Pedro Echeverría V.
1. Me refiero hoy a Peña Nieto, pero todos los que han estado en la Presidencia de la República –desde siempre- nunca se han ocupado de que haya un gobierno o un Estado honesto para cuidar los dineros del pueblo; al contrario, ellos son los que han propiciado y ocultado la gigantesca corrupción. Pero lo más grotesco o ridículo es que ese pueblo que sabe que lo esquilman, lo saquean, le hacen más profunda su miseria y hambre, le importa un bledo lo que suceda y parece que lo único que hace es “encomendarse a dios”. Diría: ¿Para qué calentarme la cabeza si la solución está en el cielo?
2. Y así nos siguen jodiendo el gobierno, los empresarios y el clero. Con el argumento de que toda la información relacionada con la investigación a Oceanografía es considerada “reservada y confidencial” y se maneja con “sigilo y secrecía (sic)”, el director de Petróleos Mexicanos Emilio Lozoya, se negó a explicar a la Cámara de Diputados por qué en los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón se benefició a la empresa de Amado Yáñez, investigada por presunto fraude a Banamex y supuesto lavado de dinero; además silenció qué funcionarios están implicados en el desfalco.
3. ¿Y los legisladores de partidos, el poder judicial y demás comisionados del IFE, TRIFE, Controloría, etcétera? Se la pasan a toda madre cobrando sus gigantescos salarios, compensaciones, realizando viajes de placer y haciendo buenos negocios a la sombra del poder. ¿Quién va a rebelarse contra la corrupción institucionalizada si durante años, muchos durante décadas, reciben del gobierno y particulares cuantiosas sumas de dinero? La inmensa mayoría de la población parece que no se da cuenta y le vale un cacahuate por su profunda ignorancia y contagioso temor.
4. En México, como en todo el sistema capitalista, los gigantescos fraudes y desfalcos de gobierno y empresarios se manejan con la más grande confidencialidad, el mayor sigilo y secrecía. Se le exige a todos los medios de información que guarden silencio porque está en juego todo el sistema social, económico y político. Imagínense que Fox, esposa e hijos vayan a la cárcel por hacer negocios de unos cuantos miles de millones de pesos; eso daría pie para que también Felipe Calderón, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y cientos de amigos y cómplices también sean apresados y encarcelados.
5. Imagínense que al rey de España, el famoso Juan Carlos de Borbón –que en los últimos años se ha exigido en las calles su desconocimiento por consumir enormes riquezas que no produce- junto a su hija y yerno, se les aplique la justicia que les corresponde por el gran escándalo financiero que se les achaca desde hace algunos meses. ¡Imposible! El sistema capitalista tendrá que apuntalar su sistema de vida, sus constituciones y sus leyes, por encima de cualquier cosa. En caso extremo podrán deshacerse de alguien, pero nunca de sus pilares en economía y política.
6. Así que en lugar de castigar los enormes fraudes en Oceanografía, en PEMEX, en Mexicana, en la CFE, el gobierno y los medios prefieren engañar o jugar con los imbéciles que aún les creen. En México, después del autoexilio de Porfirio Díaz, del asesinato de los presidentes Madero, Carranza, Obregón, de la renuncia de Ortiz Rubio del autoexilio del “jefe máximo”, Elías Calles, ningún otro presidente ha sido obligado a renunciar, asesinado y puesto en la cárcel, a pesar de que se demuestre que fue un delincuente. Hay reglas no escritas, valores entendidos, para que vivan como reyes o aristócratas. (11/III/14)
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