Olga Pellicer
MÉXICO,
D.F. (Proceso).- A primera vista, las relaciones exteriores no les
importan mucho a los dirigentes políticos mexicanos. Esto sugiere el
hecho que en el mensaje pronunciado por el presidente Peña Nieto en
Palacio Nacional con motivo del segundo Informe de gobierno la política
exterior estuviera casi ausente. Menos de tres minutos fueron
suficientes para hacer referencia a la manera en que se ha cumplido la
meta de hacer de México un actor con “responsabilidad global”. El
interés por lo que ocurre en el mundo no forma parte de un discurso
volcado exclusivamente hacia adentro, en el que no hay el menor
destello de interés por vernos como parte de procesos cuyo origen se
encuentra más allá de nuestras fronteras.
Otros datos confirman la
preocupación escasa por la política exterior. Basta echar un vistazo al
presupuesto de la Secretaría de Relaciones para saber que es una de las
agencias del gobierno menos favorecidas. La Agencia Mexicana de
Cooperación ha estrenado nombre pero no tiene nuevos financiamientos;
el número de miembros del servicio exterior mexicano sigue siendo el
mismo que hace más de 20 años; no se han aumentado las representaciones
en el exterior, a pesar del descuido tan evidente en que se encuentra,
por ejemplo, el caso de África.
El Informe escrito, entregado por el Secretario de
Gobernación al poder legislativo, merece, sin embargo, una
consideración. Permite identificar los ámbitos de la política exterior
que, en términos comparativos, han merecido mayor atención, los temas
que constituyen una novedad respecto a informes anteriores y la
distancia entre aquello sobre lo cual se informa y lo que no se dice,
pero es fundamental.
Cabe advertir que este año la novedad es la existencia de
varios “Informes de gobierno”. Uno de ellos, el sometido a
consideración del Congreso, ha sido retirado rápidamente del internet
para ser sustituido por fotografías, videos, frases cortas, en resumen
propaganda del Sr. Presidente que no constituye propiamente un
verdadero Informe, pero es lo que se encuentra el día de hoy en
www.presidencia.gob.mx bajo el rubro: Segundo Informe de Gobierno. Es
también lo que llega a mi correo, sin que yo lo haya solicitado. La
sombra del presidencialismo imperial reaparece.
Volviendo al Informe escrito, un primer aspecto que llama
la atención es la poca importancia que han tenido durante el segundo
año de gobierno las relaciones con Estados Unidos a nivel formal. Sólo
se registra un encuentro con Obama en el marco de la Cumbre de América
del Norte celebrada en Toluca, una visita del vicepresidente Biden para
participar en el Diálogo de Alto Nivel sobre temas económicos y una
visita del Canciller Kerry para poner en marcha el Foro Bilateral sobre
Educación Superior…
De los encuentros anteriores el único que dejó resultados
visibles fue la puesta en marcha del Foro cuyo objetivo bastante
ambicioso es “crear (a través de la cooperación en materia educativa)
una fuerza laboral del siglo XXI”. Queda para el diálogo sobre el
contenido del Informe, que seguramente tendrá lugar entre los altos
mandos de la Secretaría de Relaciones Exteriores y los miembros del
Congreso, la pregunta respecto al financiamiento que tiene esa
cooperación tanto por parte de México como de Estados Unidos.
Sobre las relaciones en materia de seguridad, lo cual
captó tanto la atención durante los años de Calderón, se informó poco y
no de manera precisa. Se habla, sin embargo, de proyectos por un monto
de 430 millones de dólares. De nuevo, queda para el Congreso indagar a
qué están destinados.
Contrastando con lo limitado de la información sobre
relaciones entre México y Estados Unidos, la relación con América
Latina ocupa mayor espacio. Sin duda, Enrique Peña Nieto ha tenido
mayores afinidades con sus contrapartes al sur del hemisferio, en
particular los de los países miembros de la Alianza del Pacífico,
evidentemente el proyecto preferido por la actual administración.
La atención concedida a la frontera sur es una de las
novedades del Informe, no sólo de la versión escrita sino de la
propaganda multimedia que se ha desatado. La creación de la Comisión
para la Atención Integral de la Migración en la Frontera Sur constituye
un punto de partida de enorme significado para uno de los problemas
mayores de la situación interna y externa de México. Hay que esperar el
próximo informe para saber hasta dónde se dará el apoyo necesario a lo
que por lo pronto es un proyecto.
Podrían citarse otros aspectos del Informe, como el
relato siempre pulcro de lo que se lleva a cabo en los foros
multilaterales. Sin embargo, interesa volver a la preocupación inicial:
lo que no se informa. Al parecer, las relaciones exteriores y por ende
la política destinada a conducirlas no tienen un lugar importante;
sería un enorme error asumirlo así. Dentro del proyecto del grupo en el
poder, no de ahora sino ya desde hace varios años, el factor externo es
fundamental para desatar el crecimiento económico. El discurso
triunfalista de Peña Nieto se hace con la mirada puesta en el exterior.
Que lleguen los inversionistas extranjeros es al aspecto sine qua non
para, entre otras cosas, mantener el poder más allá del 2018.
Las relaciones exteriores importan mucho, pero no las que
aparecen en el Informe sino las que se construyen en los diálogos,
negociaciones, complicidades, con financieros y empresarios
extranjeros, lo que seguramente consume mucho tiempo de los dirigentes
actuales. Esto es lo que el Informe no dice, ni lo dirá.
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