12/12/2011

¿Leer o no leer?


Daños colaterales
Por:

La cuestión es: ¿leer o no leer?… ¿Es importante y necesario que el próximo Presidente de México lea libros?

La respuesta es afirmativa, a pesar de que algunos pseudo periodistas merolicos e intelectuales orgánicos se dediquen a defender a Enrique Peña Nieto y justifiquen su falta de cultura y su nulo gusto por la lectura mostrado ante la pregunta histórica sobre los tres libros que han marcado su vida y cuya respuesta del precandidato priísta fue suficientemente reveladora para comprender que jamás en su vida un libro ha dejado huella fundamental como para que recuerde con exactitud su título y su autor.

El esperpento de Peña Nieto en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara es trascendental, no sólo porque refleja el nivel ínfimo de lectura del político, sino también su pésimo equipo de campaña que a pesar de saber que iba a un acto cultural relacionado con los libros y la cultura no le dieron una acordeón para afrontar la pregunta más obvia.

El video de la respuesta de Peña Nieto no tiene desperdicio y pasará a los anales de la historia porque muestra el analfabetismo funcional de una buena parte de los políticos mexicanos.

¿Cómo se puede tener un puesto de representación popular y no leer libros?… Ahora entiendo la misoginia de Peña Nieto, su desprecio por asuntos tan importantes como los feminicidios, la sospecha sobre la muerte de su esposa, las mujeres violadas de Atenco, el corrupto Grupo Atlacomulco, su mentor Arturo Montiel y tantas otros asuntos en los que ha participado directa o indirectamente de manera indigna @EPN.

La respuesta del precandidato priísta sobre los tres libros de su vida, demuestra además, ignorancia y nula preparación intelectual, desprecio por la cultura, falta de inteligencia, mínima preparación educativa, y lo que es peor: un desconocimiento total de los escritores mexicanos y sus obras.

Sería bueno medir el Cociente Intelectual de cada candidato. El IQ, por sus siglas en inglés, es una puntuación lograda a través de test estandarizados diseñados especialmente para medir la inteligencia de las personas. ¿Qué nivel de IQ tendrá Peña Nieto después de su reveladora respuesta sobre su limitado acervo literario?

Lo dijo Jorge Luis Borges: “uno no es por lo que escribe, sino por lo que ha leído”. Bajo esta premisa ¿quién es Enrique Peña Nieto si sus lecturas se limitan a la Biblia a medias, La silla del Águila de Carlos Fuentes, Siglo de Caudillos de Enrique Krauze y la trilogía de Jeffrey Archer?…

Lo más grave del mensaje de @EPN en su penosa respuesta, es que confirma que el nivel de la educación mexicana, que ha caído en picada gracias a la alianza de la SEP y la corrupta líder sindical Elba Esther Gordillo, no es necesario a la hora de querer aspirar a un puesto de representación popular. El mensaje está claro: para ser Presidente no se necesita leer libros, ni textos de historia de México, ni volúmenes religiosos completos. Basta con estar bien conectado, tener palancas, ser servil hacia los poderosos que mueven los hilos del sistema político mexicano (Carlos Salinas de Gortari) y casarte con una actriz de telenovela.

El marketing del producto @EPN entregado por Televisa a los mexicanos para que voten por él para Presidente, será muy deficiente después de su lamentable respuesta intelectual. Ahora, será muy difícil revertir la imagen negativa que nos ha dejado Peña Nieto. Será casi imposible que los ciudadanos borren su patética reacción, su nerviosismo, sus balbuceos y equivocaciones.

Para Gustave Flaubert la lectura era consustancial al ser humano y decía: “¡Hay tantas maneras de leer, y hace falta tanto talento para leer bien!”. No basta con decir que se lee a medias, que se olvida el título, que no se recuerda el autor de un libro; es necesario aprender a ser buen lector de principio a fin. La capacidad de retención está intrínsecamente ligada a la inteligencia humana. Porque como bien dijo Thomas Hardy: “Si no puedes leer con placer, no puedes leer con beneficio”.

La torpeza de la respuesta de Peña Nieto sirve para reflejar los hábitos de lectura de un pueblo: el 70 por ciento de los mexicanos no lee, es decir, sólo se lee medio libro por habitante al año.

El fomento a la lectura es la gran asignatura del Estado. No se ha logrado y no se logrará con políticos que desprecien tal sabiduría, ni con precandidatos como @EPN que revelan con asombrosa parsimonia su nulo hábito de lectura.

Algunos aplaudidores profesionales de Peña Nieto que pasan como periodistas o intelectuales, disculpan su ignorancia y argumentan que no se necesita leer para ser Presidente.

Considero que se equivocan. La lectura es un requisito indispensable para llegar a tal puesto. Es obvio que no se puede pedir erudición a la clase política mexicana, pero es necesario que los mexicanos empecemos a exigir un mínimo de nivel cultural. Después de Vicente Fox, el listón para ser Presidente quedó tan bajo que hasta Peña Nieto quiere llegar a la “silla del Águila” con una escasa cultura literaria.

Estoy segura que los que leen libros, pensarán dos veces su decisión a la hora de votar por un candidato a la presidencia las próximas elecciones. Como dice el escritor español Antonio Muñoz Molina: “leer es el último acto soberano que nos queda”.

Hay que revelarnos leyendo. Fomentar más escuelas en lugar de campos militares; exigir más libros en lugar de balas; menos cuernos de chivos y más bibliotecas públicas.

Mientras más leamos, será más difícil que algunos políticos nos embauquen en su verborrea propagandística. La lectura es el antídoto contra la ignorancia, el filtro para combatir la demagogia electoral, la fórmula para aprender a distinguir a un ignorante y un ser inteligente.

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