En México más de siete millones de jóvenes no estudian ni trabajan y aunque 70% de ellos busca emplearse o estudiar.
En México más de siete millones de jóvenes no estudian ni trabajan y aunque 70% de ellos busca emplearse o estudiar,
el campo laboral ofrece pocas opciones y el sistema educativo ha sido
incapaz de retener a los estudiantes, una muestra es que la tasa de
abandono es de 15% y solo 4 de cada 10 concluye el bachillerato, el
nivel más bajo con respecto a 28 países de la Organización para la
Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
Aún con este panorama, las políticas de educación y vinculación laboral han sido insuficientes,
concluyen 25 organizaciones que participaron en el estudio
“Construyendo Acuerdos Inter-Sectoriales para mejorar la educación
media y la empleabilidad de jóvenes en México Visión Común”.
Esto
forma parte de la iniciativa “CLASE en Movimiento”, integrado por el
Instituto de Fomento e Investigación Educativa, la organización
Synergos, el Programa Interdisciplinario sobre Política y Prácticas
Educativas del CIDE y YouthBuild International, que busca incidir en la
elaboración de políticas públicas para atender eficazmente a esta
población.
Cada día, tres jóvenes desertan de la educación media superior,
lo que significó que 651 mil 74 menores de edad dejaron de estudiar en
el ciclo escolar 2011-2012, sobre todo por motivos escolares,
económicos y familiares. De ahí que la Secretaría de Educación Pública
ha impulsado programas de becas para retener a los jóvenes.
Sin
embargo, para Mónica Tapia, directora de Synergos Mexico, esto es
insuficiente porque sólo está enfocado para los estudiantes, pero hay poquísimas iniciativas para quienes abandonan el sistema educativo y tampoco están en el mercado laboral.
De ahí que México es el tercer país de la OCDE con más jóvenes que no estudian ni trabajan, solo detrás de Turquía e Israel y aunque la problemática es mundial, la batalla apenas inicia, dice Tapia.
“Un
solo actor no lo puede solucionar” y para afrontar el problema se
requiere una vinculación entre el gobierno, las organizaciones sociales
y las empresas. Deben ser “actores alineados”, insiste Mónica Tapia.
La sinergia es tan simple y al mismo tiempo muy compleja. Porque el gobierno con política educativas y laborales, pueden dar herramientas a los jóvenes,
pero el empleo lo crean las empresas. Es ahí donde hace falta un
vínculo de comunicación que podría crear las organizaciones sociales.
Este
jueves, “CLASE en Movimiento” sostendrá el encuentro “Más y mejores
oportunidades para los jóvenes” en la Facultad Latinoamericana de
Ciencias Sociales (FLACSO), donde abordarán los riesgos de la falta de
oportunidades para los jóvenes y cómo resolverlo a través de la
permanencia en la escuela, la necesidad de fomentar una conexión entre
el trabajo y la escuela y los programas de segunda oportunidad (para
concluir estudios).
De acuerdo con las organizaciones sociales
estas son las principales fallas para atender a la población joven que
no estudia ni trabaja:
1) Hay una visión negativa de los
jóvenes. Se ha criminalizado al grupo, y no se perciben como personas
responsables, trabajadoras o de confianza.
2) No existe una
política pública transversal que proteja y apoye a los jóvenes. No
existe una forma de abordar o captar a quienes no están dentro algún
sistema de educación o trabajo formal.
3) El modelo del sistema
educativo formal es obsoleto y ya no satisface las necesidades y
expectativas de los jóvenes. Por un lado, el sistema educativo formal a
nivel media superior está fragmentado; cada institución cuenta con
programas y visiones distintas. Hay poca movilidad entre sistemas
(CONALEP, Bachilleratos, CECATI, etc.)
4) Falta capacitación y
formación de docentes. No saben responder a las nuevas demandas e
intereses de los jóvenes. Tampoco cuentan con las herramientas
necesarias para formar a los jóvenes con las habilidades para la vida
para su desarrollo personal y profesional.
5) Los contenidos
académicos de la educación formal para los jóvenes tienen poca
relevancia y pertinencia. Hay una desconexión entre los contenidos
académicos y los conocimientos y habilidades que las empresas requieren.
6)
La deserción es uno de los principales problemas que hay que abordar,
así como entender los principales motivos de los jóvenes de tomar esta
decisión.
7) Falta una comprensión mayor de los jóvenes y su
problemática. Se reconoce que existen varios esfuerzos de investigación
en este tema, pero se encuentra dispersa y muchas veces no se conocen
todos los trabajos existentes.
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