"Lo que está cayendo no solamente es un modelo de expectativas, está cayendo un modelo de hacer política", explicó el autor de "La caída del telepresidente".
“La
caída del telepresidente. De la imposición de las reformas a la
indignación social”, es un libro que se hace en función del desarrollo
de los 2 primeros años de gobierno de Enrique Peña Nieto, que explica
el proceso de las reformas estructurales y la mecánica de cómo se
impusieron en el Congreso, sin debate social, así como los casos de la
matanza en Tlatlaya (junio 2014), los desaparecidos de Ayotzinapa
(septiembre 2014) y la Casa Blanca (noviembre 2014), expuso su autor,
el periodista Jenaro Villamil.
En entrevista para Aristegui CNN, señaló que en libro se observa el
fenómeno del auge y caída del “Mexican moment”, pues en menos de 3
años, “el modelo Peña Nieto va del ascenso súbito a una caída muy fuerte en términos de aceptación pública nacional e internacional”.
Villamil consideró que EPN fue un político construido gracias a la
inversión en la televisión y medios de comunicación; la utilización
intensiva de los recursos para volver popular a un político a través de
medios masivos es muy eficaz para ganar las elecciones pero no es
eficaz para gobernar, sostuvo.
“Lo que está cayendo no solamente es un modelo de expectativas, está
cayendo un modelo de hacer política. Este país no solamente quiere un
mandatario que sea popular porque se casa con una actriz, o una cara
agradable y bonita en la pantalla, quiere alguien que gobierne y que no
sea corrupto”, aseveró.
El periodista indicó que “ese modelo del telepresidente es el que está cayendo, el que está en crisis”.
Mencionó que para hacer su obra, leyó la tesis de Peña en la
Universidad Panamericana, en la que considera una “dictadura benévola”
la de Porfirio Díaz y habla de que su grandeza fue hacer de las formas
duras un arte de imponer reformas en el país, aunque no habla de la
revolución y las vidas que costó el gobierno de Díaz.
“No hay una idea de las consecuencias sociales”, refirió. “El modelo
de poder porfirista es un modelo al que Peña y su grupo admiran”,
aseguró, como una “élite moderna que le impone a un país atrasado una
agenda para quedar bien con las grandes potencias internacionales”.
Sin embargo, apuntó que las reformas estructurales de EPN no están pacificando al país, sino “lo están tensando y polarizando”.
Villamil dijo que en las pasadas campañas electorales, el tema de
las reformas no estuvo presente, no fue un voto de referéndum a las
reformas de Peña Nieto, fueron las estructuras partidistas peleando por
los espacios; además de que los partidos firmantes del Pacto por México
tuvieron una menor votación que en 2009.
“No fue una elección de referéndum a Peña Nieto porque el PRI no
quiso hacerlo así… el PRI habló de otra cosa pero no de las reformas”,
mencionó.
En tanto, el nivel de aceptación de EPN sigue siendo muy bajo. Las encuestas lo ubican con 40 por ciento o menos.
El autor comentó que a millones de mexicanos se les impusieron
reformas como si fueran spots. Una de ellas, la reforma política,
con toda una infraestructura electoral, que salió cara, fue
“dinamitada” por el aliado del PRI, el Partido Verde, agregó.
Otras han generado indignación social, como la reforma energética, o
la que quieren hacer en la ley de aguas o en materia de salud.
“No estamos jugando a los spots, sino a la arquitectura y diseño de un país”, explicó.
Con este panorama, EPN “es el primer presidente de los priistas que
llega a la mitad de su sexenio y en las elecciones intermedias con un
declive, todos los presidentes priistas incluyendo a Ernesto Zedillo,
llegó a la elección del 97 con un índice de aceptación muy grande, ya
no se diga Carlos Salinas y Miguel de la Madrid”.
“Llega en una situación de mucho descontento, vulnerabilidad, o como
un propio priista me lo dijo: en 3 años agotaron un sexenio y revientan
conflictos soterrados”, añadió.
Además, Ayotzinapa está arrastrando al sexenio a una de las crisis
más fuertes en materia de derechos humanos, en materia de legitimación
social y de imagen internacional, concluyó Villamil.
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