9/18/2014

Prian: fracking México II



John Saxe-Fernández

Los sectores minero y de hidrocarburos son donde México debe enfocarse para alcanzar un desarrollo futuro, sentenció Bill Clinton quien, en solapada componenda oligárquico-imperial, exaltó al extractivismo y a transitar de la expropiación cardenista del petróleo a su apropiación empresarial como vía al palomeo a EPN, el abanderado priísta a Los Pinos y promotor del finiquito de la nacionalización petrolera. Los honorarios de 400 mil dólares (según el WP) por dos intervenciones de Clinton en la octava Edición de la Cumbre de Negocios (Toluca, Octubre, 2010) permitieron a la rapaz minoría Forbes-México frotarse las manos y solazarse ante un maravilloso festín privatizador augurado por Clinton. Meses después, mientras lanzaban petróleo y electricidad al piso de remates de Wall Street, anexaron de madrugada la tóxica explotación shale a la de por sí sucia mega-minería(La Jornada-LJ-13/1/2011).

La reprimarización de la economía de México, una vieja aspiración colonial/imperial encaminada a garantizar la exportación de materia prima de la periferia a la metrópoli, tiene como expresión paradigmática desde los años 80 la desindustrialización de Pemex con una veda gringa de más de 30 años a la construcción de refinerías en el país. Tal es expresión clave del neoliberalismo, es decir, de la condicionalidad atada a todas las líneas de crédito del FMI-Banco Mundial y BID, entes subrogados del Departamento del Tesoro y por tanto de la Casa Blanca. México fue el chico malo que insistió, gracias a los trabajadores y gente de la talla de Cárdenas del Río, Silva Herzog, Lombardo Toledano, etcétera, en la ruta de la industrialización para la creación de empleo y bienestar. Al respecto José Luis Calva, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, recordó hace poco que México no tenía industria prácticamente en muchas áreas y toda la estructura industrial se creó en los años posteriores a la nacionalización de la industria petrolera...había confianza en nosotros mismos. Pudimos manejar la industria petrolera, desarrollar la industrialización, el crecimiento económico que se convirtió en paradigmático, en ideal internacional y en la inspiración del estructuralismo latinoamericano... entre 1935 y 1982, antes del neoliberalismo, la industria crecía en promedio 7.2 por ciento anual, pero después de la imposición del modelo el avance del crecimiento industrial ha sido de apenas 2.7”(LJ, 29/7/14).

Las observaciones de Calva son cruciales teniendo presente que por el vasto consumo de la Segunda Guerra Mundial Estados Unidos advertía riesgosas dificultades en el abasto de combustibles fósiles, minerales y metales, agregándose gran demanda por la movilización bélico-industrial de la guerra fría; de la “reconstrucción“de Europa y Japón y por las tendencias industrializadoras del nacionalismo económico en la periferia que, como apuntó la Comisión Paley desde 1952, desviaban esos vitales abastecimientos hacia el consumo y desarrollo de esas naciones, ricas en recursos naturales. Ya desde fines de los 60 el Wall Street Journal (WSJ) denunciaba, con importantes encabezados, que el monopolio petrolero nacionalizado de México es tan exitoso que preocupa a las firmas de la industria las cuales temen que otros países sigan el ejemplo de Pemex. Se advertía sobre el éxito de una empresa estatal ya que, dijo quejoso un gerente petrolero al WSJ, ...es un modelo para los otros países que se inclinan por nacionalizar su petróleo (M. Tanzer, The Political Economy of International oil..., Boston, Beacon, 1969 p.178).

Esos ánimos se exacerbaron cuando en los 70 Pemex aumentó en varios órdenes de magnitud su reserva probada de petróleo –Reforma, Chicontepec– en un contexto signado por dos grandes shocks petroleros con aumentos sustanciales en los precios y un papel protagónico de la OPEP. A raíz de la crisis de 1982 Estados Unidos con aval delamadridista lanzó una ofensiva reprimarizadora, por la vía de empréstitos de alta condicionalidad y jugosas comisiones del FMI-BM-BID. De aquí que Clinton declamara ante quienes erogaron gustosos los 400 mil dólares para escucharlo otra vez, que (L)a inversión en el mercado de materias primas podría ser el motor que ayude a la economía mexicana a mantener su estabilidad y le permita crear financiamiento para otros rubros, como el desarrollo social. De concentrarse en esos mercados, auguró a los dueños de México, un periodo maravilloso.

El vocero imperial y la oligarquía abogan por ahondar la brutal regresión neoliberal que padece el pueblo desde 1982, con expresiones atroces de descomposición criminal enfrentada por medios hiper-militarizados y alta participación de Estados Unidos a través de la Iniciativa Mérida: el esquema de facto de intervención/ocupación y de guerra irregular, émulo del Plan Colombia, iniciativa de la Casa Blanca de Clinton. Para el primero por ciento de allá y de acá, ese horror y terror es, en palabras del ex presidente: garantía de un gran porvenir.

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