Autor: Miguel Concha Malo *
México padece una sistemática violación
en los derechos sociales de su población. En este artículo me ocuparé
de violaciones sobre todo al derecho a la salud y a la alimentación de
las personas. Tomo como base un valioso documental presentado en
semanas pasadas en diversas salas de cine de la Ciudad México, entre
ellas la Cineteca Nacional, titulado Dulce agonía (www.youtube.com/watch?v=4Y-WslZoV9c).
Precisamente es en esta polémica cinta donde se da rostro y nombre a la
catástrofe nacional provocada por la epidemia de la obesidad y la
diabetes. El primer dato es por demás alarmante: 500 mil personas
murieron por diabetes en el sexenio pasado. Hoy en día, más de 4.5
millones de enfermos no tienen una atención médica adecuada y de
calidad en el sistema público. Además, en 2013 se registraron 75 mil
amputaciones en México provocadas por la diabetes.
Dulce agonía expone ante la
opinión pública un Estado ausente y omiso en la protección de los
derechos a la salud y a la alimentación, y a su vez pone de manifiesto
la intervención de capitales privados para que los gobiernos omitan
todo tipo de política pública en materia de regulación, que busque
frenar la epidemia que han generado grandes corporaciones del ámbito
refresquero y de alimentos industrializados.
El documental entrelaza las historias
de Gonzalo Hernández, Pedro López, María Velázquez, Alfonso Vizcarra,
Aurora Sandoval y José Ramírez, todas ellas son personas en edad
productiva, pero que a causa de su enfermedad enfrentan severos
problemas de salud –que además les representa un gasto que no pueden
pagar– y que van desde amputaciones hasta la muerte, pasando por la
ceguera. A través de este medio audiovisual se evidencian las formas
perversas que usa el mercado de la industria refresquera, y cómo éste
adapta su publicidad y costos para llegar incluso a los pueblos
indígenas de México, mediante la publicidad en su propia lengua,
disminuyendo los precios de sus productos con respecto a otras zonas
del país incentivando el consumo del refresco, para finalmente invadir
así sus ritos y costumbres.
Expertos de diversas instituciones
señalan con mucha razón en el documental que, al ritmo que crece la
epidemia de diabetes, no hay capacidad humana y recursos públicos
suficientes en los estados para atender el denominado “pie diabético” e
impedir amputaciones. Por ello es recurrente que el sector salud
realice, como principal medio para resolver esta situación, ablaciones
masivas. Se pueden escuchar las voces de destacados médicos,
nutriólogos, pediatras y especialistas en el tema, tales como Julieta
Ponce, del Centro de Orientación Alimentaria, AC; Marcos Arana, del
Observatorio Ciudadano por el Ejercicio del Derecho a la Salud; Kelly D
Brownell, del Centro Rudd para Políticas Alimentarias y Obesidad de la
Universidad de Yale; y Walter Willet, de la Escuela de Salud Pública de
la Universidad de Harvard, entre otros.
Por su parte, el médico Francisco
Martínez, de la Sociedad Mexicana de Oftalmología, comenta que la
diabetes es la primera causa de ceguera en la población económicamente
activa. Se trata de un mal irreversible y representa, primeramente para
las familias y en general para el país, un impacto económico muy grande
y difícil de solventar.
Según la información proporcionada en
el documental, el costo total de la diabetes en México pasó de 2 mil
970 millones de pesos en 2003, a 8 mil 836 millones en 2010. Y de
acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico, una persona con sobrepeso gasta 25 por ciento más en
servicios de salud, presenta ausentismo laboral recurrente, y gana
menos del 18 por ciento que el resto de la población sana.
En la entrevista que hicieron al
relator especial sobre el Derecho a la Alimentación, de la Organización
de las Naciones Unidas, para este trabajo, se advierte sobre la “Coca-Colonización”
que sufre México. El relator hace un llamado al Estado mexicano para
proteger el derecho de las personas a la salud y sugiere, como siempre
lo ha hecho, que se modifiquen las políticas públicas, pues deberían
contener un fuerte componente de prevención, el cual comienza por
incentivar y transversalizar otros hábitos de alimentación
entre las personas y las comunidades. El filme señala también el grado
de responsabilidad que tiene esta empresa en la epidemia de diabetes
que vive México, y cómo es que con el paso de los años va en aumento el
consumo de estas bebidas y, por tanto, la imposibilidad de frenar este
grave problema.
En el caso de las niñas y niños el
panorama no se muestra mejor. Actualmente se ha observado una alta
cifra de infancia con diabetes como consecuencia del deterioro de
hábitos alimenticios y de la alta ingesta de bebidas y productos
azucarados. El médico Juan Rivera, director adjunto del Centro de
Investigación en Nutrición y Salud del Instituto Nacional de Salud
Pública, comparte que uno de cada tres escolares y adolescentes tiene
sobrepeso u obesidad, lo que hace que México sea uno de los países que
tiene prevalencias mayores en todo el mundo. En la Encuesta nacional de salud y nutrición 2012, la prevalencia de sobrepeso para la población escolar (5-11 años) fue de 19.8 por ciento, y la de obesidad de 14.6 por ciento.
El médico Salvador Villalpando, quien
dirige la Clínica de Obesidad del Hospital Infantil de México Federico
Gómez, pregunta: “¿Te costaría trabajo pensar en un niño de 11 años que
tuviera presión alta, colesterol alto, resistencia a la insulina y con
inflamación de hígado? Eso es lo que vemos acá en la Clínica de
Obesidad. Niños de 8, 9, 12 y 15 años que ya tienen este tipo de
enfermedades”. En el testimonio que proporciona el documental recuerda
que hace 15 o 20 años, del total de los niños que tenían diabetes, más
o menos el 80 por ciento era de tipo 1, la cual es genética y no se
relaciona necesariamente con la obesidad. Sin embargo, en esta década,
vemos que el 80 por ciento de los niños que tienen diabetes es de tipo
2, relacionada con la mala alimentación a la que acceden, ya sea en las
escuelas o en sus hogares.
Coincidimos con las diversas
organizaciones, académicos, especialistas y personas que comparten sus
testimonios en el documental Dulce agonía en señalar que esta
epidemia podría devenir en un total colapso del sistema nacional de
salud en México. Es urgente, por tanto, que el Estado transforme sus
políticas públicas y construya con la sociedad en su conjunto una
política alimentaria que nutra a las personas, reactive el campo
mexicano y nos garantice nuestro derecho humano a bien comer.
Es muy recomendable ver el documental,
porque nos interpela sobre cómo y qué comer en nuestra vida cotidiana.
Nos motiva además a reflexionar sobre la responsabilidad de las
empresas en las violaciones de los derechos a la salud y a la
alimentación de las personas y comunidades. Devela igualmente las
falacias del discurso predominante, que culpa de esta epidemia de
obesidad y diabetes únicamente a los consumidores, y trata también de
ocultar la responsabilidad del Estado y de las grandes corporaciones de
alimentos faltos de componentes nutrimentales y de bebidas azucaradas.
*Filósofo, sociólogo y teólogo; director del Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, OP, AC
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