Carlos Bonfil
No hay en este documental una voz en off que articule una
línea narrativa ni entrevistas que abunden en una información o un
contexto por demás escuetos. Tampoco hay una pista musical que
distraiga de lo que más interesa a la directora: el acto de observar,
sin mayores mediaciones, a los protagonistas en su rutina cotidiana.
Para valorar cabalmente una experiencia tan despojada de artificios
es preciso contar con buen sonido en la sala de cine para facilitar la
comprensión de diálogos en ocasiones inaudibles (a los públicos no
hispano hablantes los subtítulos les facilitan esa tarea). Por lo
demás, el trabajo de cámara es ágil y elocuente.
Un
escaso conocimiento de aspectos muy puntuales del sistema educativo
argentino, o de la propia historia del país, son en definitiva
problemas menores, ya que la cineasta logra hacer del recinto escolar
un microcosmos no sólo de la vida política local sino de la realidad
social en otros países.
En sus documentales, el estadunidense Wiseman capta con precisión e
intensidad el pulso diario de los ámbitos más diversos (hospitales,
museos, universidades). La realizadora argentina emula ese esfuerzo con
resultados disparejos; aun así, el documental no deja de ser original y
en su segmento final incluso cautivador.
Se exhibe en la sala 3 de la Cineteca Nacional a las 13 y 18:30 horas.
Twitter: @CarlosBonfil1
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