El pasado 1 de octubre hubo un enfrentamiento entre maestros de la
Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) con
elementos de la policía del Distrito Federal (DF). Acatando órdenes
superiores, el cuerpo policiaco pretendía impedir una marcha y
manifestación de protesta de los mentores contra la mal llamada reforma
educativa.
Horas después, ese mismo día, el secretario de Gobierno del DF (en términos prácticos el vicegobernador de la entidad), licenciado Héctor Serrano, declaró a la prensa nacional e internacional que como fruto de ese enfrentamiento, un policía herido se encontraba hospitalizado y en estado de coma. Algunas versiones periodísticas afirmaban, como me consta personalmente, que se trataba de un coma inducido.
Tanto la declaración del vicegobernador como las dichas versiones periodísticas se referían al subinspector de la policía metropolitana Álvaro Sánchez Valdez, quien supuestamente tenía muerte cerebral y se encontraba en peligro de fallecimiento.
Pero al día siguiente se supo de los labios de la esposa del subinspector Sánchez Valdez, en declaraciones ante los medios de comunicación, que su cónyuge no estaba en estado de coma ni sufría muerte cerebral. No quiso dar más detalles, argumentando que “nos dijeron que no podíamos hablar”.
De las agresiones al
funcionario policiaco y de los supuestos estado de coma y muerte
cerebral se acusó formalmente al profesor chiapaneco Ernesto de Jesús
Rea Coello y se le responsabilizó judicialmente del delito de tentativa
de homicidio. Pero, curiosamente, dos días después el maestro Rea
Coello fue dejado en libertad, pues el propio Ministerio Público de la
ciudad declaró públicamente que no halló evidencias de la
responsabilidad del profesor en las lesiones del jefe policiaco.
Las declaraciones del secretario de Gobierno de la ciudad, informando del supuesto estado de coma y de la inventada muerte cerebral del multicitado agente policiaco, así como la acusación de tentativa de homicidio contra el maestro Rea Coello son una clara muestra de la estrategia del gobierno del DF para desprestigiar a la CNTE y para criminalizar la protesta social y las manifestaciones públicas de inconformidad. Se trata de actos de propaganda negra y guerra sucia tan caras a los gobiernos de corte fascista.
Sólo que hasta donde uno sabe y puede suponer, el gobierno del DF es un gobierno de izquierda, emanado del Partido de la Revolución Democrática (PRD), supuestamente un partido de izquierda. Y hasta donde uno sabe y puede suponer, los partidos y los gobiernos de izquierda no son practicantes de la propaganda negra ni de la guerra sucia. Estas son predilecciones de la derecha, pues se fundan es la mentira, la tergiversación, la exageración desorbitada, antivalores completamente ajenos a la verdadera izquierda.
Como eso de afirmar ante los medios que un policía fue agredido por los maestros de la CNTE y que como resultado de esa agresión el individuo se encuentra en estado de coma y sufre muerte cerebral. Y como eso, asimismo, de responsabilizar sin pruebas a un profesor de la CNTE de agredir a un agente policiaco y encarcelar al manifestante, acusándolo, sin pruebas, del grave delito de tentativa de homicidio.
Frente a estos hechos públicos sólo se puede colegir que el gobierno izquierdista de la ciudad de México es un consciente practicante de la guerra sucia, es decir, de la mentira, de la calumnia y de la criminalización y represión judicial de ciudadanos que en ejercicio de sus derechos constitucionales salen a la calles a manifestar sus inconformidades. ¿Guerra sucia y propaganda negra practicadas por un gobierno supuestamente de izquierda y democrático? ¡Ropajes de izquierda y alma de derecha!
Blog del autor: www.miguelangelferrer-mentor.
Horas después, ese mismo día, el secretario de Gobierno del DF (en términos prácticos el vicegobernador de la entidad), licenciado Héctor Serrano, declaró a la prensa nacional e internacional que como fruto de ese enfrentamiento, un policía herido se encontraba hospitalizado y en estado de coma. Algunas versiones periodísticas afirmaban, como me consta personalmente, que se trataba de un coma inducido.
Tanto la declaración del vicegobernador como las dichas versiones periodísticas se referían al subinspector de la policía metropolitana Álvaro Sánchez Valdez, quien supuestamente tenía muerte cerebral y se encontraba en peligro de fallecimiento.
Pero al día siguiente se supo de los labios de la esposa del subinspector Sánchez Valdez, en declaraciones ante los medios de comunicación, que su cónyuge no estaba en estado de coma ni sufría muerte cerebral. No quiso dar más detalles, argumentando que “nos dijeron que no podíamos hablar”.
Las declaraciones del secretario de Gobierno de la ciudad, informando del supuesto estado de coma y de la inventada muerte cerebral del multicitado agente policiaco, así como la acusación de tentativa de homicidio contra el maestro Rea Coello son una clara muestra de la estrategia del gobierno del DF para desprestigiar a la CNTE y para criminalizar la protesta social y las manifestaciones públicas de inconformidad. Se trata de actos de propaganda negra y guerra sucia tan caras a los gobiernos de corte fascista.
Sólo que hasta donde uno sabe y puede suponer, el gobierno del DF es un gobierno de izquierda, emanado del Partido de la Revolución Democrática (PRD), supuestamente un partido de izquierda. Y hasta donde uno sabe y puede suponer, los partidos y los gobiernos de izquierda no son practicantes de la propaganda negra ni de la guerra sucia. Estas son predilecciones de la derecha, pues se fundan es la mentira, la tergiversación, la exageración desorbitada, antivalores completamente ajenos a la verdadera izquierda.
Como eso de afirmar ante los medios que un policía fue agredido por los maestros de la CNTE y que como resultado de esa agresión el individuo se encuentra en estado de coma y sufre muerte cerebral. Y como eso, asimismo, de responsabilizar sin pruebas a un profesor de la CNTE de agredir a un agente policiaco y encarcelar al manifestante, acusándolo, sin pruebas, del grave delito de tentativa de homicidio.
Frente a estos hechos públicos sólo se puede colegir que el gobierno izquierdista de la ciudad de México es un consciente practicante de la guerra sucia, es decir, de la mentira, de la calumnia y de la criminalización y represión judicial de ciudadanos que en ejercicio de sus derechos constitucionales salen a la calles a manifestar sus inconformidades. ¿Guerra sucia y propaganda negra practicadas por un gobierno supuestamente de izquierda y democrático? ¡Ropajes de izquierda y alma de derecha!
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Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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