Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
A Tecámac, estado de México, al norte de la Ciudad de México, acudió Enrique Peña Nieto el viernes 10 para firmar el Acuerdo Nacional del Fortalecimiento de la Vivienda, inaugurar el Auditorio Metropolitano Lázaro Cárdenas que fue colmado con 13 mil mexiquenses y “algunos grupos” no aguantaron la maratónica oratoria, a pesar del conmovedor pasaje que fue recordado allí por quien antes criticó a los que no reconocen y aplauden su obra de gobierno.
El
recordatorio es para un mal productor de telenovelas de Azteca,
Televisa o Cadena Tres que para el caso producen la misma basura con
rostros distintos. Cuenta la reportera Rosa Elvira Vargas (La Jornada,
11-III):
“Recordó (Peña)
cuando hace 12 años aquí en Tecámac y en un acto con 20 mil mujeres,
ellas portaban un anillo para comprometerse con él para que se
convirtiera en gobernador de la entidad. Ese compromiso con las mujeres
se mantiene, aseguró, y se ha extendido a toda la geografía nacional. Su
apoyo y respaldo, ha hecho posible que el que está hoy aquí delante de
ustedes sea el Presidente de la República”.
Pero el estado de México de la fábrica de sueños,
como llaman los 13 dueños de Televisa a sus canales multiplicados por
la reforma en telecomunicaciones ya no funciona, al decir de otro
mexiquense, Luis Enrique Miranda, amigo de Enrique Peña, y secretario de
Desarrollo Social:
“Se
acabó el tiempo en el que el desvío de los programas sociales incidía en
los resultados de las elecciones”. Prueba de ello es que en los
comicios del año pasado hubo alternancia en seis estados, lo cual
“quiere decir que la gente tiene más conciencia, tiene un completo
conocimiento que es una obligación del estado, federal, estatal o
municipal, cumplir con los derechos sociales que marca la Constitución y
ya no se dejen engañar por espejitos” (Apro).
Lo
aseguró Miranda Nava para recordar, él también, sus primeros seis meses
al frente de los programas para abatir la pobreza, y aprovechó para
hacer una controvertida declaración (acaso el litro diario de tequila
que le atribuyen ya hace mella): “Nos dicen a nosotros en el 2013 (que)
tenemos siete millones de pobres en pobreza alimentaria, entonces no nos
dicen dónde están, tenemos que buscar dónde están esos pobres en
carencia alimentaria”. Remató: “Un secretario de Desarrollo Social,
cualquiera que sea, aunque sea el secretario de Desarrollo Social más
inteligente que pueda existir en el planeta, no puede abatir la pobreza
en México si lo hace de manera aislada”. Él cuenta con un cocinero
personal que gana más de 40 mil pesos mensuales y un congelador para las
carnes más exquisitas que pueda usted imaginar. Para ello no alcanza el
ingreso de secretario de Estado, pero en fin.
El
titular del Ejecutivo federal pidió a tres meses de las elecciones
mexiquenses que pueden significar que su partido abandone el Palacio de
Gobierno por primera vez en 98 años y para evitarlo los estrategas
eluden vincular la campaña de Alfredo del Mazo III con Enrique Peña, que
“Tengamos memoria, guardemos memoria de dónde veníamos, cuánto hemos
avanzado”.
No tengo
problema para reconocer los aciertos de este gobierno. Y menos cuando la
jilguera consentida, Rosario Robles, ya lo declaró el “presidente de la
vivienda”, porque uno de cada cinco créditos otorgados en 45 años del
Infonavit corresponde a Peña.
Pero
es imposible olvidar que Adolfo López Mateos, otro ilustre mexiquense,
fue declarado “presidente obrero” con las cárceles saturadas de
dirigentes y activistas ferrocarrileros, telegrafistas, profesores y
médicos.
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