1. Luego de ubicar a la libertad de manifestación como una de las
conquistas “más importantes de nuestra democracia”, el presidente Peña
Nieto –como representante del poder del Estado- denunció a quienes
“están interesados en atentar contra esa libertad fundamental al
provocar y realizar actos vandálicos”. Aseguró que la ciudadanía “está
harta de sentirse vulnerable, está cansada de la impunidad y de la
delincuencia”. Hizo un “amplio reconocimiento” a las fuerzas federales
del orden y de la policía del Distrito Federal por su “estrecha
coordinación, su esfuerzo compartido para hacer respetar la ley, para
actuar con la ley en la mano”.
2. Sin embargo, los 500 mil
gargantas de manifestantes del jueves, que llegaron al Zócalo de la
ciudad de México desde el Ángel de la Independencia, el Monumento de la
Revolución, la Plaza de Tlatelolco y muchos lados más, exigían la
renuncia de Peña Nieto, Murillo, Mancera, Chuayffet y de toda su
camarilla, acusándolos de delincuentes y de asesinos de los que están
hartos. Gritaban: “Los auténticos vándalos, los asesinos de
estudiantes, campesinos, de trabajadores, están en el gobierno y forman
parte del Estado explotador y opresor”. No me engañan; estuve en las
tres marchas y en el Zócalo para escuchar el sentir de la gente.
3. Recuerdo que en los años 50 y 60 la campaña en México y mundial
contra el comunismo fue brutal; tuvimos que llevar una vida política en
pequeños partidos o grupos clandestinos o en la semiclandestinidad
porque las campañas anticomunistas llevaban a persecuciones y
asesinatos; pero una vez que los llamados “comunistas-progresistas”
comenzaron a recibir subsidios, se hicieron electoreros, diputados,
senadores, gobernadores y demás, el gobierno-Estado comenzó a firmar
acuerdos con los “progresistas” y lanzó todas sus armas y su furia
contra los anarquistas. Ahora todas las campañas y la represión son
contra los jóvenes radicales.
4. El jueves desde las dos de
la tarde la gente comenzó a ocupar la escalinata del “Ángel”; a las 16
horas comenzó una llovizna persistente que obligó a miles a cubrirse; a
esa hora llegaron unos 25 autobuses del estado de Guerrero, pero fueron
enviados a reforzar a otros contingentes. Me trasladé al Monumento a de
la Revolución que el grupo que salió primero hacia el Zócalo. Fue sólo
hasta el Eje Central cuando me integré a la marcha que venía de
Tlatelolco. Hasta las 21 horas las dos avenidas (Tacuba y Cinco de
Mayo) tenían ocupadas unas ocho cuadras sin poder entrar al Zócalo. No
pude ver más, pero seguramente otras tres se encontraban igual.
5. El descontento contra el gobierno y sus asesinatos era unánime.
Parecía que todos los manifestantes habían profundizado su odio contra
la clase gobernante y estaban dispuestos a hacerla trizas y pisotearla.
Pero seguramente pasadas unas 24 horas la gente comience a olvidar y
las cosas regresen a su nivel porque los medios de información
(televisión, radio, prensa y sus cientos de miles de ignorantes
repetidores) se han dedicado a acusar de “vandalismo” a los jóvenes más
conscientes y aguerridos de las marchas. Toda la campaña anticomunista
de hace 50 años se ha transformado en campaña antianarquista y
antiradical de la burguesía y su Estado.
6. Sin embargo,
aunque el gobierno de Peña esté muy madreado o jodido, porque la
economía mexicana comienza a hundirse al no crecer, el precio del
petróleo se desploma, el desempleo se extiende, la corrupción
presidencial es denunciada y México está cada vez más desprestigiado
internacionalmente por los 43 estudiantes desaparecidos o ya asesinados
por el Estado, no hay que confiarse porque la fiera herida –aunque sea
de muerte- siempre da enormes coletazos. Y el Estado-gobierno mexicano
nunca en su historia ha estado en peligro de desplome. En México, así
como en muchos países, el Estado capitalista ha creado los llamados
“Escuadrones de la Muerte”, “Brigadas Blancas”, “Muros”, para asesinar.
7. Lo menos que hay que exigir es “Libertad a todos los
luchadores sociales identificados con el pueblo con el rostro cubierto
o no” y no a los “presos políticos” porque hay algunos presos del PRI,
del PAN que son políticos presos como la señora Gordillo. ¿Cuantos
luchadores sociales en el mundo han tenido que cubrirse el rostro, usar
seudónimo o disfrazarse para luchar por la independencia, la revolución
o la rebelión en un país? ¿Con cuántas máscaras se cubren los políticos
cínicos y empresarios negociantes que aparentan decencia pero que en su
vida diaria explotan y asesinan? Los anarquistas hoy son la vanguardia
de los movimientos sociales y por ello los más perseguidos por los
opresores.
Blog del autor: http://pedroecheverriav. wordpress.com
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