Después
de haber sido considerado uno de los mejores gobernantes que tuvo la
Ciudad de México y de que muchos lo llegaron a ver con posibilidades
serias de aspirar a la Presidencia en 2012, Marcelo Ebrard Casaubón
vive hoy un mal momento político derivado de varias decisiones suyas
que, a juzgar por el efecto negativo que han tenido en su carrera y en
su imagen pública, no resultaron ser las más acertadas para un político
que se precia de su inteligencia y su experiencia.
El primer gran error de Marcelo, que para muchos desencadenó su
declive político, fue el haber declinado la candidatura presidencial a
favor de Andrés Manuel López Obrador en 2012, cuando había elementos
científicos y de metodología para haber impugnado las encuestas que le
dieron ventaja al tabasqueño. El cálculo de Ebrard de que en ese
momento no le convenía ir a una presidencial donde ya había un gran
favorito, Enrique Peña Nieto, y creer que en 2018 tendría la misma
oportunidad que en aquel entonces parece haber sido equivocado.
Muchos seguidores del entonces jefe de Gobierno capitalino se
desencantaron ante esa decisión de hacerse a un lado y no dar la pelea
cuando muchos pensaban que ese era su momento y que era la mejor opción
para las izquierdas. En vez de aprovechar la inercia positiva que le
había dado una gestión innovadora y de avanzada social en la Ciudad de
México, Marcelo decidió esperar y privilegió su vida personal.
Todavía no abandonaba la jefatura de Gobierno cuando vino otra
decisión que a la postre no le favoreció: la designación de MiguelÁngel
Mancera como candidato a sucederlo fue una salida a la que se vio
orillado por haber apostado todo a un delfín que nunca le creció como
Mario Delgado. Mancera, con la enorme popularidad que ya entonces
acumulaba, se convirtió en un candidato fuerte que se la creyó y que
nunca sintió deberle nada a Ebrard. Por eso, cuando ganó las elecciones
del 1 de julio de 2012 con una votación histórica de 63.5% de los votos
(3 millones 28 mil 704 votos), el jefe de Gobierno electo sintió que el
suyo era un triunfo propio y no de su antecesor.
En cuanto salió de la jefatura de Gobierno, el panorama comenzó a
cambiar radicalmente para Marcelo Ebrard que, contrario a su
inteligencia, no advirtió las señales que ya no le favorecían. Durante
la transición comenzó a presionar demasiado a Miguel Ángel Mancera
tratando de influir en el diseño de su gobierno e incluso llegó a pedir
siete posiciones en el gabinete del jefe de Gobierno. A Mancera no le
gustó la presión ni el intento de maximato y azuzado por algunos de sus
cercanos, comenzó a rebelarse y terminó por cortar la comunicación con
Ebrard, a quien le redujo posiciones y dejó de escucharlo.
A la larga, ese distanciamiento que se produjo entre ambos no sólo
fue negativo para Marcelo sino para el propio Mancera, cuya
administración comenzó a ir a la deriva, y sin definiciones políticas
ni decisiones también entró en crisis. Pero el que más perdió fue
Ebrard pues no sólo se aisló y perdió parte de su grupo, sino que
además se debilitó su presencia dentro del PRD y sus antiguos aliados,
como René Bejarano y Los Chuchos, comenzaron a tomar distancia de él
hasta abandonarlo y, en el caso de los segundos, convertirse en sus más
feroces enemigos.
Hoy que busca dirigir el PRD, el ex jefe de Gobierno no sólo ha
perdido fuerza sino que su Movimiento Progresista ha sido aislado por
las corrientes que se disputan el partido. Esta semana, cuando se
anunció el cierre de varias estaciones en el tramo elevado de la Línea
12 del Metro, la máxima obra de su gobierno, por considerarla
“peligrosa” e insegura para los usuarios por errores y fallas en su
diseño y construcción, el golpe para Marcelo Ebrard ha sido devastador.
Y aunque él se defendió ayer desde Culiacán y dijo sentirse “tranquilo”
porque esa obra fue exhaustivamente auditada, lo cierto es que en el
Gobierno del DF, directo de la oficina de Miguel Ángel Mancera,
decidieron hacer públicas las fallas estructurales y los elevados
costos y sobregiros que tuvo esa obra.
Hoy, después de que su imagen estuvo en la cúspide como jefe de
Gobierno, Ebrard está muy solo y hay muchos que lo quieren ver fuera
del PRD, mientras desde su antigua oficina en el Zócalo se pone en duda
la transparencia de su gestión. No son buenos tiempos para don Marcelo
que va hilvanando tumbos.
NOTAS INDISCRETAS… Ayer el comisionado federal en Michoacán, Alfredo
Castillo, tuvo que hacer las veces de mediador entre los dos grupos de
autodefensas enfrentados en La Ruana, el de Hipólito Mora y el de Luis
Antonio Torres El Americano. Y aunque se entiende que el objetivo es
evitar que se desate la violencia entre estas dos facciones armadas, la
pregunta es: ¿al comisionado lo enviaron a resolver los problemas de
todos los michoacanos o de las autodefensas?.. En vísperas de la
definición de las leyes secundarias de telecomunicaciones, el
secretario del ramo, Gerardo Ruiz Esparza, reforzó su equipo con el
nombramiento de Alfonso Rivera como coordinador de asesores… Batimos
los dados. Otra Serpiente.
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