A
las nuevas diputadas, en la próxima legislatura, les toca vigilar que
se cumpla con los derechos humanos y políticos de las mujeres, se haga
justicia de género y que el presupuesto sea suficiente y se ejerza de
manera eficaz, responsable y honrada.
Hay que explicar que
además de su tarea primigenia de perfeccionar y crear nuevas leyes, las
209 diputadas que ocuparan a partir del próximo 1 de septiembre una
curul en San Lázaro, como se decía en mis tiempos, van a acceder a la
“más alta tribuna de la nación” para representar al pueblo con dignidad
y ética política.
También habría que decirles que han
llegado hasta ahí, todas ellas y cada vez más, porque sus antecesoras,
antiguas y recientes construyeron el andamiaje jurídico, social y
político que ha dado lugar al perfeccionamiento de la ciudadanía de las
mujeres.
Hoy, frente a la impunidad, toca desde esa curul y
esa tribuna conseguir para las mujeres la justicia de género porque es
inaceptable que en esta sociedad en la que hoy festejamos el avance
político y la paridad, millones de mujeres sufran violencia, estén
expuestas al hostigamiento cotidiano y muchas de ellas pierdan la vida.
Por ello es su responsabilidad poner en la picota al poder judicial.
Desde
su curul habrán de exigir buenas cuentas a quienes, teniendo los
recursos para las políticas públicas que buscan prevenir, sancionar y
erradicar la violencia; garantizar la educación y salud integral para
niñas, adolescentes y mujeres, sacar de la miseria, la pobreza y el
trabajo indecente de millones, no sólo los desvían y no los aplican,
sino que con frecuencia inaudita, se los roban.
Y son
responsables, por la vía del perfeccionamiento de las leyes y su
cumplimiento, de ensanchar los caminos que permitan ir a la igualdad
sustantiva o sea la igualdad de hecho, obstaculizada por las
mentalidades retrógradas, en una ideología familista, religiosa y
discriminatoria que encuentra su justificación en lo que llaman cultura
propia o costumbres.
No caminaremos en la igualdad
sustantiva si esas mentalidades mantienen como aliados a los medios de
comunicación, de la prensa antigua, al espacio digital, pasando por la
radio y la televisión.
Las nuevas legisladoras habrán de examinar y perfeccionar las reformas constitucionales para los medios de comunicación.
La
tarea les exige, como lo hicieron repetidamente sus ancestras,
reconocer el valor de las alianzas, con generosidad política y sin
dogmatismos, esa práctica entre mujeres nos han permitido ahora llegar a
la paridad electoral y estar en el camino de la paridad horizontal
–para los municipios-, nos falta paridad para todos los ámbitos de la
vida.
También es urgente ir ahora por las alianzas con la
sociedad plagada de buenas conciencias, capacidades académicas y
organizativas.
Me dirán que es mucha la tarea. Bueno no
están solas. Es evidente que las mujeres, consientes de cuál es el
camino se encuentran por todas partes, en todos los distritos,
municipios y ciudades. Y están, naturalmente las instituciones donde
también hay muchísimas mujeres dispuestas a unir esfuerzos para que
esta, la primera legislatura en donde las mujeres participaron en forma
paritaria en la contienda, trabaje por el avance y el empoderamiento de
millones de mujeres. Queremos igualdad y justicia de verdad.
http://www.alainet.org/es/articulo/170375
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