El
fenómeno del shale gas no solo pone en riesgo la calidad del agua y los
ecosistemas locales, sino que también es una amenaza para el cambio
climático. En América Latina varios países están avanzando en
la exploración y explotación de estos recursos, particularmente el shale
gas, sin considerar estas amenazas.
El mundo asiste a
la llamada “Revolución del shale”, un fenómeno global que ha sido
posible gracias al desarrollo de tecnologías de explotación de
hidrocarburos que permiten acceder a recursos hasta ahora inaccesibles.
Esto ha incrementado el volumen de gas y petróleo potencialmente
disponibles ampliando considerablemente el horizonte de reservas de
combustibles fósiles.
Sin embargo hay un acuerdo
generalizado a nivel mundial, acerca de la amenaza que implica para el
cambio climático la utilización de estos recursos en forma de
combustible. Por otra parte, existe un debate a nivel académico sin
resolver aún, en torno a los niveles de emisiones por unidad de energía
del ciclo de vida de los hidrocarburos no convencionales.
Los
hidrocarburos no convencionales no son intrínsecamente diferentes a los
convencionales. La diferencia radica en el tipo de formación geológica
en el que se encuentran y las tecnologías que consecuentemente se
requieren para su explotación. El declive de los yacimientos
convencionales ante la demanda creciente de energía, han alentado el
desarrollo de estas nuevas tecnologías.
De acuerdo con el
reporte de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, 2013) los
recursos recuperables de petróleo continúan aumentando en la medida que
las tecnologías permiten la explotación de nuevos tipos de crudo, como
el petróleo ligero de formaciones compactas o el gas de esquisto, que no
eran considerados recuperables hasta hace pocos años. La última
estimación de recursos recuperables de petróleo muestra que existen 2,7
billones de barriles de petróleo convencional, 345 mil millones de
petróleo ligero de formaciones compactas, 1,8 billones de petróleo
extrapesado y 1 billón de barriles de shale oil. En el caso del
gas natural los recursos recuperables alcanzan los 950 billones de
metros cúbicos, 270 de los cuales son no convencionales.
La
agencia ha elaborado un escenario de “Nuevas Políticas” que a
diferencia del de “Referencia” (tendencial o Bussiness as Usual) incluye
las medidas que los países están considerando implementar para reducir
sus emisiones de gases de efecto invernadero. En ese escenario de nuevas
políticas, la cantidad de petróleo requerido para cubrir la demanda
desde ahora hasta el 2035 son 790 mil millones de barriles, menos de un
sexto de las reservas recuperables. En el caso del gas natural, la
demanda total durante el mismo período es un 10% de las reservas
recuperables disponibles.
Por lo tanto puede concluirse
que el mundo podría satisfacer sus necesidades energéticas al menos
hasta el 2035 sin recurrir a los recursos no convencionales. A pesar de
esto, en ese mismo escenario, las emisiones del sector energético
crecerán un 20% respecto a las actuales llegando a 36 GtCO2. En ese caso
la temperatura media del planeta aumentará 3.6° C respecto a la era
pre-industrial superando ampliamente el límite acordado de 2° C. Si las
“nuevas” políticas no son introducidas el escenario es más preocupante
aún ya que las emisiones globales alcanzarían las 64 GtCO2 y nos
conducirían hacia los 7° C de aumento de temperatura.
Las emisiones del shale
Si
bien existen diferencias entre las diversas estimaciones, todas ellas
muestran que la explotación de recursos no convencionales tanto de
petróleo como de gas natural, presentan mayores emisiones de gases de
efecto invernadero que los convencionales en el upstream, es
decir, en su etapa de explotación. Luego durante su consumo las
diferencias dependen de las tecnologías utilizadas, por ejemplo ciclos
abiertos o cerrados para la generación de electricidad. En algunos casos
las emisiones del shale gas son superiores a las del carbón.
La
“revolución del shale” y la explotación de los hidrocarburos no
convencionales en general, conducirán a un mayor nivel de emisiones de
gases de efecto invernadero. Puede afirmarse también que esas emisiones
superarán largamente el límite de los 2° C de aumento de temperatura.
Este aumento podrá estar influenciado por las mayores emisiones a lo
largo del ciclo de vida de los hidrocarburos no convencionales con
respecto a los convencionales. Pero la razón principal que conduce a
esta conclusión es el gran volumen de recursos recuperables que se
agregan a las reservas explotables. Hay unanimidad en los informes
relevados, que buena parte de esos recursos deben permanecer bajo tierra
si se quiere limitar el aumento de la temperatura media del planeta a
un máximo de 2° C.
El tiempo disponible para la
reconversión energética es breve. Las inversiones que se hagan en la
presente década condicionarán la matriz energética por varios años,
haciendo cada vez más difícil y costosa la reducción de emisiones
compatible con un escenario climático seguro. La mayoría de los recursos
no convencionales recuperables podrían estar disponibles, luego de
varios años de inversiones, cuando ya no sea posible utilizarlos dentro
de una trayectoria de emisiones que nos mantenga por debajo de los 2°C
Más
allá de los extensos y documentados impactos locales de la producción
de hidrocarburos no convencionales, resulta evidente la inconveniencia
de continuar expandiendo la frontera de reservas para un mundo que no
podrá utilizarlos. Especialmente considerando que las reservas
convencionales son suficientes para llegar al menos al 2035 y que más
allá de esa fecha el planeta se prepara para una vida sin combustibles
fósiles, como lo acaban de anunciar los países del G7.
- Gerardo Honty es analista de CLAES (Centro Latino Americano de Ecología Social)
Este
artículo presenta las conclusiones del libro “Potenciales emisiones de
la explotación de hidrocarburos no convencionales” disponible en http://energiasur.com/emisiones-del-fracking
http://www.alainet.org/es/articulo/170412
No hay comentarios.:
Publicar un comentario