CONTEXTO
75.5 por ciento de las menores de edad, con acta de nacimiento
Por Gladis Torres Ruiz
México, DF, 4 abr 11 (CIMAC).- El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia México (Unicef-México) recomienda que las niñas y los niños de entre 6 y 11 años de edad deben tener pleno acceso a la educación básica, como una condición para su posterior desarrollo individual.
Sin embargo, esto no es así. En su página web, Unicef informa que para 2009 en México había un total de 13 millones de niñas y niños entre los 6 y los 11 años de edad, de los cuales 6.4 millones son niñas.
La matriculación en educación primaria para niños, en ese rango de edad, fue de 97.9 por ciento y de 98.6 por ciento para niñas. A pesar de ello, muchas y muchos de los menores de edad no asisten a la escuela.
Unicef-México señala que entre las diversas causas de deserción escolar se encuentran la falta de apoyo de los padres y de los maestros para aprender; que los maestros no hablen la lengua de las comunidades donde enseñan; y obstáculos administrativos, como no tener acta de nacimiento.
Cabe destacar que las que más carecen de ese documento oficial son las niñas.
La Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), en su reporte “La Infancia Cuenta en México 2009”, advierte que la discriminación hacia las niñas es evidente desde los primeros momentos de sus vidas, toda vez que el porcentaje de ellas con registro de nacimiento es menor en comparación con los niños.
“Existe una diferencia significativa por sexo en el país que es consistente en todas las entidades: si hablamos de niños, el registro asciende a 78.1 por ciento; mientras que para las niñas disminuye a 75.5 por ciento”.
En lo que refiere a la educación, la Red indica que las niñas tienen una mayor tasa de matriculación desde preescolar, tendencia que se pierde en el nivel medio. Desde los 14 a los 17 años, dependiendo de la entidad, la cantidad de niños en las escuelas supera a la de las niñas.
A la deserción escolar de las niñas por motivos económicos se suma el abandono de la escuela provocado por el embarazo adolescente. A decir de especialistas, la escasa o nula educación sexual que recibe la infancia mexicana contribuye a ese fenómeno.
Además, la proporción de población sin instrucción es mayor para las mujeres que para los hombres, sin importar si la localidad es urbana o rural.
Cabe recordar que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) incluyeron la educación de las niñas como uno de los Objetivos del Desarrollo del Milenio, lo que debería significar redoblar estrategias y recursos en la lucha contra la exclusión de las niñas al derecho de recibir educación básica.
Unicef-México afirman que otro problema en la educación de la infancia mexicana es la baja calidad de la educación en el país. Según pruebas internacionales, la mitad de los alumnos en el año 2000 de 15 años no entendían bien lo que leía; en 2003, dos de cada tres no utilizan adecuadamente las matemáticas; y para 2006, la mitad tenía insuficientes conocimientos y habilidades en ciencias.
Para la instancia internacional, la baja calidad de la educación de muchas escuelas es también resultado de la escasa inversión educativa en el país: “México invierte por estudiante en primaria $11,400 pesos corrientes al año, el más bajo entre todos los demás países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)”.
Como botón de muestra del estado de la educación en México, hace unos días el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, afirmó que las telenovelas pueden ser un instrumento importante para abatir el analfabetismo y el rezago educativo en nuestro país.
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