólo a través de sus
propios estudios en hospitales, sino por experimentarlo en carne
propia, Oliver Sacks declaró que Siri Hustvedt,
una de nuestras mejores novelistas, ha sido una exploradora brillante del cerebro y de la mente. Apasionada por las neurociencias y experta en migrañas (porque ella misma las ha padecido), su obra tiene gran repercusión por el reconocimiento compasivo con el que trata casos dolorosos y sofisticados del sufrimiento siquiátrico.
La mujer temblorosa o la historia de mis nervios proviene de
su propio sufrimiento, su temblor incontrolable durante su discurso de
homenaje a su padre en 2007. Descontrolada, siguió temblando en otras
apariciones públicas, aunque ahora explica con modestia que se ve a sí
misma como objeto de estudio, y eso le resulta útil, porque no habla de
oídas, sino por experiencia propia. Su feminismo, que comparte con su
marido, Paul Auster, y su única hija, Sophie, nos da confianza en la
vida cultural de Estados Unidos.
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