A un año del desastre ecológico, empeora situación de habitantes
Se cumplió un año del macro derrame de tóxicos vertidos en los ríos Bacanuchi y Sonora, en el estado norteño del mismo nombre.
Lo que desde un principio se consideró un desastre ecológico, por los 40 mil metros cúbicos de sulfato de cobre acidulado tirados al agua por la Minera Buenavista, de Grupo México, hoy es visto también como un desastre moral.
En el balance ciudadano se afirma que el problema no ha sido abordado como se debe, con la seriedad y responsabilidad que merece.
La doctora en Ecología Reina Castro Longoria afirmó que el impacto del daño ecológico y social se agrava a medida que el tiempo pasa.
Las medidas para recuperar el río Sonora no se han llevado a cabo a pesar de que las autoridades han declarado que sí. La economía en los pueblos está devastada y ni se diga sobre la salud de las personas.
La investigadora de la Universidad de Sonora (Unison) denunció que los problemas en la salud se acrecientan a la par que aumenta la destrucción de la naturaleza.
Criticó que ante la protección que las autoridades han dado a la empresa responsable del derrame, las y los afectados tendrán que acudir a las instancias internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), donde ya está la demanda de los mineros de Cananea y de algunos pobladores del río Sonora.
Las y los habitantes tienen el derecho a vivir tranquilos, con calidad de vida y ésta se ha deteriorado; el derecho al trabajo se lo están brincando y el derecho a la salud se está yendo al desfiladero, abundó Castro Longoria.
Lamentó que el panorama no es halagador: “Más bien es triste, ya que estamos viendo la destrucción de la salud sin que nadie haga nada. Si el envenenamiento del río Sonora sigue sin atenderse, se está condenando a las futuras generaciones antes de que nazcan”.
La doctora en Ecología advirtió que los encargados de la salud deben de tomar en cuenta que también hay responsables por el daño ecológico, y que una de las medidas sería que pagaran esta afectación y contribuyeran a tener una mejora en las instalaciones sanitarias.
“Hay tecnología de punta en el mundo para que los responsables la implementen en sus mineras y no seguir provocando más desastres”, demandó.
“BARBARIE TOTAL”
Martha Patricia Velarde, originaria del municipio sonorense de Baviácora, aseguró que la situación por el derrame tóxico “está peor” que cuando empezó hace un año. Esto es porque los problemas de salud son muy graves –sostuvo–, ya que las afectaciones que se pensaba aparecerían en mediano y largo plazo se presentaron ya.
Narró que su nieta de siete años de edad estuvo hospitalizada durante siete horas con sangrado de riñón y pielonefritis (infección del riñón y de la pelvis renal). El médico le dijo que el órgano vital podría empezar a encogerse.
Martha Patricia denunció que la Unidad de Vigilancia Epidemiológica (UVEAS), en el municipio de Ures, brinda una atención muy deficiente, la demanda es muy alta, el espacio es
reducido, y no atiende ningún especialista en toxicología.
Los especialistas que atienden son internistas, dermatólogos y pediatras, pero no hay una persona especializada en contaminación por metales pesados.
En lo ecológico “estamos peor que nunca”, dijo la mujer. Y es que en la Loma Sur de Baviácora, donde ella vive, los “piperos” que reparten agua la recogen de los pozos, y ahí el vital líquido es de color anaranjado.
Lo que los funcionarios hacen en lugar de castigar o exigir la reparación y sobre todo rescatar el río y dar atención en salud, es “confundir y premiar a Germán Larrea (director de Grupo México) con la operación de una nueva mina: la Minera Del Pilar, a 45 kilómetros de la Minera Buena Vista”, aseguró Velarde.
Enumeró las acciones que no se han cumplido: el río Sonora no se ha limpiado, la remediación no se ha hecho. Lo primero que debió hacer la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) –de la Secretaría de Salud– es abrir las 36 potabilizadoras con ósmosis inversa y separadoras de metales.
“Eso nos daría una garantía sobre la salud, garantía que actualmente no tenemos”, lamentó Martha Patricia. Los casos reconocidos de afectaciones por el agua tóxica rebasan los 600, detalló.
Se sumaría la gente de Hermosillo, capital del estado, la de los ejidos que están a un lado de la presa El Molinito, como Topahue, Buena Vista, San José de Gracia, El Molino de Camou, Fructuoso Méndez, San Juan, San Bartolo y La Mesa del Seri.
Otra acción no cumplida –prosiguió Velarde– es la instalación de un hospital de alta especialidad, “por lo que tendremos que atendernos con nuestros propios recursos; esto es la barbarie total”, concluyó.
NUEVOS CASOS
Poco a poco las afectaciones llegan al sur del estado, pues como una metástasis los contaminantes corren por el agua del río Sonora.
Alma Haydée Ocejo Moroyoqui es una maestra jubilada que vive en La Victoria, pero trabajó en los pueblos del río Sonora instalando tinacos. Comía, se bañaba y estaba en contacto con el agua de los pueblos.
Dijo estar convencida de que las escoriaciones que al principio fueron intermitentes, y que ahora están en todo su cuerpo, son producto del contacto con el agua contaminada.
Brazos y piernas son los más afectados por una especie de salpullido grave que arde “como pequeñas brazas”, calentura, dolor de cabeza, comezón, pero no se alivia con los remedios caseros. Los análisis para descartar dengue o riketsia, en sangre y orina, salieron negativos, por lo que el diagnóstico fue alergia.
Con el desagüe de la presa El Molinito, Alma Haydée teme que el agua de su comunidad, La Victoria, también se contamine.
Camila y Jesús Antonio tienen seis y dos años de edad, respectivamente. Su mamá, Yadira Juárez, habitante del ejido El Tronconal, expuso que desde hace un mes notó que a los niños les salieron unas ronchas que primero tenían aspecto de ámpula.
Los llevó al IMSS y le recetaron antibiótico y baño coloide. Sin examen alguno, el diagnóstico fue infección en la piel. La niña tomó el medicamento y se le desaparecieron las ronchitas, pero le volvieron a salir.
Cuando a la niña parecía quitársele el padecimiento, le empezaron a salir al niño. La joven madre decidió no darle el antibiótico y sólo el baño coloide, pero como no se le quitaron se lo suministró. De momento desaparecieron, pero igualmente le volvieron a salir.
Igual que todas las y los pobladores del río, Yadira expresó su preocupación de que la reacción se deba al contacto con el agua contaminada que proviene de la presa El Molinito.
“DEJEN DE MENTIR”
La química ambientalista Rosa María O’leary criticó a las autoridades encargadas de proteger el medio ambiente, las cuales deberían sancionar a los responsables por el macro derrame de metales pesados en el río Sonora y sus consecuencias.
“Que dejen de mentir; es una responsabilidad muy grande que hay con el pueblo de Sonora y con el pueblo del río. Que dejen de hacer el trabajo sucio a Grupo México, es lo que les pediría”, externó.
A un año del desastre ecológico lamentó la vergonzosa actitud del gobierno. “Su actitud es ridícula, absurda y se ríe de ellos Germán Larrea. Hay enfermedades que no se están monitoreando. Lo pedimos, al menos por la salud de las y los niños y las mujeres en edad de gestación; análisis para ver los alcances a corto, mediano y largo plazo. Nos salen con que no pueden saber desde cuándo está el daño”, explicó O’leary.
Metales pesados, tóxicos y altos niveles de aluminio se encontraron en el agua de la presa El Molinito. “Quiero decirle a la población de Hermosillo que han aumentado los casos de Alzheimer en gente cada vez más joven, y casos de niños autistas relacionados a la presencia de aluminio en el cuerpo”, alertó la experta.
“Piensen en el aumento de los casos de diabéticos, cancerosos, gente con insuficiencia renal. No hay hospitales, no hay medicamentos, no hay salarios, no tenemos nada y ni siquiera nos defendemos un poquito de tanta injusticia”, reclamó.
URGE APOYO PSICOSOCIAL
Olympia Salazar, psicóloga y maestra en la Unison, y vicepresidenta de la Red de Apoyo Psicosocial en Crisis, explicó que una de las situaciones que requieren intervención de emergencia es cuando después de un desastre todas las actividades se ven trastocadas.
“Las personas pierden su vida normal, el trabajo no es igual; todo esto se suma a la emergencia por el agua contaminada”, detalló.
“El río Sonora es la fuente de vida, por lo que al ser visto ahora como un factor de riesgo produce inseguridad. La intervención de la Red de Apoyo Psicosocial puede fortalecer justo en la parte de la seguridad, pero no la material, sólo la emocional y psicológica”, acotó Salazar.
Agregó que en el caso del río Sonora, ante el desastre ecológico la comunidad corre el riesgo de fracturarse. Lo psicológico no es una necesidad tangible, por eso nunca se considera en un modelo de reparación del daño.
BALANCE OFICIAL
Contrario a la opinión ciudadana, la comisión presidencial nombrada para atender la contaminación del río Sonora dio un informe a manera de rendición de cuentas en materia de medio ambiente, salud y agricultura.
En la parte de la vigilancia epidemiológica, que constituye una de las grandes preocupaciones de la población del río Sonora, se informó que las actividades están ordenadas en tres fases.
En la primera de ellas, “Evaluación y contención”, se han atendido a nueve mil 502 pacientes. En la segunda, denominada de “Seguimiento, atención y coordinación”, se habla de mil 373 pacientes. En cuanto a la tercera fase, la de “Vigilancia epidemiológica y ambiental”, se promete dar seguimiento a la población en riesgo durante 15 años.
Sobre las afectaciones a la salud, la comisión reconoció 360 casos detectados de personas afectadas con síntomas por padecimientos en la piel, como dermatitis atópica, seborreica, hiperqueratósica, quemaduras e irritación en la piel.
Se registraron 25 casos de padecimientos gastrointestinales y 15 por padecimientos oftalmológicos. Once se refieren a padecimiento neurológico sin especificar a qué se refiere, y dos cardiovasculares.
Del total de 360 casos detectados, se ha entregado una compensación de resarcimiento de daños a 179 personas, según el informe.
Foto: Silvia Núñez Esquer, corresponsal
Por: Silvia Núñez Esquer, corresponsal
Cimacnoticias | Hermosillo, Son.-
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