11/22/2010

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La Muestra

Conocerás al hombre de tu vida

Carlos Bonfil

Ilusiones perdidas. Si las tramas en las comedias de Woody Allen se repiten con variaciones mínimas, insistiendo en el tema de la infidelidad conyugal, con confidencias al amigo cercano, en ocasiones secreto rival amoroso, y trances de desasosiego existencial en una caminata por Central Park o un paseo a orillas del Támesis, lo que es indudable, de una cinta a otra, es la enorme capacidad que tiene el realizador de extraer casi siempre lo mejor de todos sus comediantes. Cada actor construye por así decirlo un personaje memorable en tramas reiterativas, en ocasiones trabajosamente profundas, a ratos simplemente anodinas.

Woody Allen ha manifestado en sus obras un fuerte apego por el gran cine y la gran literatura, desde Bergman hasta Chéjov, con la sombra tutelar del dramaturgo francés Marivaux. Como los títulos de este último autor, varios bloques de sus cintas podrían llevar como leyendas adjuntas: Los juegos del amor y del azar o La doble inconstancia.

En Conocerás al hombre de tu vida (You Will Meet a Tall Dark Stranger) hay un notable estudio sobre la naturaleza del fracaso, tanto amoroso como profesional. Un relato sobre ilusiones perdidas que tiene como protagonista central a Alfie (Anthony Hopkins, irónica parodia londinense de aquel Alfie, seductor irresistible, interpretado en los años 60 por Michael Caine). Aquí se trata de un hombre rico, separado de su esposa, inconteniblemente atraído por una joven prostituta llamada Charmaine (Lucy Punch), a la que termina desposando y por la que pierde capital y compostura, olvidándose también de la brecha de casi 50 años que los separa.

Su esposa Helena (Gemma Jones, estupenda) ajusta su vida diaria, y organiza la vida de quienes la rodean, de acuerdo con lo que pronostican las cartas de una clarividente. Es la perfecta madre y esposa controladora que Woody Allen ha presentado en otras cintas como típica madre judía. Su especialidad aquí es hacerle la vida imposible a su hija (Naomi Watts), pero sobre todo a su menospreciado yerno Roy (Josh Brolin), escritor mediocre que logra darle la razón a las previsiones fatídicas de los astros de una manera que será la ironía más atroz de cuantas haya mostrado Woody Allen en la pantalla.

Conocerás al hombre de tu vida muestra con enorme malicia el divorcio permanente entre la sensatez y la ilusión amorosa (Alfie, el hombre maduro que atiza su entusiasmo erótico a golpes de Viagra) o entre la lucidez y el autoengaño profesional (Roy, el escritor sin originalidad que vampiriza la creatividad ajena).

Las mujeres transitan con gracia y desenfado natural por este mar de fracasos masculinos. Nunca son lo que parecen ser: la prostituta superficial sorprende finalmente con su sensibilidad; la muy crédula Helene consigue sobreponerse al inesperado drama de tener como rival amorosa a un ser ya fallecido, y su hija Sally (Watts) es capaz de liberarse de un lastre conyugal sin perder la razón en el intento.

Con todo, la fábula de Allen tiene como tema central el de una insatisfacción generalizada (los personajes están a punto de transitar de la mesa de cartomancia al viejo diván siquiátrico) en un mundo regido por la ambición y el egocentrismo. Como en todas las comedias de Woody Allen, el humor y la ironía siguen siendo las mejores protecciones contra la desdicha; en este caso, contra la predicción fatalista de los astros.

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