La presentación del
presupuesto 2017 en México puso sobre la mesa la crisis económica que
está viviendo este país. Luis Videgaray, ex ministro de Hacienda y
principal aliado de Peña Nieto hasta el 6 de septiembre del corriente,
tuvo que renunciar a su cargo. El punto final lo marco la visita
organizada por el propio Videgaray, del candidato a la presidencia de
los Estados Unidos, Donald Trump, que hace muy poco había expresado
abiertamente que pretendía construir un muro entre Estados Unidos y
México. El comentario racista, sumado a la propuesta de política
económica expresadas por el candidato de que modificaría o eliminaría el
Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), al que
pertenece México, hicieron saltar los tapones, antes de que se genere el
cortocircuito.
Es así como, acompañado por el continuo
deterioro del peso mexicano, el aumento de la inflación, la caída del
precio del petróleo y el aumento exorbitante de la deuda pública, sale
Videgaray y entra José Meade para ocupar la cartera de Hacienda del
gobierno mexicano.
José Meade, doctor en economía en la
Universidad de Yale de Estados Unidos, fue el único sobreviviente del
gabinete de Felipe Calderón. En ese gobierno fue Secretario de Hacienda
desde septiembre de 2011 hasta el final del mandato en 2012. Durante el
gobierno de Peña Nieto fue Secretario de Relaciones Exteriores hasta
agosto de 2015 y luego ocupo la Secretaría de Desarrollo Social hasta su
actual nombramiento. Entre otras cosas, Meade se destacó en el Gobierno
de Peña Nieto por mejorar las relaciones internacionales con Estados
Unidos.
Entonces, crisis económica y elecciones presidenciales
de EE.UU. mediante, llegó el momento de presentar el presupuesto del
gobierno para el año 2017. En esta instancia, Meade, ratificó las
previsiones económicas para 2017 y el programa de gastos elaborado por
el anterior ministro.
Este proyecto presupuestario prevé un
crecimiento del PBI entre el 2% y el 3%, el precio del dólar a 18,2, la
inflación alrededor del 3% (dentro de las metas del Banco de México), el
precio del petróleo a 42 dólares y una promesa de superávit primario de
0,4% del PBI logrado a partir del ajuste de gastos del gobierno. 1
A saber, en el mismo se recortan 175,1 mil millones de pesos con
respecto al presupuesto vigente del 2016 ya que el sancionado tuvo un
recorte durante el año y $311,8 mil millones con respecto al presupuesto
sancionado para el año 2016 en el 20152.
Las áreas más afectadas por el recorte son la Secretarías de Educación
Pública (-14%, -$37.282 millones); Comunicaciones y Transportes ( -26%,
-$27.494 millones); Medio Ambiente y Recursos Naturales ( -35%, -$19.791
millones ) y Salud (-7,8%, -$15.751 millones)3,
también se prevé un recorte de casi mil millones de pesos al subsidio
en seguridad para estados en un contexto de multiplicación de la
violencia; se le quitan recursos al programa de prevención, y a las
áreas de inteligencia y promoción de derechos humanos.
El
recorte es generalizado e impacta fuertemente y sin pudor hasta en los
programas promocionados y enarbolados por el gobierno actual. El mismo
presidente promocionó como parte de la reforma educativa el programa de
Inclusión Digital al que en el presupuesto 2017 se le asignan cero
pesos.
¿Cuál es entonces el objetivo del recorte
presupuestario? Preservar la “estabilidad económica”, dar señales de
certidumbre responden los funcionarios. ¿A quién? A las calificadoras de
Riesgo. En agosto, Standars & Poors cambió su calificación de la
deuda soberana de México a “negativa” con probabilidad de una entre tres
de bajar la calificación “si el nivel de deuda del gobierno general o
la carga de intereses presenta un deterioro superior a nuestras
expectativas, y aumenta la vulnerabilidad de las finanzas públicas de
México ante los shocks adversos”4.
Ante esta advertencia, las opiniones sobre el ajuste presupuestado son
variadas. El presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Juan Pablo
Castañón, opinó que hay espacio para seguir recortando, que hay que
ahorrar para pagar los intereses de la deuda sin pedir prestado. E l
Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) considera que
el Presupuesto 2017 aumenta la desigualdad en México ya que se proyecta
una caída en la inversión y en los servicios sociales como la salud y la
educación para reducir el peso de la deuda 5 .
Siguiendo con esta línea de políticas en la búsqueda del freno a la
depreciación del peso mexicano, el jueves pasado el Banco de México
subió otro 0,5% la tasa de interés, llegando a 4,75%. Medida solo
alcanzada anteriormente durante la crisis internacional en el 2009.
Asimismo, el presupuesto estima un nuevo aumento de la tasa hasta
alcanzar 5,3%. Es importante mencionar que esta política permite reducir
la cantidad de ahorro que se vaya al dólar pero también limita
fuertemente el acceso al crédito para inversión productiva.
Este paquete de medidas es la única esperanza de Peña Nieto para salir
de la crisis en la que se encuentra la economía mexicana y su gobierno
pretendiendo la recuperación del nivel de inversión privada. Sin
embargo, el ojo esta puesto en cumplir con los estándares
internacionales de las calificadoras pero a costa de la inversión social
y en infraestructura en el país que impulsan respectivamente el
bienestar de la población y el empleo. Las perspectivas desde el punto
de vista social con un ajuste de estas dimensiones y en secretarías tan
importantes como educación y salud, redundan en un aumento del malestar
social y recrudecimiento de la pobreza.
Notas:
1 http://transparenciapresupuestaria.gob.mx/work/models/PTP/Presupuesto/PPEF2017/docs/marco_macroeconomico_2016_2017.pdf
4 http://www.standardandpoors.com/es_LA/delegate/getPDF?articleId=1698521&type=NEWS&subType=RATING_ACTION
Lucía Converti es investigadora de CELAG.
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