Juan Arturo Brennan
Paradoja perfectamente
comprensible: la actual imposibilidad absoluta de realizar actividades
culturales en vivo con público ha desatado una auténtica explosión de
música en línea que cubre una gama enorme, casi infinita, de ideas,
formatos, expresiones, modos de producción y vías de difusión, que van
desde los esfuerzos individuales de quienes reparten música en vivo
desde su estudio, hasta el reciente, monumental Festival Mahler que el
Concertgebouw de Ámsterdam realizó en línea. Un ejemplo actual,
interesante y bien logrado, es la pieza coral Islas, escrita en
Alemania por la compositora mexicana Diana Syrse a pedido expreso de la
Universidad Nacional Autónoma de México, a través de El Aleph. Festival
de Arte y Ciencia, que se desarrolla en línea por estos días.
La presentación de Islas en El Aleph incluyó breves
intervenciones de la propia compositora, del dramaturgo Martin Mutschler
(coautor del texto, con Diana Syrse), Homar Sánchez (editor de audio y
video) y Marco Antonio Ugalde, quien dirige aquí (hasta donde se puede
hablar de dirigir, dadas las circunstancias) al Coro de Cámara Staccato.
En su intervención, Mutschler afirma, entre otras cosas, que la
intención al hacer esta pieza videomusical era presentar al espectador
algo más que un coro cantando. Y en efecto: el video está ensamblado
básicamente con imágenes de manos, tierra, agua, espacios, sombras,
luces, formas y, sí, los intérpretes cantando. Entre ellos, por cierto, y
en calidad de solista, la propia Diana Syrse, quien además de
compositora es cantante, y por ello tiene un especial reconocimiento
como creadora de partituras vocales.
A su vez, Homar Sánchez mencionó el dato duro de que los coros
virtuales no son una novedad en la red; de hecho, este tipo de mosaicos
corales se han estado realizando y divulgando desde hace ya varios años.
La diferencia es que en estos tiempos ya no se trata de una novedad o
de un experimento, sino de una necesidad apremiante. (Recomiendo, entre
las propuestas pioneras y exitosas, la revisión del video de la obra Lux Aurumque,
del compositor estadunidense Eric Whitacre.) Como bien menciona
Sánchez, por el momento no nos queda otra que tolerar las enormes
dificultades y limitaciones técnicas que conlleva este tipo de montajes
musicales virtuales.
Islas es una obra escrita para voces habladas, cantadas,
suspiradas, murmuradas, percutidas, utilizadas como instrumentos. A lo
largo de la breve y expresiva partitura, Diana Syrse construye un
discurso sonoro bien articulado que, no obstante sus diversos momentos
de superposición de varias ideas, mantiene siempre la claridad. Desde el
punto de vista del estilo general de la pieza, la compositora se vale
de algunas herramientas provenientes de lenguajes y expresiones
populares (es posible detectar, por ejemplo, algunas armonías cercanas
al mundo del jazz), bien contrastadas con episodios que están
construidos con elementos cabalmente contemporáneos. Entre estos
episodios hay uno particularmente interesante, cercano al final de la
obra, en el que Diana Syrse construye una especie de Babel sonora (cuya
representación en imagen refuerza el efecto buscado) que solicita del
oyente una concentración especial. En lo que se refiere al texto, sería
posible destacar varias ideas y conceptos interesantes, entre los cuales
hay una frase contundente, y que es relevante no sólo hoy en tiempos de
pandemia y encierro, sino que tiene un alcance más universal:
Cuando las islas se vuelvan un solo continente. De viva voz de la compositora:
Islas es una obra auténtica y sencilla, que no tiene otra intención más que la de mostrar nuestra experiencia durante el aislamiento.
Como corolario a esta reseña particular, vale decir que Diana Syrse
es una de nuestras compositoras más interesantes, y que su música bien
merece ser explorada por los melómanos interesados en la producción
nacional. A la fecha, no hay mucha obra suya grabada, pero hay varios
ejemplos distribuidos en el muy famoso tubo musical cibernético.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario