Ivan Restrepo
Con más de 300 cuencas
hidrográficas y mantos acuíferos igualmente abundantes, México enfrenta
cada año más escasez de agua para las actividades económicas y el
consumo humano. Esas cuencas están casi en su totalidad contaminadas por
desechos diversos y los acuíferos sobrexplotados. El problema se
agudiza por el aumento de la temperatura debido al cambio climático, el
crecimiento de la población, el mal uso y la privatización del vital
elemento.
Los ejemplos abundan. La semana pasada el Presidente de la República
refirió que la zona oriente de la cuenca de México donde estaría el
nuevo aeropuerto internacional se hunde 50 centímetros al año. Se quedó
corto. Hay otras cercanas (Chalco, Xochimilco) que lo hacen todavía más y
su origen es conocido: la mancha de asfalto avanza incontenible sobre
las áreas verdes o agrícolas que servían para la recarga del acuífero,
sobrexplotado desde hace décadas. Cada día el agua se obtiene a mayor
profundidad y, en algunos casos, contaminada. En Milpa Alta, dos
terceras partes de las viviendas no reciben el agua por la red de
distribución, mientras, entre 2000 y 2015, aumentaron casi 90 por ciento
los asentamientos irregulares, especialmente en Álvaro Obregón y
Tláhuac, que poseen áreas de reserva.
También se descubre que empresas inmobiliarias edifican sus
desarrolloshabitacionales sin tener garantizado el suministro de líquido para quienes fincaron allí su hogar. Es el caso de Ópalo Residencial, en la alcaldía Gustavo A. Madero, construido por el Grupo Star, propiedad de Genovio Stern Skromni, Rubén Stern Izigzon y Daniel Zaga Menum, dueños de otras empresas inmobiliarias y con influencia en las cámaras de la construcción citadina. Gracias a la corrupción, ahora el más de un centenar de familias que adquirieron departamentos ofrecidos por Grupo Star tienen problemas hipotecarios y falta de agua. En otras alcaldías existen
desarrollosinmobiliarios que no cumplen con las normas establecidas en cuanto a dotación del líquido, drenaje y tamaño.
En el resto del país la urbanización a costa del agua y el bosque
está a la orden del día. Como en Ixtapan de la Sal, estado de México. El
señor José Remus me informa del peligro que se cierne sobre los
manantiales descubiertos por la familia San Román hace décadas y que
dieron vida al turismo de ese lugar, con clima excelente todo el año.
Esas aguas provienen del Nevado de Toluca, y tienen tres salidas en
el pueblo: el parque acuático popular, con albercas de lodo curativo; el
spa de tinas romanas, para nivel socioeconómico alto, y el balneario municipal en el centro de Ixtapan.
Unos cientos de metros al sur, rumbo a Taxco, Guerrero, se construyó
el fraccionamiento Rancho San Diego, para clase alta, con jardines y spa. No usa aguas termales. Tampoco el hotel Westin de gran lujo.
Hay nuevos fraccionamientos, uno propiedad de Enrique Peña Nieto.
Todos ellos se autorizaron sin considerar el impacto sobre el recurso
del agua y la ocupación territorrial de Ixtapan de la Sal.
Otros problemas relacionados con el agua: el acuífero y los ríos
Nazas y Aguanaval que surten de líquido a los habitantes y las
actividades económicas de los nueve municipios de Coahuila y Durango que
conforman la región de La Laguna, están sobrexplotados y el manto
acuífero contaminado con arsénico.
El gobierno federal acaba de anunciar que resolverá ese problema.
Pero en cambio continúa en Chihuahua la oposición a enviar a Estados
Unidos el agua comprometida con base en el acuerdo firmado en 1944 para
disponer el agua binacional. Esa oposición expresa una realidad: en la
frontera común, falta cada vez más el líquido, mientras aumenta la
población y la industria que lo demandan. Y todo ello sin hacer realidad
la anunciada política de desarrollo territorial urbano y rural
sustentable.
Otro ejemplo es la cuenca Chapala-Santiago. Un estudio de Juan M.
Durán y Alicia Torres R., de la Universidad de Guadalajara, advierten
sobre el riesgo de una crisis ambiental por la pérdida de recursos
hídricos requeridos para el crecimiento económico y la calidad de vida
de los habitantes de Jalisco. Advierten cómo el lago de Chapala
significó la mitad de la superficie lacustre de México y hoy sufre por
la contaminación del agua, la pérdida de humedales, el crecimiento sin
control de los asentamientos humanos y las actividades económicas.
¿Chapala convertido en unas décadas más en un pantano?
Ante lo que sucede, se hace más urgente aprobar un nuevo andamiaje
legal que garantice proteger y utilizar racionalmente un recurso vital y
que pertenece a la nación.
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