Hace
55 años, el 27 de agosto de 1959, en Monterrey, Nuevo León, elementos
de la policía militar secuestraron a Román Guerra Montemayor y Pilar
Rodríguez, ambos líderes sindicales y militantes del Partido Comunista
Mexicano, siendo conducidos al cuartel del 31 Batallón del Ejército
Mexicano. Continuaba, así, el hostigamiento, la persecución, el
encarcelamiento y el asesinato de dirigentes, cuadros y activistas del
Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana, el
PCM y el Partido Obrero-Campesino Mexicano, acciones violentas que
habían arrancado el 28 de marzo con la salvaje represión de la huelga
general de rama del STFRM.
Román, que en el momento de su
detención era presidente del Consejo Local Ferrocarrilero e integrante
del Comité Estatal del PCM, fue objeto de bárbaras y prolongadas
sesiones de tortura, con la intención de que aceptara hacer
declaraciones que involucraran provocadoramente al movimiento
ferrocarrilero y al Partido Comunista; mas los discípulos de los
torturadores gringos no lograron que se prestara a provocación alguna
contra sus camaradas de sindicato y de partido. Como consecuencia del
maltrato recibido, el joven líder obrero murió en la noche del 31 de
agosto al 1 de septiembre. No contentos con el asesinato cometido, los
verdugos “arreglaron” el cadáver con afeites para hacerlo aparecer como
un crimen de homosexuales.
De acuerdo con Marcos Leonel
Posadas: “Un periodista investigó y publicó que las huellas digitales
de Román Guerra coincidían con las de un cadáver desfigurado arrojado
en la cuneta de la carretera a Hidalgo. El cadáver ya identificado
desapareció. Por mucho tiempo la madre de Román solicitó su cuerpo pero no le fue entregado.
“La denuncia señaló que los captores iban al mando del capitán
Bonifacio Álvarez; que los acompañó el juez auxiliar suplente Félix
Estrada; y que fueron guiados por Agustín Gómez Reza y Alfonso
Escalera, miembros del grupo ‘charro’ del sindicato”.
Román Guerra Montemayor nació en la capital nuevoleonesa el 28 de enero
de 1930, y fue hijo de Donaciano Guerra y de Guadalupe Montemayor.
Cursó la educación primaria en la Escuela “Francisco I. Madero”,
estudió dos años en la Escuela Técnica e Industrial “Álvaro Obregón”, y
dos años en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de
Monterrey. Entró a trabajar en la empresa Ferrocarriles Nacionales de
México como “auxiliar de electricidad”. En el STFRM se integró a la
lucha obrera activa y en 1955 comenzó a militar en el PCM. En las
asambleas, paros, manifestaciones, mítines y huelgas, que condujeron a
la elevación de salarios, a la conquista de mejores prestaciones y a la
democratización de los órganos locales y generales del Sindicato de
Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana en 1958 y 1959,
Román destacó como militante sindical y político. Por su participación
social y partidista, fue promovido a miembro del Comité Estatal del
Partido Comunista en Nuevo León.
La primera crisis del charrismo sindical
En 1958 el movimiento obrero mexicano desarrolló el primer empuje multisectorial por desembarazarse de la burocracia sindical charrista,
con los ferroviarios al frente. Representantes ferrocarrileros de todo
el país se reunieron el 2 de mayo en la Ciudad de México, constituyeron
la Gran Comisión Pro Aumento General de Salarios y enarbolaron la
demanda de 350 pesos mensuales de incremento salarial por trabajador.
Los líderes postizos maniobraron levantando una demanda menor, pero no
lograron convencer a los trabajadores. En las secciones 13 de Matías
Romero, 28 de Veracruz, 26 de Tonalá y 25 de Tierra Blanca rechazaron
la petición de los charros, defendieron la demanda de 350 pesos
y plantearon la renovación de los comités ejecutivos, por medio del
Plan del Sureste, nacido en Veracruz. En la Sección 13 fue elegido un
Comité Ejecutivo local democrático.
Los ferrocarrileros
recurrieron a los paros escalonados y abrieron paso a la destitución de
líderes burocratizados y a la elección de comités ejecutivos
representativos en varias secciones. De esta manera, una lucha
económica devino en una lucha por la democracia e independencia
sindicales. En este proceso, sobresalió el camarada Ramón Guerra
Montemayor.
Las pérdidas económicas del transporte pesado, el
fin de la gestión ruizcortinista y la cercanía de las elecciones para
la renovación de la Presidencia de la República, permitieron las
negociaciones del gerente de los Ferrocarriles Nacionales de México y
la dirección de la Gran Comisión.
El titular del Ejecutivo
federal, Adolfo Ruiz Cortines, se entrevistó el 1 de julio con el
Comité Ejecutivo de la Gran Comisión Pro Aumento de Salarios y ofreció 215 pesos de incremento salarial a 58,578 trabajadores activos y 100 pesos mensuales a 8,647 trabajadores en retiro. Los ferroviarios estuvieron de acuerdo. De este modo, el movimiento obtuvo un enorme triunfo.
La VI Convención Nacional Extraordinaria del sindicato ferroviario se
verificó del 12 al 14 de julio, resolviendo elegir el Comité Ejecutivo
General del STFRM, con Demetrio Vallejo a la cabeza. Las autoridades no
reconocieron este CEG del STFRM, por lo que los rieleros realizaron
paros para alcanzar este objetivo.
Dirigentes sindicales
auténticos, autoridades gubernamentales y jerarcas oficialistas, luego
de importantes acciones de masas, acordaron como salida al conflicto
realizar elecciones antes de 15 días, liberar a los detenidos,
indemnizar a los familiares de los muertos y cesar la represión. Las
elecciones se efectuaron del 7 al 22 de agosto, con dos planillas: la
encabezada por Demetrio Vallejo y la que presidía José María Lara. La planilla clasista obtuvo 59,759 votos, y la de los charros nueve votos. El 27 de agosto Demetrio Vallejo tomó posesión de la Secretaría General del CEG del STFRM.
Con la victoria ferrocarrilera, el movimiento obrero mexicano contó con
el sindicato nacional de industria más importante de ese entonces,
fuera del control gubernamental y con una dirección de izquierda, cuyos
integrantes mayoritariamente militaban en el POCM, el Partido Popular y
el PCM. Después de la instauración del charrismo sindical en
1948-1950, era la victoria más destacada del proletariado mexicano. El
régimen del Partido Revolucionario Institucional se vio impugnado en
una de sus bases de sustento: el control sobre la organización obrera.
La represión gubernamental masiva
En marzo de 1959, una huelga ferroviaria de empresa, se transformó, sin
el control pleno de la dirigencia del STFRM, en una huelga general de
rama que fue enfrentada por el gobierno de Adolfo López Mateos con toda
la fuerza del Estado: Demetrio Vallejo Martínez, otros líderes y
trabajadores rieleros fueron detenidos, miles de compañeros despedidos
y los centros de trabajo de la rama del transporte pesado ocupados por
el Ejército. Además, los dirigentes del POCM y el PCM fueron
perseguidos y algunos de ellos encarcelados. A tres diplomáticos
soviéticos se les declaró personas non gratas. De hecho, se
estableció el estado de sitio. En esas condiciones, Román Guerra
Montemayor perseveró con valentía y coraje en la actividad sindical en
la Sección 19 del STFRM.
La Comisión Política del Comité
Central del PCM expresó en forma casi gráfica: “Aprehensión ilegal en
toda la República de más de ocho mil trabajadores ferrocarrileros,
militantes sindicales de otras ramas de la industria y dirigentes
populares; la Procuraduría General de Justicia apenas ha confesado que
fueron más de tres mil seiscientas personas detenidas; incomunicación
de los aprehendidos y confinamiento de los mismos en cuarteles y campos
militares; violación flagrante de los plazos legales; asalto, cateo y
ocupación, absolutamente al margen de la ley, de partidos democráticos;
el local del Comité Central del Partido Comunista Mexicano permanece
aún ocupado por la policía después de más de 30 días de que fue
asaltado; secuestro de decenas de ciudadanos que no aparecen todavía en
las largas listas de consignados y procesados por ‘disolución social’,
‘asonada o motín’, ‘ataques a las vías generales de comunicación’,
‘atentados contra la economía’, ‘amenazas’, ‘resistencia a la
autoridad’; designación unas cuantas horas después de la aprehensión de
Demetrio Vallejo y demás dirigentes sindicales auténticos del STFRM,
del tristemente célebre ‘cuadrilátero’ de charros sindicales a quien el ejército y la policía entregaron el mando ‘provisional’ del propio sindicato ferrocarrilero;
imposición gubernamental de nuevos dirigentes sindicales y de espurio
Comité Ejecutivo General del sindicato ferrocarrilero, cuyo
nombramiento, producto de la destrucción de la independencia y la
democracia sindicales por medio de la injerencia y abierta intromisión
del gobierno se hizo con toda celeridad a base de mantener la
incomunicación hasta la designación del nuevo Ejecutivo General
impuesto por el gobierno. Ahora en la penitenciaría se ha vuelto a
imponer de hecho la incomunicación”.
La represión del gobierno
burgués introdujo la crisis en las filas del partido de Carlos Sánchez
Cárdenas. El 11 de abril, en la reunión de la Comisión Ejecutiva del
POCM se resolvió: “Condenando con la mayor energía la brutal represión
gubernamental, y la vil provocación antisoviética urdida por las
fuerzas más reaccionarias del gobierno, la forma vengativa como
Benjamín Méndez ha echado a la calle a millares de trabajadores y sin
disminuir la responsabilidad del gobierno por estas acciones
reaccionarias, la Comisión Ejecutiva considera evidente que la
causa fundamental de la derrota del Sindicato de Trabajadores
Ferrocarrileros han sido los errores en la conducción de la huelga y la
táctica de los paros, inadecuada en las condiciones del momento y que
se explica por la ausencia de un examen completo de la nueva situación,
diferente a la que existía a mediados del año pasado y aun a las del 25
de febrero, originados en la aplicación de una política permanentemente
sectaria, izquierdista, puesta en práctica no obstante las
prevenciones del pleno de noviembre de 1958 y de la reunión efectuada
por la Comisión Ejecutiva el 5 de marzo de 1959”.
Con la
anterior resolución se inconformaron Valentín Campa y Consuelo Uranga.
En tales circunstancias, apareció la lucha interna en el “Poquito”, que
a fines de año y en la primera mitad de 1960 conduciría a la escisión
de la organización.
La represión gubernamental selectiva
Después del 12 de abril, cuando dio inicio la normalización
del servicio ferroviario, la administración lopezmateísta desencadenó
la represión selectiva, con los objetivos precisos de liquidar toda
posibilidad inmediata de recomposición del STFRM e impedir la actuación
abierta del Partido Comunista y el POCM. El 15 de abril, fue ocupada la
imprenta donde se editaba La Voz de México, órgano central del
PCM, cuya última edición fue secuestrada, y varios integrantes del
personal del periódico, trabajadores gráficos y clientes fueron
detenidos. El 20 de junio se produjo la detención de Gilberto Rojo
Robles, y por esas fechas, Alberto Lumbreras, secretario general del
POCM, fue aprehendido y declarado formalmente preso.
Posteriormente, tras la detención y muerte de Román Guerra Montemayor,
prosiguió la represión selectiva. El 2 de septiembre fue arrestado
Dionisio Encina, ex secretario general del PCM, en Torreón, Coahuila,
siendo declarado formalmente preso el día 6 del mismo mes. El 24 de
octubre, fue apresado Miguel Aroche Parra, dirigente del POCM. El 19 de
mayo de 1960, fue aprehendido Valentín Campa, jefe del ala izquierda
del POCM la cual había acordado la disolución de éste y el ingreso y
reingreso de los militantes del Partido Obrero-Campesino al PCM.
Para el Partido Comunista, el Consejo Nacional Ferrocarrilero y el
movimiento obrero clasista la liquidación física de Ramón Guerra
Montemayor representó, sin duda, un fuerte golpe del cual fue difícil
reponerse. Sin embargo, en los años 70, con Demetrio Vallejo como líder
del Movimiento Sindical Ferrocarrilero, los socios de base de la
Sección 19 del STFRM se incorporarían en forma amplia a la lucha por la
democratización del sindicato; por la unidad combativa con los
siderúrgicos del sindicato minero, la Sección de Agua y Drenaje del
Sindicato de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana y
otros destacamentos de la clase obrera de Monterrey; contra el charrismo
sindical, el sindicalismo blanco, el imperialismo norteamericano y la
antidemocracia priista; por la restructuración del movimiento obrero, y
por la conquista de un régimen democrático. La muerte de Ramón Guerra
Montemayor debe considerarse como parte importante de la represión
violenta contra el movimiento ferrocarrilero y su liderazgo clasista,
entre el 28 de marzo de 1959 y el 19 de mayo de 1960.
Bibliohemerografía básica
- Libros, folletos y tesis
Anaya Pérez, Marco Antonio, Historia del movimiento ferrocarrilero. 1952-1958, México, tesis, FFL UNAM, 1982.
La lucha ferrocarrilera de marzo-abril, la agresión gubernamental y la perspectiva del movimiento obrero mexicano, México, PCM DF, 1959.
López Mateos, Adolfo, Pensamiento en acción, t. I, México, Ed. La Justicia, 1961.
Ortega, Max, Estado y movimiento ferrocarrilero 1958-1959, México, Ed. Quinto Sol, 1988.
Partido Popular, La situación política de México con motivo del conflicto ferrocarrilero, México, s. e., 1959.
Peláez Ramos, Gerardo, “Cronología de la izquierda mexicana del siglo XX”, en tomo I de la Enciclopedia de la izquierda mexicana del siglo XX, México, UNAM, 2014.
--“La primera crisis del corporativismo sindical. El movimiento ferrocarrilero de 1958-1959 y las luchas magisteriales de 1956-1960”, ensayo que aparecerá en la Enciclopedia de la izquierda mexicana del siglo XX”.
Resolución de la Comisión Ejecutiva del POCM sobre las causas que originaron la derrota del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros, adoptada en la sesión del 11 de abril de 1959, con la asistencia de todos sus miembros, a excepción de los compañeros que están presos, mecano, Fondo Carlos Sánchez Cárdenas (CEMOS).
Resoluciones del pleno de julio-agosto del Comité Central del PCM, México, Ed. del CC, 1959.
Topete, Jesús, Terror en el riel, México, Ed. Cosmonauta, 1961.
2. Artículos, periódicos y revistas
El Popular.
El Rielero, órgano del CNF.
El Universal.
Excélsior.
La Voz de México, órgano central del PCM.
Noviembre, órgano central del POCM.
Peláez Ramos, Gerardo, “Valentín Campa Salazar, dirigente obrero comunista”, en Rebelión, La Haine, Apia virtual, Pacarina del Sur y otros sitios de Internet.
Posadas Segura, Leonel, “¿Quién mató a Román Guerra Montemayor?”, mecano, 27-II.09.
Revueltas, José, “Enseñanzas de una derrota”, en Revolución, Morelia, núm. 4, julio de 1961.
Tiempo, revista dirigida por Martín Luis Guzmán.
Unificación ferroviaria, órgano del STFRM.
Velasco, Miguel A., “Ferrocarriles y ferrocarrileros en México”, en Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, a. XXXIII, núm. 39, julio-septiembre de 1977.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario