Carlos Bonfil
La Jornada
Una seducción en dos tiempos. Justo ahora, mal entonces,
del coreano Hong Sang-Soo, es una estupenda comedia romántica narrada
dos veces. Una misma intriga con ligeras variantes que añaden
complejidad y encanto a su modesta propuesta narrativa. La historia es
un poco la misma que el director asiático ha venido contando en más de
10 películas: el encuentro fortuito de un artista y un personaje
femenino interesado en su oficio, y los efectos amorosos que pueden
desprenderse o no de esa relación pasajera.
Aquí, un director de cine de arte, Ham Chunsu (Jeong Jae-yeong) llega
hasta la ciudad de Suwon para presentar su película más reciente,
seguida de un debate con el público. Llegando por error un día antes de
la fecha prevista, el cineasta visita un templo budista y ahí conoce a
la joven pintora Heejung (Kim Min-hee), quien sin haber visto una cinta
suya le confiesa de inmediato su admiración sólo por los elogios que
sobre él ha escuchado. Entre los dos personajes se insinúa una atracción
en la que se confunden el sentimiento amoroso y una irresistible y muy
difusa empatía intelectual.
Por largo tiempo considerado el más occidental de los cineastas
orientales, Hong Sang-hoo, declarado admirador del cine de Rohmer y
Alain Resnais, libra en esta cinta una parábola moral sobre un maestro
artista y la discípula de la que no puede, pese a su rigor crítico
frente a la obra de la joven, evitar sentirse profundamente enamorado,
al punto de extraviarse en la torpeza o de sucumbir al llanto. Al cabo
de la primera hora de la cinta, el director retoma desde el inicio la
misma historia y añade pinceladas nuevas, anotaciones de cómo pudo todo
suceder de manera diferente, pudiendo ser ahora algo justo lo que
hubiera podido estar mal entonces, en aquel primer tiempo de la
seducción amorosa. No precisamente de la manera en que una comedia
romántica estadunidense, Si yo hubiera… (Sliding doors, Peter
Hewitt, 1998), planteaba las dos posibilidades distintas de un mismo
encuentro amoroso, sino del modo astuto y perverso en que el dramaturgo
francés Marivaux planteaba los juegos del amor y el azar, o en que el
director chileno Raúl Ruiz solía jugar con las temporalidades y la
revelación amorosa.
Lo más notable en Justo ahora, mal entonces (en otros países
de habla hispana, Ahora sí, antes no, un título posiblemente más
claro), es la riqueza y frescura de los diálogos, donde la vena
humorística del cineasta brilla por completo, y un manejo menos
artificioso, mucho más controlado, de los recursos estilísticos a los
que tiene acostumbrados a sus seguidores (el uso abrupto del zoom,
los planos largos como soportes narrativos, la eliminación del
campo-contracampo en beneficio de una mayor fluidez y de un
involucramiento del director con sus personajes). Otro acierto es
concentrar en sólo dos personajes (dos actores formidables) todo el peso
de la propuesta narrativa. Lo que el estadunidense Richard Linklater
intentó siguiendo a su pareja romántica en su deambular urbano a lo
largo de un día en su trilogía célebre (Antes del amanecer…), el coreano lo cumple con creces en esta simple y vigorosa narración romántica y en su doble paródico.
Asistimos a una observación puntual e irónica de la gran
ilusión de toda celebridad artística (sólo el cineasta que mira con
desapego el reconocimiento público de su propio oficio puede intentar un
análisis crítico de la pintura de su ser amado), y de la pérdida de
toda esfera de intimidad cuando la fama expone a ese artista a la
curiosidad y al escrutinio públicos, como en la divertida secuencia en
que el director conoce a las amigas de su nueva amante. El cineasta
coreano regresa en esta cinta a la frescura narrativa y al humor
desenfadado de sus primeras realizaciones, y ese es el privilegio de
toda verdadera madurez artística. La creciente celebridad en los
festivales de cine, donde se le le declara ser, sin matices ni rodeos,
todo un genio, no parece haber hecho mella en su muy saludable costumbre
de no tomarse nunca en serio. Ham Chunsu, su nuevo alter ego
en la pantalla, es así un atribulado y torpe cineasta enamorado; en su
confusión y sencillez se ubica su enorme poder de seducción. Una bella y
joven pintora sucumbe a ese encanto; sin duda, también lo harán sus
espectadores.
Justo ahora, mal entonces se exhibe en la sala 8 de la Cineteca Nacional. 16:30 y 21 horas.
Twitter: Carlos.Bonfil1
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