Por: Silvia Núñez Esquer*
Mensaje 1 de audio de whatsapp: “vecina, la muchacha que me ayuda dice
que una persona trató de subirla a la fuerza a un carro en la farmacia
Benavides. Me habló muy asustada. Es el colmo ya ni la tranquilidad de
eso podemos vivir. Así que mucho cuidado las vecinas con lo que podamos
ver, carros sospechosos o extraños… porque qué feo, qué mal me siento de
que le haya pasado eso a la muchacha que me ayuda, que humildemente
viene a ganarse el pan de cada día la pobre. Es alguien que la estuvo
siguiendo, hay que tener mucho cuidado con los carros desconocidos y con
nuestra familia”.
Mensaje 2 de audio de whatsapp: “dice ella que la siguieron desde Las Herraduras (colonia) que se bajó de una ruta 17. Que forcejearon mucho con ella, el copiloto, ella lo mordió y que le decía el otro con muchas malas palabras: ´súbela pendejo, hijo de acá y de allá, que no se te escape’ y que ella gritaba y gritaba y que estaba un señor y ella le pidió ayuda, pero mucho después porque ella se atoraba en la puerta porque luchaba. ‘¡señor ayúdeme!’ -le gritó- y el señor vino y se la jaloneó al que la estaba queriendo meter y pues gracias a Dios no pasó a mayores. Y que le dijo al señor: ‘le debo la vida’, y que se le bajó la presión. ¡Me siento tan mal! ¡qué feo! Era un pick up rojo, doble cabina, con dos personas adelante”.
Es la descripción del intento -el 6 de septiembre pasado- de lo que comúnmente se conoce como “levantón”, en este caso de una mujer de 35 años de edad. Los mensajes de voz son de una mujer cuya empleada del hogar fue violentada cuando caminaba desde que se bajó del autobús urbano, rumbo a la casa donde labora.
En ese trayecto un automóvil que describió como pick up rojo doble cabina, de modelo reciente, con dos hombres a bordo, la siguieron, la alcanzaron y cuando la tuvieron enfrente pararon, el copiloto trató por la fuerza de subirla al carro dirigido por el piloto.
La mujer se defendió desesperadamente y gracias a que tiene una constitución física fuerte, pues practica ejercicio, pudo reaccionar para defenderse y evitar que la subieran al vehículo contra su voluntad. Sufrió esguince cervical y presentó moretones en todo el cuerpo. Hasta hoy no se repone de la angustia, y el miedo a circular en la calle se hizo presente.
La suerte quiso que una persona viera la escena y escuchara sus gritos pidiendo ayuda y decidiera arriesgarse y literalmente luchar contra el agresor para jalar a la mujer de la ropa y al final entre él y ella misma, ponerla fuera del alcance de los agresores.
La mujer violentada sufrió crisis nerviosa, dolor de cabeza por el jaloneo, brazos, y el estrés que le generó la situación, por lo que tuvo que acudir a revisión médica. El intento de privación ilegal de la libertad se realizó en Hermosillo, Sonora, casi frente a un centro de estudios de educación media superior.
Ahí, donde diariamente acuden cientos de adolescentes mujeres y hombres, que realizan el mismo trayecto que hizo la mujer en cuestión, de la parada del autobús hacia el plantel escolar. En Sonora existe un delito denominado rapto que se describe de la siguiente manera:
“Artículo 221.- Al que sustrajere o retuviere a una mujer por medio de la violencia física o moral, de la seducción o el engaño, para satisfacer algún deseo erótico o para casarse, se le aplicarán de seis meses a seis años de prisión y de diez a doscientos días multa”…
“Cuando la conducta señalada en el párrafo anterior se realice en el interior de las instituciones de educación básica, media superior, superior o en sus inmediaciones, la sanción se incrementará en una mitad”.
Pero como ocurre con varios delitos, particularmente los delitos de género que se cometen contra mujeres exclusivamente, el rapto, está completamente desfasado. Los “levantones” no son otra cosa que raptos, pero tratados en forma ligera comparados con lo que realmente sustenta las privaciones de la libertad, actividad propia del crimen organizado para explotación sexual.
Y es que el rapto está inspirado en el “robo” de la “muchacha” que en forma romántica preparaban un hombre y una mujer, o solo el hombre, en ocasiones menores de edad o él adulto, ella menor de edad, para estar juntos a pesar de la oposición de los padres o del padre de familia, pues sabían que una vez “consumado” el matrimonio de facto, ya nadie podría separarlos.
Pero el rapto del siglo XXI nada tiene que ver con los raptos que quedaron plasmados con frecuencia en las películas mexicanas de las décadas de los 40 y 50. El rapto de hoy es violento, es con fines criminales, es la caza de la mercancía que se venderá al mejor postor.
Por ello las sanciones no están contextualizadas en el panorama de violencia contra las mujeres, ni de trata de personas que afecta principalmente a las mujeres.
“Artículo 222.- Se impondrá también la sanción del artículo anterior, aunque el raptor no emplee la violencia ni el engaño, sino solamente la seducción y consienta en el rapto la mujer, si ésta fuere menor de dieciséis años”.
Por ello podemos encontrar todavía en el Código penal del estado de Sonora joyas como ésta: “Artículo 224.- Cuando el raptor se case con la mujer ofendida no se procederá criminalmente contra él, ni contra sus cómplices, por rapto, salvo que se declare nulo el matrimonio”.
“Artículo 225.- No se procederá contra el raptor, sino por queja de la mujer ofendida o de su marido, si fuere casada; pero si la raptada fuere menor de edad, por queja de quien ejerza la patria potestad o la tutela, o, en su defecto la misma menor”.
Y la propia ley le da el carácter de objeto que no merece justicia por sí misma, sino cuando el delito esté acompañado por otro considerado verdaderamente importante. “Cuando el rapto se acompañe con otro delito perseguible de oficio, sí se procederá contra el raptor, por éste último”.
Ante esta legislación –que precisa que los raptores son hombres- los levantadores de mujeres y niñas, así como los enganchadores de mujeres y adolescentes, que tal como lo plasma la película “Las elegidas”, se dedican a perfilar candidatas al rapto o privación ilegal de la libertad para trata de personas, están salvados. Las reformas penales esperan, las mujeres también.
*Periodista integrante de la Red Nacional de Periodistas y directora del blog Mujer Sonora http://mujersonora.blogspot.mx/
Twitter: @mujersonora
CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | Sonora.-
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